En tan solo diez días, China desplegó un hospital en Wuhan para atender a los enfermos del coronavirus. La rapidez con la que este fue construido no hubiera sido posible si no estuviera compuesto de módulos prefabricados. A 16.000 kilómetros del epicentro de esta crisis sanitaria, el arquitecto colombiano Darío Marín ha desarrollado un sistema basado también en la construcción prefabricada para el diseño de viviendas de interés social. Se trata de una estructura vertical en la que se pueden superponer distintos módulos y plegarse para su traslado.
La estructura “tiene todas las ventajas de un sistema prefabricado. Cuando llegas al sitio de la obra el desarrollo es muy rápido”, afirma Marín. “Es como un Lego. La etapa previa al ensamblaje es más larga —de un par de meses—, lo que permite tener un mayor control de calidad”, agrega el arquitecto. Los componentes se fabrican previamente en un taller, con lo que también se ahorra material.
La propuesta de Marín consiste en un módulo que se despliega en dos días sobre el terreno. Este se compone de una planta libre —un piso que no tiene columnas en el interior— de poco menos de 50 metros cuadrados donde se puede desarrollar cualquier tipo de actividad.
La estructura, que tiene una vida útil de unos 60 años, puede servir como una tienda de campaña o un hospital de emergencia. “Una vez que cumple su cometido, se desarma”, añade Marín. La construcción prefabricada está más desarrollada en Europa que en Colombia, asegura Marín.
El arquitecto colombiano de 33 años, que trabaja en una entidad del Estado, obtuvo el magister en Construcción por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL). El diseño de esta estructura es el resultado de una investigación realizada con un grupo de la UNAL liderado por el arquitecto Jorge Lozano, en el que participó el ingeniero Gabriel Linares en el diseño de los elementos mecánicos. El equipo trabajaba con el diseño de una estructura horizontal, desarrollada por Sindy Coca. Inspirado por este, Marín decidió crear una estructura vertical en la que se pudieran superponer distintos módulos.
Lo innovador de esta estructura radica en el sistema constructivo que sigue el patrón yoshimura y que consiste en hacer estructuras que se despliegan como acordeones, detalla Marín. Con la ayuda de una grúa PH o mediante gatos hidráulicos, la estructura se desdobla de forma vertical.
Esto evita además un impacto ambiental grande. Según el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS), las edificaciones amigables ahorran un 70 % de energía, y utilizan un 90 % menos de agua que una construcción tradicional.
Después de unos tres años de trámites, el modelo obtuvo la patente por la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia (SIC). Los derechos sobre el modelo los tiene la UNAL, por tanto, es esta quien puede tomar las decisiones sobre su explotación comercial.