Hace 39.000 años, cerca de la ciudad de Nápoles, la súper erupción Ignimbrita Campana ralentizó la expansión del hombre moderno en Europa. Ahora, investigadores del Barcelona Supercomputing Center–Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) y del Istituto Nazionale de Geofísica e Vulcanología (INGV) de Italia, han reconstruido, mediante una simulación detallada, una erupción que llegó a expulsar un volumen total de ceniza equivalente a aproximadamente 8 veces el volumen del Everest.
La erupción ha sido reconstruida en sus dos fases. El estudio, publicado en Nature Scientific Reports, muestra con todo lujo de detalles las centenares de simulaciones que se han ejecutado en el superordenador MareNostrum. “Con ellas se ha podido determinar que en la primera fase (Pliniana), la súper-erupción generó una columna de 44 kilómetros de altura y dispersó 54 km3 de depósitos de caída en las áreas más próximas (el actual sur de Italia). Durante la segunda fase (co-ignimbrítica), se dispersaron 154 km3 de materiales más finos. La suma de los depósitos acumulados durante las dos fases equivale aproximadamente a ocho veces la parte visible del Everest o cien mil veces el estadio Futbol Club Barcelona”, explican desde el BSC. En total, la súper erupción de la Ignimbrita Campana cubrió con ceniza un área de más de tres millones de km2 desde el Mediterráneo hasta la actual Siberia.
Uno de los grandes impactos de la súper erupción de la Ignimbrita Campana fue que “la emisión de cenizas y aerosoles en la estratosfera provocó un invierno volcánico”, aseguran. Diferentes estudios revelan que este fenómeno redujo en dos grados la temperatura global el siguiente año y en hasta cinco grados en Europa Occidental.
Desde el BSC explican que, más allá del impacto en el medio natural, la erupción fue un fenómeno que tuvo un gran impacto en la evolución de la especie humana en Europa “ya que tuvo lugar cuando el hombre moderno había comenzado a expandirse por el continente desde Oriente Medio desplazando a los Neandertales”. Este hecho frenó la entrada del hombre moderno y redujo drásticamente la población que ya estaba asentada. Sin embargo, esta zona “se convertiría en un territorio notablemente fértil y atractivo para los nuevos pobladores”, como ha demostrado el devenir de los años.