Investigadores del CSIC trabajan en el desarrollo de un ecógrafo pulmonar para la detección temprana y el seguimiento del COVID-19. La nueva herramienta tomará imágenes de los pulmones y utilizará la inteligencia artificial para simplificar la interpretación de las imágenes. Combinará esta tecnología con un equipo de fácil manejo y desinfección que reduce el riesgo de contagio del personal sanitario.
Desde el CSIC apuntan que, frente a otras tecnologías similares, esta herramienta “ofrecerá, gracias a determinados algoritmos, la ventaja de medir de forma automática el grado de afectación de los pulmones, lo que hará más sencillo el examen y mejorará el manejo y seguimiento de los pacientes”.
La empresa española DASEL está liderando el desarrollo, que podría estar disponible a mediados de 2021. El objetivo, añaden desde el CSIC, es extender la ecografía de pulmón a un mayor número de profesionales y servicios, desde atención primaria hasta cuidados intensivos. La herramienta es “muy específica” para la evaluación de la condición pulmonar en todas las etapas de enfermedad, incluidos los potenciales problemas crónicos a medio y largo plazo.
Si se cumplen las previsiones de los implicados, el ecógrafo será de utilidad para el diagnóstico y manejo de pacientes con otras patologías de pulmón. También en determinados grupos donde la radiografía y el TAC están contraindicados como pacientes pediátricos o embarazadas.
Participan también en el proyecto el Grupo de Sistemas y Tecnologías Ultrasónicas del CSIC (GSTU-ITEFI- CSIC), el grupo de Física Nuclear de la Universidad Complutense de Madrid (GFN-UCM) y el Hospital Universitario La Paz. La propuesta cuenta con la ayuda de Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) para la línea de ayudas extraordinarias a proyectos de I+D para hacer frente a la emergencia sanitaria del COVID-19.