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Mientras la ciudadanía aún trata de asimilar la variada casuística de la desescalada, la tecnología y la innovación trabajan para hacer más suave el aterrizaje en la bautizada como nueva normalidad. Es el caso de los investigadores de la Universidad de Vigo que han diseñado un sistema de desinfección mediante dispersión líquida con el COVID-19 (ver cobertura especial) como objetivo principal. El punto disruptivo es que la limpieza se hará utilizando drones.

Estos sistemas aéreos no tripulados actuarán en áreas que, antes o después, volverán a transitar los ciudadanos. “Hablamos de parques y jardines, patios de colegio o polideportivos; espacios que sólo pueden desinfectarse con intervención humana muy próxima (operarios con su correspondiente mochila cargada de producto)”, detalla a Innovaspain Higinio González, profesor titular de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica y Espacial del campus de Ourense de la Universidad de Vigo.

La iniciativa, que será financiada con 55.000 euros por la Agencia Gallega de Innovación de la Xunta de Galicia, es una de las ocho soluciones elegidas, entre las 160 recibidas, en la convocatoria realizada por la Consejería de Economía, Empleo e Industria para el desarrollo de proyectos innovadores en la pelea contra el COVID-19.

Primeras pruebas

En resumen, el objetivo principal que González y su equipo se han propuesto es aplicar una tecnología ya madura en un nuevo escenario operacional. “Hay que validar la idea. Si obtenemos buenos resultados, serán las empresas operadoras de drones, que conocen de sobra esta tecnología, las encargadas de vender la desinfección COVID-19 como un servicio añadido. Sus clientes pueden ser empresas o la administración”.

El primer piloto lo llevarán a cabo en las gradas de un pabellón indoor de Ourense. En la misma ciudad gallega, dentro del campus de la Universidad de Vigo, desinfectarán, esta vez en exteriores, el campo de fútbol y rugby. “Está por concretar, pero es muy posible que el tercer destino de las pruebas sean parques con mobiliario urbano”, añade Higinio González.

Estos testeos les ayudarán a identificar errores y aciertos de las metodologías de desinfección diseñadas ad hoc para cada espacio. La intención, explica Higinio González, sería que en septiembre de 2020 pudieran comenzar las primeras tareas de desinfección con drones coincidiendo con el inicio de actividades como el año escolar o las ligas deportivas.

Drones con valor añadido

El plus de la propuesta reside además en que los investigadores van a desarrollar un sistema de información geográfica en Galicia que determinará áreas donde se espera una gran afluencia de personas y que sean susceptibles de desinfección con drones. Por otro lado, estructurarán las horas necesarias de operación y las restricciones de naturaleza legal para esta desinfección, así como los recursos necesarios a nivel económico de los equipos y las compañías operadoras.

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El investigador Higinio González. (Imagen: Universidad de Vigo).

Otro desafío del proyecto será, según su gerente, "definir la cantidad de líquido desinfectante y en qué concentraciones se deben dispersar para garantizar la eliminación correcta del virus en las superficies a tratar. Siempre hay que tener en cuenta la operación segura de la aeronave".

Hay más aspectos pendientes de definir que se abordarán en el estudio, agrega Higinio González. Entre ellos, la velocidad de trabajo recomendada, las alturas de vuelo y las frecuencias de desinfección. “No es lo mismo operar en un parque infantil que limpiar las gradas del estadio de Balaidos”.

Tecnología sencilla y flexible

La desinfección de interiores con luz ultravioleta aplicada por drones fue una de las ideas ganadoras por el reciente hackaton del Ayuntamiento de Madrid ‘Reactiva Madrid’, con el foco también en mitigar los efectos de la pandemia. “Es una tecnología que valoramos, pero encierra algunas complejidades que nos hicieron descartarla y quedarnos con la opción más clásica. Es útil en determinados espacios, donde sea posible asegurar determinada irradiación de luz ultravioleta, con la potencia y el tiempo adecuados, y garantizar así que el virus es eliminado. En el caso del ozono, la maquinaria requerida es pesada y exigente en energía”, señala Higinio González.

Si esta tarea se lleva a cabo correctamente, agrega el investigador, “más allá de abordar la emergencia actual del COVID-19, el proyecto puede sentar las bases para extender las aplicaciones de drones en otras tareas, dentro y fuera de Galicia, que requieren dispersión de líquidos, como la aplicación de fitosanitarios en explotaciones agrícolas de orografía compleja”.

Ventajas del teletrabajo y una previsión

“El equipo al completo hemos dado forma al proyecto trabajando en remoto. Ha sido toda una experiencia. Es de agradecer la agilidad mostrada por la Agencia Gallega de Innovación en la emisión de estas ayudas. Hemos podido trabajar rápido, sin perder tiempo”, explica el también profesor de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica y Espacial de la Universidad de Vigo.

González avanza que, de cara al próximo curso, lo más normal es que haya que convivir con un modelo de docencia híbrido. “Es un reto. Es sencilla la no presencia global; la compleja es la alternativa semipresencial. Hemos avanzado mucho en considerar la evaluación continua, pero es bueno que haya cierto contacto físico”.

Nota: Además de Higinio González, completan el equipo los profesores Fermín Navarro, del mismo centro que González, y Joaquín Martínez, de la Escuela de Ingeniería de Minas. También ha participado personal investigador integrado por Luis Miguel González, Noelia Fariñas, Lorena Docasar y Alejandro Gómez.

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