SEVILLA. “Soy un chico de playa”. Con esa frase, Diego Calvo, CEO y cofundador de Concept Hotel Group, resumía buena parte del espíritu de la compañía ibicenca, una de las protagonistas durante la primera jornada de Tourism Innovation Summit, que concluye mañana en Sevilla. En su propuesta, el viaje empieza en el propio hotel, que es parte fundamental de la experiencia turística. Calvo y su equipo han ‘salpicado’ Ibiza de hoteles con una historia detrás, inspirados en cinco pasiones: música, arte, diseño, moda y cine.
La cadena fue pionera en detectar que el relato y el vínculo emocional ganaban peso a la hora de elegir un hotel. “Todo el personal es partícipe de la ‘película’ que montamos en el hotel. Y a eso sumamos el contenido que generamos, particular en cada uno de ellos. Por ejemplo, Cubanito recrea el ambiente en La Habana de los años 50. Dos días a la semana se imparten clases de salsa de las que no solo pueden disfrutar los huéspedes, sino también la población local". Hacia el final del verano celebraron una versión reducida del festival Sonorama en un recinto creado a la medida de los eventos musicales y culturales. Diego Calvo añadía que, en definitiva, la base de su negocio está en la experiencia. “Ofrecemos algo diferencial. Los clientes vuelven a casa con cosas que contar”.
Y aunque todo marcha bien, la compañía quiere seguir creciendo desde nuevas ideas en apariencia, y solo en apariencia, irrealizables. “Pretendemos que nuestros hoteles más emblemáticos -Paradiso, Romeo’s, Tropicana- sigan siendo únicos, pese a que cada uno de ellos tiene bastante carácter como para convertirse en una cadena independiente”. La última creación de Concept Hotel Group es Mongibello, con el que han roto la barrera de las 100 habitaciones en un establecimiento al más puro estilo amalfitano. Uno de los proyectos que más ilusionan a Diego Calvo es Los Felices, el primer hotel del mundo dedicado al sector de la moda en su conjunto. También prevén entrar en el mercado hotelero del lifestyle urbano, y derribar algunas barreras en un segmento muy competitivo. Además, en 2025, abrirá sus puertas un hotel inspirado en el Acapulco de los años 60, cuando la ciudad mexicana era el refugio de las estrellas hollywoodienses.
Inversión y corazón
Diego Calvo no ocultaba que, si el plan es ambicioso, detrás necesitan inversores potentes. Esta multiplicidad financiera no implica en su caso que la filosofía del proyecto se vea alterada. “El corazón y el alma de la compañía están bien protegidos. Es importante marcar ciertas líneas rojas, pensando en el futuro”.
En los próximos años es previsible que la empresa se mantenga en la pole de la disrupción. “Lo que más nos pone es localizar edificios en desuso, abandonados, darles la vuelta al completo, y convertirlos en nuestros hoteles. Pensar en el concepto antes que en el plan de negocio. En el diseño y la arquitectura. Ahí está la chispa. No venimos de familia de hoteleros. Hemos empezado desde cero, y en ese barro hemos tenido que adaptar edificios que no siempre estaban en un sitio idílico”. ¿Ha merecido la pena? “Lo que más me motiva es darles vida”.
La empresa tiene varios ases en la manga. Han pulsado la tecla correcta de un tipo de cliente al que no le gustan los vicios inmovilistas del sector turístico. “Ojalá en los hoteles trabajaran tantos creativos como en la industria de la moda. Por desgracia es un mundo muy conservador y tradicional. Y es una pena, porque tenemos al cliente 24 horas con nosotros para sorprenderlo constantemente. La moda solo puede hacerlo en el momento previo a la compra, con campañas diferenciales. En el turismo, es difícil salir de la foto de la pareja bebiendo champán”. Otra garantía indudable para Diego Calvo es que Ibiza, en sí misma, es una marca reconocida y valorada en todo el mundo. “2022 fue un año record para nosotros y las perspectivas para este año y el siguiente son excepcionales”.