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Cómo incorporar la economía circular a la paja de arroz

Arrocerías Pons ha logrado retirar en apenas quince días más de 360 toneladas de paja de arroz en algo más de mil hanegadas cosechadas de la marjal valenciana de Massanassa, extensión que representa el 50% de la superficie total de dicho término. Gracias a este proyecto, la compañía, que ha contado con la colaboración de la familia Martínez Trilles, ganaderos de la localidad castellonense de Vall D’Alba, de la Junta de la marjal y los agricultores arroceros de la localidad, no sólo ha dado solución parcial a las restricciones de quema de paja existentes, sino que ha implementado un sistema de flujo circular de recursos naturales.

«Nuestro compromiso con la sostenibilidad del sector es absoluto», recalca Enrique Pons, responsable de compras de Arrocerías Pons, para quien la colaboración que mantenemos con los agricultores» se ha convertido en la clave del éxito del proyecto. «Este proyecto de retirada de paja para el ganado es una de las posibles soluciones para el futuro de la paja de arroz, aunque somos conscientes también de que actualmente la quema de la paja es imprescindible en todas las parcelas donde todavía no se puede retirar”

El proyecto va a contribuir igualmente a reforzar la salud de los arrozales de la marjal de Massanassa y de la calidad de sus cultivos –si se sigue realizando en el futuro, como apuntan desde la empresa– al limitar la incorporación de restos de paja en dichas zonas. El análisis previo realizado por la empresa en los arrozales puso de manifiesto que la imposibilidad de quemar la paja provoca la fermentación de la materia orgánica en el interior de la tierra, lo que genera la muerte de las raíces y de la planta. La consecuencia es la enfermedad de la anoxia o falta de oxígeno, fisiopatía que se ha disparado en el cultivo de arroz.

Según Javier Martínez, de la empresa familiar Martínez Trilles C.B, “el proyecto que hemos abordado ha supuesto un importante reto, ya que con la retirada de paja de arroz nos hemos beneficiado mutuamente. Por una parte se ha reducido la incorporación de restos de paja al suelo, y por otro lado, hemos aprovechado de dichos restos como alimento de ganado, generando un flujo sostenible de recursos que podría, gracias a la experiencia adquirida y a sus resultados, extenderse a otras zonas del Parque Natural de la Albufera”.