Tras un proceso “complejo y lleno de dificultades”, la plataforma de Edelvives, Go STEAM, empieza a obtener sus reconocimientos. Este proyecto, premiado el pasado 25 de noviembre en la fase nacional de los Quality Innovation Award (QIA), busca democratizar el acceso a las competencias STEAM. Que sea posible “dentro de la jornada escolar para todo el alumnado, sin superar el coste de un cuaderno”, explican Rosa Luengo y Alejandro Cebrián, directores de Creación Editorial y Operaciones, respectivamente.
Pero no solo consistía en hacer más fácil el acceso a estas habilidades. También, apunta Cebrián, se trataba de integrarlas dentro del currículo y de la jornada escolar. “Hasta la fecha se circunscribía a una oferta extraescolar con un coste para las familias de más de 300 euros por estudiante al año”.
El galardón fue concedido por la Asociación Nacional de Centros Promotores de Excelencia (CEX) en la fase nacional a ocho organizaciones. Pero si de algo se enorgullecen Luengo y Cebrián es de haber “conseguido el objetivo en muchos centros donde niños y niñas desarrollan competencias STEAM sin que suponga un coste elevado”. La plataforma se aplica en todos los niveles educativos de la escuela: desde Infantil y hasta Secundaria. Ya son 130.000 usuarios distribuidos en 8 países.
Para hacerla realidad, esta idea se asentó sobre cuatro pilares. Que se premiase el servicio y la responsabilidad frente al lucro; integrar todos los servicios de la cadena de valor; la escalabilidad y cubrir la financiación “sin coste” por parte de Edelvives. Así, el grupo editorial desarrolló con Go STEAM un quality innovation. Cumplió con las cinco características que pide CEX: novedad, utilidad, aprendizaje, orientación al cliente y efectividad. De esta forma, competirá a nivel global por alzarse con el QIA edición internacional en la gala que se celebrará en Moscú en 2022.
Grupo Edelvives: 130 años innovando
Si bien Go STEAM es el resultado de la “evolución natural” de una primera apuesta por introducir la robótica educativa, sirvió para abrir los ojos al Grupo. “Desde ese momento, entendimos que debíamos extender la propuesta a otras etapas y con otros objetivos educativos”. La cualidad de adaptarse a los cambios es algo que, explican Luengo y Cebrián, forma parte del Grupo Edelvives. En su 130 aniversario, el objetivo principal sigue siendo el mismo que el de hace más de un siglo: “actualizar una oferta educativa acorde a las nuevas necesidades”.
Para seguir a la vanguardia, el Grupo ha acometido la implantación de procesos de trabajo “ágiles, con estructuras horizontales y equipos autónomos y flexibles”. De ellos han salido proyectos como Ta-tum “donde los libros laten”. Esta plataforma gamificada de lectura es usada por unos 7.000 docentes y más de 150.000 estudiantes por España y Latinoamérica.
La presencia de la editorial se acentúa además con iniciativas como +Edelvives: un impulso a la transformación digital de los centros. “Este proyecto trabaja en cuatro líneas: dotaciones tecnológicas, contenidos digitales, formación y certificaciones”, desgranan.
Otro de los secretos de ese espíritu innovador tiene por nombre Edelvives LAB. Esta incubadora de startups dota de recursos a proyectos de jóvenes emprendedores. Estos son algunas de las iniciativas, pero hay más, precisan Luengo y Cebrián: “Academia de inventores, Espacios con sentido, etc”. El Grupo editorial habla desde hace años de “Innopasión” respecto a lo que hace. En otras palabras: “Pasión por la innovación”. Así, desde Edelvives se definen como “unos jóvenes con larga experiencia”, compañeros de viaje del “proceso de transformación que la educación de hoy precisa”.
El “juego infinito” de la educación
Según adelantan a Innovaspain, se hallan inmersos en “pilotajes de proyectos muy diversos”. Es una obligación en base a lo que denominan “un juego infinito”. Lo que ya es una certeza es que, sentencian, “Edelvives apostará siempre por aquellos proyectos y tecnologías que contribuyan a mejorar el mundo de la educación y de la enseñanza”.
En ese camino de ensayo y error, se enorgullecen de que su organización vea “el error como parte del proceso. Si no, sería imposible ni siquiera alcanzar un 1%”. Por otra parte, el Grupo en esa dicotomía que acuñó como “el dilema del innovador” Clayton Christensen, académico y padre de la teoría de la innovación disruptiva.
Edelvives destina actualmente algo más del 35% de sus recursos a proyectos de innovación. Un porcentaje en el que se sienten “cómodos” y que permite mantener “una coherencia” en su propuesta global. Aunque los directores no se preocupan tanto del porcentaje sino de estar preparados “cultural y operativamente” para cambios drásticos en el sector. De momento, prevén mantener esa cifra alrededor de cinco años. Pero son precavidos: “en cualquier momento puede llegar una nueva necesidad que precise de soluciones no existentes”.
Porque la educación se enfrenta “a los mismos retos” que el resto de la sociedad. Si la segunda cambia rápidamente, la escuela “debe contribuir” a formar a su alumnado en las competencias y habilidades “que les permitan crecer en ese contexto”.
Ambos saben que la tecnología será fundamental. “Pero como medio, nunca como fin”. Y esta tiene que servir al profesorado a jugar un “papel facilitador cada vez más importante”. Por eso afirman convencidos que esta “empodera al profesor más en su labor”. Mientras la escuela se repiensa, está el debate de qué nuevas tecnologías se harán un hueco casi permanente en el día a día de los estudiantes. Sobre la IA creen que “existe mucha literatura” respecto a que diseñe itinerarios personalizados. No niegan que pueda llegar a futuro, “pero a día de hoy se limita a pequeños algoritmos que aspiran más que logran”.