Detrás de un pequeño gesto como abrir el grifo hay decenas de procesos previos para permitir que el agua llegue hasta casa. Nadie lo pensaría porque este elemento no falta en el día a día. Pero la innovación juega un papel cada vez más crucial en la gestión eficiente y sostenible de este líquido. Solo hace falta mirar al cielo.
El hub de Dinapsis —su nombre es una mezcla de ‘digitalización’ y ‘sinapsis’—, ubicado en las últimas plantas de la Torre de Cristal de Madrid, se presenta con un aspecto aséptico a semejanza de la labor que desempeña este centro neurálgico en proveer de las últimas herramientas a administraciones e instituciones, tanto públicas como privadas.
Todas, con el propósito de mejorar la toma de decisiones en la gestión del agua, del medio ambiente y la salud ambiental. Como no podía ser de otra manera en el grupo Agbar, dedicado a este ámbito desde hace más de 150 años. Impresiona mirar por la ventana y pensar que esta empresa sirve agua a 13 millones de habitantes, casi el 25% de la población española. En otras palabras: uno de cada cuatro ciudadanos consumen agua tratada por Agbar.
Pero lejos de amilanar, enorgullece a los miembros de la compañía que reciben a Innovaspain en estas instalaciones para deshojar la innovación del sector del agua y que, por cierto, tienen “las puertas abiertas” a agentes tanto públicos como privados, señala Álvaro Rodríguez, responsable de Planificación Hidrológica del centro Dinapsis de Madrid.
Aquí se reúnen prácticamente todas las tecnologías existentes: Inteligencia Artificial, Internet of Things, Machine Learning o el uso de drones. Hay más, como Realidad Virtual o Aumentada; Data Analytics y Computer Vision (visión artificial). Todas sirven para alcanzar la acuñada como transformación “ecodigital”.
“Una red de hubs”
Así define Dinapsis Guillermo Mas, director de Innovación en Agbar. “Dinapsis es una red de hubs. Somos varios centros, no un único centro, que están repartidos por todo el territorio”, corrobora. En la actualidad, se ubican en Benidorm —“un caso paradigmático”, apunta, al aunar una ciudad compacta con una gestión “muy eficiente” de sus recursos—; Región de Murcia; Costa del Sol: Albacete; Madrid y Barcelona. Al igual que los dos últimos hubs puestos en marcha: Dinapsis Valencia y Dinapsis Canarias.
Cada uno de ellos con una especialidad concreta, pero todos interconectados. Por tanto, el de Benidorm aborda la gestión urbana del agua y las infraestructuras verdes y azules. En la Región de Murcia, el equipo es experto en los usos del agua y el riesgo climático. En Barcelona, en cuestiones de agua resiliente e IoT Climate Change. Desde Madrid se encargan de los recursos hídricos y la salud ambiental. En Valencia, de industria sostenible y economía circular. En Albacete, estrés hídrico y desarrollo territorial. El ubicado en la Costa del Sol se centra en cuestiones relativas a resiliencia hídrica y neutralidad del carbono. Y, por último, en Gran Canaria y Tenerife, el hub domina el ámbito del agua desalada y el turismo sostenible.
Así, cualquier proyecto o actor interesado en obtener herramientas o desarrollarlas en cualquiera de esas temáticas “se vehicula a través de la red” para que tenga encaje en el hub correspondiente, agrega Mas. Este apunta además que buscan ser un “elemento de cohesión con el ecosistema” mediante, por ejemplo, alianzas con actores locales.
Sin perder el foco, eso sí, en que hablar de Dinapsis es hablar de una transformación “ecodigital” que engloba “procesos, personas y tecnologías”. Todas conforman un círculo que desde estos centros se busca incrementar, para afianzar la transformación digital “de las operaciones y los servicios urbanos”.
Agua
En estos tres escenarios Dinapsis desarrolla distintas herramientas. Sin duda, una de las que destaca por su potencial y atractivo tiene que ver con el “core”, como lo califica Mas, de la actividad de esta red de hubs: el agua. Y es que en la gestión avanzada de plantas ya avanzan —todo lo que permite la actual normativa— hacia la transformación de las depuradoras “en nuevos paradigmas”, declaran desde Agbar: como son las biofactorías.
“Procuramos que sean instalaciones que produzcan activos verdes y de kilómetro cero. Que estas biofactorías puedan producir energía a través de biogás, hidrógeno verde, fotovoltaica; pero también arenas, tecnosuelos. Y por supuesto también agua regenerada (riego…), y agua a la carta (industria)”, desgrana Mas.
Sin ir más lejos, el ejemplo de biofactoría más avanzada en España está en Granada. Aunque sin duda, el buque insignia en este sentido es ‘La Farfana’ de Chile, puntera “a nivel mundial”. Esta instalación “no desperdicia ni un litro de agua” debido a los acuerdos alcanzados con todos los regantes de la zona, aseguran desde la compañía.
Por otra parte, también ofrecen soluciones relativas al agua para la experiencia de cliente y los procesos comerciales. Para la telelectura, gracias a su red de alrededor de dos millones de telecontadores repartidos por todo el territorio nacional. Sin olvidar otras centradas en la operación avanzada de las redes de agua potable y residual; los activos de campo; o los recursos hídricos asociados al agua de la red en alta. Es decir, desde las potabilizadoras hasta la llegada a las poblaciones, primero, y después distribuyéndola a cada punto de suministro. Y por último, otras para la centralización de las operaciones.
