Si para comprar un vuelo no indagamos en cada aerolínea o si para contratar un seguro nos hacemos una búsqueda individualizada, ¿por qué ir tienda por tienda on line cuando queremos unos vaqueros o unos zapatos? Ese es el leitmotiv de bolaboo, un buscador de moda en internet que además es social. Como explica uno de sus fundadores, Alberto Periáñez, en este sector “al final lo importante no es tanto la ropa, sino lo que llevan unos y otros, los comentarios al respecto, las tendencias… De ahí que decidiéramos darle ese carácter social; salir a comprar es casi una actividad de ocio y quisimos llevárnoslo a internet”. Hoy, el proyecto permite encontrar más de medio millón de artículos de las principales firmas nacionales e internacionales entre las que encontramos Zara, Mango, H&M, Cortefiel o Sprinfield.
En la aventura, acompaña a Periáñez Victoriano Madroñal. Ambos andaluces e ingenieros informáticos, se conocieron hace unos diez años, y la vocación emprendedora que compartían les llevó a poner en marcha una primera idea. Tras unas cuantas reuniones de fin de semana en la cafetería que fue su primera sede y en la que compartían conocimientos tras devorar libros de los gurús estadounidenses de éxito, lanzan un negocio basado en las subastas. Empezaron bien, pero el crecimiento se los ‘comió’. “Trabajábamos hasta en Nochebuena, pero nos dimos cuenta de que además de conocimientos tecnológicos necesitábamos una formación adicional que no teníamos”. Es entonces cuando Madroñal estudia un MBA en la Cámara de Comercio y Periáñez inicia su formación en marketing en la Universidad de Sevilla. Dos años después, y con el germen de Bolaboo en la cabeza, se matriculan en el Máster en Dirección de Marketing y Gestión Comercial (GESCO) de ESIC. El buscador sería su proyecto de fin de Máster y hoy, en la sede sevillana de la escuela de negocios, tiene sus oficinas bolaboo.
Desde la tarde en la que Periáñez comprobó la desesperación de su pareja en la infructuosa búsqueda de un vestido rojo para un evento importante -“la encontré con 200 ventanas abiertas”-, hasta hoy, bolaboo ha supuesto mucho trabajo, diversos quebraderos de cabeza y algunas satisfacciones. “Es duro dedicarle tantas horas de tu vida y no ver nada a cambio”-apunta el cofundador de la idea. “Por suerte, cuando uno tiene una etapa de desmotivación, de querer dejarlo todo, el otro le anima a seguir tirando del carro”. Tras una fase de desarrollo puro, ahora están centrados en la orientación al cliente, en salir al mercado. “Como nos ocurre a todos los informáticos, nunca estamos del todo satisfechos con el producto final, pero teníamos que salir, nos podíamos seguir encerrados desarrollando constantemente. Hubo que parar”. El negocio viene de las comisiones: un usuario termina comprando un producto porque bolaboo lo ha redirigido a la web de la tienda en la que se efectúa la compra. El sistema es más sofisticado, ya que también negocian el post-click y el alcance del click. “¿Qué ocurre si un cliente compra un producto después de haberlo visto diez días antes en nuestra web? ¿Y si le redirigimos a una tienda a través de unos vaqueros que ha visto en bolaboo pero finalmente compra una camisa? Todo eso hay que tenerlo en cuenta”.
Y desde que son públicos, unos 40 usuarios se registran cada día en el buscador, y la cifra sigue aumentando. “Estamos pendientes de la entrada de un inversor que supondría la ejecución de un plan de negocio que nos llevaría a finales de año a contar con 100.000 usuarios registrados”- concluye Periáñez.