Nació en 2005, en el momento en que comenzaba a regularizarse jurídicamente el uso de drones. Casi dos décadas después, la labor de la escuela Drone by Drone tiene más sentido que nunca en un mercado, el de los drones, que ofrece oportunidades laborales emergentes. “Tenemos muchos alumnos, es un sector en auge", confiesa Ander García, gerente de Drone by Drone. La operadora vasca de drones ofrece formación para obtener la titulación obligatoria que permite trabajar en este ámbito.
La formación supone un tercio de la facturación de nuestro negocio y actualmente tenemos una media de 60 alumnos al año, aunque creo que este número aumentará a medio plazo, porque es un sector nuevo y con esperanza profesional”, comenta García. La escuela cuenta con diversos perfiles de alumnos. Desde personas que empiezan desde cero y quieren que esta titulación les sirva para crear su negocio o trabajar como operadores de drones (por ejemplo para el sector audiovisual), hasta alumnos que lo utilizan como complemento a su profesión, como arquitectos, topógrafos o agricultores.
Drone by Drone fue la primera empresa habilitada por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea en Euskadi y ofrece servicios diversos mediante la operación de drones. Además de la consultoría aeronáutica y la escuela, destacan por un lado sus trabajos audiovisuales y por otro los técnicos, que van desde la fotogrametría, hasta la arqueología, la geología, la agricultura de precisión o trabajos en el ámbito de la seguridad, emergencias y en la industria. “Actualmente se están haciendo cosas impensables hace unos años, como los aerotaxis en Dubai o Japón, la vigilancia aérea o la aplicación de drones en la industria 4.O. Apoyados en la tecnología y cuando la legislación lo permita, tendremos un campo de actuación inmenso” desvela García.
Es en este último punto donde el sector sufre algunas limitaciones, pese a que las posibilidades laborales de un operador de drones tienen buena perspectiva debido a que el abanico de trabajos que puede realizar un dron es muy amplio. “El crecimiento del sector de los drones es real, pero tenemos una limitación a nivel legislativo. La ley actual, de finales de 2017, permite trabajar de manera flexible y efectiva en muchos más sitios que antes, pero a nivel práctico no ha sido puesta en escenario", se queja García. No obstante, el gerente de Dron by Drone se muestra optimista de cara al futuro. "El sector está evolucionando a pasos de gigante y es cuestión de tiempo que se autoricen más operaciones”.