La educación del siglo XXI comienza a no entenderse sin la tecnología. La consolidación de las EdTech (el binomio formado por educación y tecnología) ha dejado de ser una visión futurista para los colegios y las universidades para convertirse en realidad. «La palabra ‘tech’ no hará falta que esté presente como si fuese algo excepcional al hablar de educación, porque en los próximos años ambas ambos conceptos serán inseparables», ha asegurado Leire Neure, directora de la Unidad Online de la Universidad Francisco de Victoria (UFV).
Precisamente, esta universidad ha liderado la jornada ‘Innovation in EdTech’ –enmarcada en la iniciativa ‘Innovation In Company’, de la CEOE y Grupo PGS–, que ha reunido a representantes de diferentes sectores (Universidad, Empresa y Administración Pública) para debatir sobre los retos que debe afrontar la educación con la tecnología como aliado imprescindible. Sin embargo, como ha valorado Neure, la educación aún se encuentra «en fase LEGO», o lo que es lo mismo, «en ese proceso de saber cómo construimos las piezas de forma sólida pese a los rápidos cambios».
En cuanto a la gestión del cambio, uno de los grandes desafíos no solo de la comunidad educativa sino de todo tipo de empresas, Pablo Gimeno, presidente del Grupo PGS, ha recordado que «cuando hablamos de cambios siempre lo vinculamos a la innovación, y especialmente a la innovación tecnológica». En este sentido, el presidente ha apuntado que «no todo lo que parece innovador supone un cambio a mejor». Una reflexión aplicable también al momento que vive la educación. «Un cambio mal hecho en el mundo educativo es como que se te caiga el testigo en una carrera de relevos».
¿Está España tan mal como reflejan los datos?
Si atendemos a los resultados que año tras año ofrece el informe PISA, la situación de la educación española no deja de ser preocupante: la última referencia, la de 2015, situaba al país en el 28º puesto en ciencias, en el 25º en lectura y en el 32º en matemáticas. Y para mayor inri, la OCDE anunciaba hace cinco días que había puesto en cuarentena los datos de España sobre Lectura en el informe de este año porque al menos el 5% de los alumnos no respondió con rigor a las pruebas.
No obstante, lo que sí es un hecho irrefutable es que el alumnado ha cambiado, como ha señalado Elena Gago, directora académica y fundadora de Spacetechies. «Vivimos en una etapa de necesidades especiales, tanto para los alumnos que necesitan mayor ayuda como para quienes están por encima del resto. El sistema educativo español no está incapacitado, pero le falta entrenamiento». En una sociedad cambiante y global, en la que la tecnología está presente cada vez a más temprana edad, Gago ha asegurado que «no basta con dotar de tecnología al sistema o a las aulas, sino que hay que enseñar en base a esa tecnología».
En este terreno es donde entra también la figura del docente. Para David Cervera, subdirector general de Programas de Innovación de la Comunidad de Madrid, «sio la tecnología es sencilla para el docente también lo será para el alumno». Esta filosofía de ‘tecnología transparente’, que es prácticamente intuitiva, es a su juicio lo que debe guiar la enseñanza. Por otro lado, el representante público ha ahondado en la necesidad de saber detectar qué le hace falta a cada centro educativo. «Cada colegio o instituto es un ecosistema único; usar la misma estrategia para todos es un error».