La bodega más antigua de las Islas Canarias y una de las más longevas de España, conmemora su 250º aniversario. Desde su fundación en 1765, se ha mantenido fiel a la tradición, mientras se adapta a los nuevos tiempos con visión de futuro. Con un legado que incluye el característico "viñedo de lo imposible", El Grifo produce vinos nacidos en el volcánico paisaje de La Geria en Lanzarote, adaptándose a las condiciones únicas de la isla, especialmente a la escasez de agua. Hablamos con Fermín Otamendi, propietario junto a su hermano Juan José, quien reflexiona sobre los cambios y desafíos que han acompañado a la bodega en este cuarto de milenio de historia.
Otamendi nos avanza que, a diferencia que lo que pueda parecer, la forma de hacer vino no ha cambiado tanto de 1765. “¿Que si hemos cambiado? Yo diría que sí y no. Una respuesta que puede parecer ambigua pero que no lo es. Seguimos haciendo lo mismo que hacían nuestros mayores, pero ahora tenemos otros medios que nos permiten hacer cosas que ellos no podían hacer, técnicas que nos facilitan todo”. Aunque la esencia del proceso vinícola se mantiene, la bodega ha incorporado tecnología avanzada que optimiza la producción sin perder la esencia de la tradición.
Innovación frente al cambio climático
El Grifo es conocido por su espíritu innovador, algo que se refleja en su estrategia para adaptarse a los retos impuestos por el cambio climático. "Lo último es un estudio que estamos haciendo para adelantarnos a lo que está ocurriendo, sobre todo con los calores extremos que enfrentamos cada verano". En respuesta a este desafío, la bodega ha implementado la "vendimia de invierno", adelantando la cosecha a los meses de febrero y marzo, gracias a la climatología única de Lanzarote.
“El mayor peligro que nosotros tenemos frente al cambio climático es que cada vez los veranos son más calurosos. Eso pasa en todos lados, ¿verdad? Bien, pues nosotros para evitar esos calores del mes de junio o principios de julio, que te pueden arrasar con toda la cosecha, tenemos la posibilidad de adelantar la vendimia", explica el propietario a Innovaspain.
"Podemos recoger la uva en febrero o marzo. Algo que es posible adelantando la poda a septiembre en lugar de hacerla en enero. De esa manera, la planta ya está lista a partir de septiembre, duerme, se despierta y produce en agosto. O sea, es el mismo ciclo. Es una sola cosecha al año, pero adelantada”, añade.
Viticultura regenerativa: economía circular que beneficia a las plantas
Otro de los avances es el compromiso de esta bodega con la viticultura regenerativa, que busca enriquecer el suelo de forma natural. "Ahora, en lugar de quemar lo podado, lo incorporamos al terreno como compost, creando una economía circular que beneficia a las plantas", asegura Otamendi. Esta práctica mejora la biodiversidad y la salud de los suelos, asegurando una uva de la más alta calidad, que tal como explica es la base de los vinos de la bodega.
“Todo lo que sea el máximo cuidado de la planta es lo que nos produce una uva sana y con posibilidades de desarrollarse. Es cierto que lo más característico que tenemos nosotros es el hecho de ser una viticultura en una zona improbable, por no decir imposible. Estamos en unas latitudes que teóricamente el viñedo sería imposible”, explica el viticultor y actual propietario de El Grifo. “Y encima estamos en una zona volcánica que también presenta su complejidad".
"Tenemos la gran fortuna de que nuestros vinos, sin embargo, pese a nuestra latitud, que podría parecer que somos unos vinos cálidos y mediterráneos, realmente somos muy atlánticos. Porque nosotros estamos regados por los alicios, por los vientos que nos vienen del Atlántico con su humedad”, relata.
Viñedos ecológicos para reforzar la denominación de origen Lanzarote
Hablando de proyectos de futuro, Fermín Otamendi destaca el compromiso con la sostenibilidad. A nivel insular, están trabajando para convertir toda la viticultura en Lanzarote en ecológica, una apuesta que la bodega ya ha implementado en su propio viñedo. "Creemos que la totalidad del viñedo debe ser ecológico para reforzar la denominación de origen Lanzarote".
Además de su labor en el viñedo, ha dado pasos importantes en el ámbito del enoturismo, con experiencias exclusivas y sostenibles que permiten a los visitantes conocer de cerca el ADN de la bodega. En línea con su compromiso con la isla y su conservación, en octubre firmaron la adquisición del Caserío de Mozaga, una propiedad familiar situada a tan solo unos kilómetros de distancia de la bodega. Esta adquisisión asegura la continuidad de la histórica propiedad a la vez que refuerza su plan estratégico para diversificar y fortalecer su oferta enoturística.
Con una mirada puesta en el pasado y en el futuro, 2025 se perfila como un año clave para El Grifo. "Celebrar 250 años de existencia significa no solo un orgullo, sino un compromiso con el medioambiente y con las generaciones futuras", concluye.