San Francisco – Los Ángeles en media hora. 320 metros por segundo y unos costes muy inferiores a los de la alta velocidad actual. Este es el planteamiento inicial de Hyperloop, el proyecto de transporte supersónico previsto por SpaceX, la compañía de Elon Musk. No es un tren, no es un avión… Es otra cosa, y buscan ideas para ponerlo en marcha. David Pistoni, alumno de ingeniería industrial de la Universidad Politécnica de Valencia localizó en Internet, casi por casualidad, el concurso que buscaba propuestas que dieran forma definitiva al ambicioso proyecto. Pistoni lo publicó en el Facebook de Makers UPV y así nació un equipo al que se unieron otros cuatro compañeros, de entre 23 y 25 años: Ángel Benedicto, Daniel Orient, Germán Torres y Juan Vicén. Al poco se subió al proyecto Vicente Dolz, ingeniero aeronáutico especializado en Mecánica de fluidos, que ejerce de tutor.
“Empezamos de cero”, explica a este medio Ángel Benedicto. “Leímos los requerimientos para poder participar –que han ido cambiando constantemente- y nos sumergimos en una tormenta de ideas constante, a cual más loca, pero que al final son las que funcionan”.
Para entender la forma de moverse de Hyperloop, Benedicto recurre a los tubos en los que las cajeras de los supermercados meten el dinero y que son misteriosamente absorbidos y conducidos por túneles a lugares más seguros, pero en este caso “es el tubo el que se propulsa”. En Hyperloop, el tubo está lleno de viajeros. “Los conceptos que más ‘miga’ tienen para llevar a buen puerto el proyecto son los de la levitación y la propulsión”. Desde SpaceX abogan en ambos casos por emular en parte a los trenes magnéticos de Japón, algo que como confirma Benedicto, el equipo de la UPV, uno de los 160 seleccionados entre más de 300 propuestas, se ha saltado a la torera. Reacio a dar muchos detalles sobre el contenido de su idea, Benedicto apunta que la propulsión magnética a velocidades sónicas es inasumible para los pasajeros -“el cuerpo se destrozaría”- mientras que evitar que la elevación de los vagones se produzca repeliendo el suelo ahorrará costes ya que suprime de los planes la construcción de una pista de levitación compleja. “Nos vamos a desmarcar del modelo inicial”.
Tras enviar la idea, ahora toca desarrollarla con detalle, con mucho detalle. “Quieren que vayamos a lo concreto para comprobar si nuestro planteamiento es posible”. El 28 de enero tendrá lugar una nueva prueba de fuego, esta vez en Houston, en la Universidad de Texas, donde un jurado compuesto por profesores evaluará la viabilidad de las propuestas, procedentes de las mejores universidades del mundo. “Estar allí compitiendo con los mejores es para nosotros todo un logro personal”. Benedicto considera que la filosofía de la universidad valenciana es fundamental para haber llegado hasta aquí. “La Politécnicaapoya todo lo que tenga que ver con aplicar los conocimientos del aula a la vida real, y con los medios que contamos, hacen mucho”. Algunas Universidades han construido su propio vagón y lo testarán en Houston.
Futuro ingeniero aeronáutico, Benedicto tiene sus dudas sobre la viabilidad de algunas de las ambiciones de SpaceX. “Plantean crear una especia de red de metro supersónica en todo Estados Unidos. Podrías ir de costa a costa en muy poco tiempo haciendo trasbordos en distintas ciudades. En Europa imaginemos ir de Madrid a Berlín haciendo escala-trasbordo en París, todo en un par de horas. A medio plazo lo veo factible para transportar mercancías, pero que las autoridades lo certifiquen para transporte civil, por temas legislativos, es más complejo”-concluye.