Ciudad: el caso del parque de ‘La Marjal’
Como agentes “enraizados” en el tejido urbano, destaca Mas, también cumplen una importante función. En este caso, son artífices de desarrollar indicadores mediante tecnologías vía satélite que ayudan a “primero, predecir, y luego gestionar”. Además, y en plena crisis climática, la movilidad urbana ha pasado a ser una de las prioridades en las agendas de los consistorios de grandes urbes. Dinapsis también proporciona aquí soluciones, en este caso enfocadas a salud ambiental. “Muy orientado sobre todo a cómo afecta la movilidad a la contaminación, y cómo se pueden trabajar estrategias para cambiando dinámicas que haya un mejor entorno urbano y más respirable”.
Pero sin duda, la aplicación práctica en el caso del parque de La Marjal, en Alicante, de la gestión de espacios y biodiversidad es digna de explicar. Este parque del que disfrutan los vecinos está preparado para inundarse. De hecho, indican desde Agbar, es uno de los dos parques inundables que hay en Europa. El otro está en Dinamarca.
La cualidad diferencial de este es que está situado en una zona susceptible de sufrir inundaciones producto, por ejemplo, de la — cada vez más habitual— DANA que asola la costa mediterránea. Así que, cuando llega y se registran lluvias muy por encima de lo normal, los sistemas de recogida de agua desvían el exceso de esta hacia el parque, que queda completamente sumergido y pasa a parecer un lago. Una vez remite la tormenta, esa agua va a la depuradora y se reutiliza. “Mucho más eficiente medioambientalmente y económicamente”, sentencian fuentes de la compañía.
El potencial de los datos en la gestión del agua
Rodríguez coge unas gafas de Realidad Aumentada, toma los mandos y sobrevuela un mapa en 3D de una zona sensible a sufrir sequías. Los acuíferos son clave para contrarrestar las consecuencias. Pero la “cuña” de agua dulce y salada propia de una zona costera está desequilibrada, de tal manera que el agua del mar penetra más de lo normal. La culpa la tiene la sobreexplotación de los pozos.
Todo ese proceso se ha podido explicar sin visitar el terreno. Gracias a la toma de datos y la colocación de lectores en cada uno de esos acuíferos. Estas herramientas predictivas, en el ejemplo anterior, sirven para evitar que se consuma agua salada. Pero en otros “salvan vidas”, recuerda el responsable de Planificación Hidrológica de Dinapsis Madrid.
¿Cómo se consigue obtener tal magnitud de datos? No es ningún secreto. Se extraen de los que hace públicos la administración estatal. “Todas las Confederaciones Hidrográficas tienen sus datos, y hemos agrupado en un único punto toda la información que hay distribuida por todo el territorio nacional”, explica.
Ya se trabaja para ofrecer predicciones a futuro lo más precisas posibles, continúa. Junto al trabajo con CETAQUA (centro tecnológico de referencia de Agbar) se están diseñando modelos y algoritmos basados en IA para poder hacer predicciones a “tres o seis meses, e incluso al año” para conocer la evolución de los volúmenes embalsados.
El objetivo no es otro que poder poner a disposición del gestor una herramienta que permita la mejora en su toma de decisiones. “Pero queremos ir más allá”, avisa Rodríguez. Por eso el proyecto que llevan a cabo junto al Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) será el siguiente paso. “Poner toda la oferta de agua existente en una zona, y mediante diferentes modelos poder definir cuál es la mejor estrategia de actuación durante los próximos meses”, avanza. Así sería mucho más fácil cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, por ejemplo.
Además de los usos mencionados, también se puede comprobar si se cumplen los caudales ecológicos en tiempo real. En este sentido, la normativa también regula el nivel de aguas superficiales y subterráneas que ha de haber. Y ese también lo mide la herramienta de Dinapsis.
Desde Madrid se desarrollan indicadores que permiten ver cuál va a ser la evolución de sequía y escasez, más importante que nunca debido a las cada vez más recurrentes y largas olas de calor. Así, si las gráficas que miden estos valores entran en alerta, salta un aviso y los gestores pueden tomar las medidas oportunas “con sus propias herramientas”.
El campo de soluciones es prácticamente ilimitado. Ahí también entran los sistemas de alerta temprana para advertir de si habrá lluvias, de cuál será su intensidad y detectar qué zonas van a ser las más afectadas, horas antes de que ocurra cualquier desastre.
También hay hueco para el uso agrario, en el que mediante teledetección, con el tratamiento de imágenes, desde Dinapsis son capaces de poder determinar una determinada parcela o el estrés hídrico (es decir, si se riega más o menos).De hecho, hay comunidades de regantes que usan esta herramienta.
Un ecosistema enorme
Cada hub de Dinapsis, como ya se ha mencionado, participa de los distintos agentes de la sociedad. De las maneras más diversas, abarcan actuaciones en formación; administración; sociedad civil y con el tejido empresarial.
El responsable de ecosistemas de innovación abierta de Agbar, Ramón López, hace un repaso por el amplio programa de actividades que desarrolla esta compañía. Desde los IoT Hackatons, centrados en una temática concreta, al Dinapsis Open Challenge, un programa que ya cuenta con ediciones en Benidorm y Región de Murcia,, cuyas startups ganadoras trabajan ya con el equipo en el desarrollo de pruebas piloto para responder a los retos definidos por las Administraciones locales.
Hay mucho más: Distrito Cambio Climático consiste en la gestión de startups centradas en cambio climático y, a su vez, es una incubadora de emprendimiento. El proceso consiste primero en ponerse en contacto con las empresas, y segundo, en elaborar proyectos para ejecutar sobre todo en la zona de la Vega Baja”, detalla López.
También se realiza compra pública de innovación para el desarrollo de proyectos en distintos puntos de España; los Dinapsis Digital Papers, “documentos inspiracionales”; el proyecto con el Barcelona Supercomputing Center (BSC) para la aplicación de Aprendizaje Reforzado en la gestión de la red de distribución de agua, además de otros proyectos que abarcan cada rincón de las nuevas tecnologías.