La Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), junto al área de Ciencias de la Salud de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Fundación Mutualidad de la Abogacía, ha desarrollado la que hasta el momento es la herramienta más precisa para la asignación y predicción de la edad biológica de las personas. El proyecto Aristóteles se realiza a través de variables socioeconómicas, hábitos de vida, biomarcadores e información genética y, como revela María Durbán, profesora del departamento de Estadística de la UC3M, es el más novedoso hasta la fecha.
Para Durbán, es importante precisar qué es la edad biológica, a la cual define como "el estado en el que realmente el cuerpo humano se encuentra desde el punto de vista de su desgaste de energía". Hasta ahora, para la obtención de este dato, el indicador que se ha venido utilizando comúnmente es la edad cronológica. Sin embargo, el envejecimiento de cada persona también está relacionado con sus hábitos de vida, entre otros factores.
Según la información ofrecida por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice de envejecimiento de la población española pasó del 0.908 en el año 1997 al 1.183 en 2017. A su vez, en el mismo periodo de tiempo la esperanza de vida se vio incrementada exponencialmente. "El envejecimiento es algo progresivo y muy complejo porque cada persona envejece de diferente manera. Algunos de los elementos que influyen son modificables, por lo que utilizar otro tipo de indicador, como la edad biológica, nos da una herramienta que permite conocer factores no saludables para poder corregirlos y así aumentar la esperanza de vida", explica Durbán.
Aristóteles es el primer algoritmo predictivo que combina hábitos de vida y biomarcadores genéticos y no genéticos en un mismo modelo. Sus aplicaciones principales están en el ámbito médico y de la salud pública, así como en ámbitos empresariales. El algoritmo no solo predice los factores que contribuyen al envejecimiento poblacional, sino que también calcula la magnitud en la que influye cada uno.
"Tenemos en nuestras manos una herramienta tremenda para aumentar la esperanza de vida en salud. Esto significa: el número de años que viviremos sin ser personas dependientes", sostiene la profesora. Tanto podría ser el impacto de Aristóteles que "si conocemos estos factores modificables podremos establecer políticas públicas para que la gente envejezca de forma más saludable", concluye Durbán.