Educación híbrida o clases en remoto eran dos conceptos que, en 2014, llegaban a sonar a utopía. Ese año, en España, algunos ingenieros cansados de sus trabajos en empresas decidieron apostar por abrir academias dedicadas a la Robótica o la Programación. Había un pero a estas iniciativas: faltaba saber cómo enseñar a niños. O en otras palabras: “aterrizar a la capacidad del niño y a su forma de ver y entender el mundo”.
Elena Gago comenzó aquel año su vínculo con la educación que continúa siete años después. La actual directora académica y cofundadora de la academia Spacetechies reflexiona en una conversación con Innovaspain sobre cómo se ha transformado la educación, la industria y qué papel han de tener los emprendedores educativos que, como ella, se hacen un hueco en la formación de pequeños pero también de adultos.
“Para emprender en educación tienes que saber muy bien hacia dónde va el mundo”, zanja. No consiste en transgredir la metodología, sino en “estudiar más la sociedad y mejor a los alumnos”. Comparte su experiencia también con la esperanza de que nuevos emprendedores del sector de la educación sepan que no están solos.
“Yo cuando me decidí a lanzar Spacetechies le presenté el proyecto a una persona en la que confiaba pero porque es un referente en el sector. Buscaba a alguien que me aconsejara, que me dijera dónde me equivocaba, que me corrigiese, o que me fundamentase las cosas en las que acertaba”.
Formar a los demás implica también formarse constantemente. Gago obtuvo recientemente un certificado de la LEGO Academy. Está apuntada a un curso sobre cómo aprende el cerebro. Se ha preparado en altas capacidades y superdotación. Todo lleva a uno de esos conceptos que menciona repetidas veces durante la entrevista: innovación. “Cómo vas a ofrecerla si no conoces dónde te mueves”.
“Mi mejor inversión, la educación de mis hijos”
“Si todos van buscando un mejor coche o una mejor casa, ¿por qué no una mejor educación?”. Lanza la pregunta al aire en el local vacío (es por la mañana y los alumnos van de tarde) que Spacetechies tiene en el municipio madrileño de La Moraleja. Madre de tres hijos, Gago subraya la importancia que tiene para ella su formación.
“Para mí, mi mejor inversión es aquella que dedico a la educación de mis hijos. Lo tengo clarísimo”, expresa. Y que esta se complemente con unos “buenos valores. Con ética”. Eso implica el correcto uso de unas tecnologías que están al alcance de casi todos. Lo que se ha dado a conocer como democratización. Potenciada a causa de la pandemia de la Covid-19 hasta niveles imprevistos antes de marzo de 2020. La fusión entre dos escenarios bien definidos antes de la crisis sanitaria dio como resultado el miedo de muchos padres a la sobreexposición de sus hijos en el mundo digital. Pero Gago avisa: “no es lo mismo que juegue a un videojuego a que busque información, aprenda o se comunique con gente sobre la que [los padres] no tienen control”.
Aún se ve a día de hoy cómo el exceso de información ha generado más confusión que certeza. En el ámbito escolar, acota, muchos padres pensaron “que el entorno digital era solamente dar la clase online. Y dejamos a nuestros hijos estar delante de las pantallas”.
Un nuevo hábito que pasó también factura a los profesores. Gago aprecia en ellos, como adultos, que se ven sobrepasados por los jóvenes en el uso de las tecnologías. “Pero no tiene por qué ser así”. En su lugar, los anima a que aprendan de sus alumnos y adquieran las competencias y conocimientos adecuados a la materia que impartan.
“Hace falta volver a redefinir la digitalización”
Tras compartir espacio con alumnos, padres y docentes, sí que aprecia ciertos avances en la sociedad española tras los confinamientos. “Se ha notado que los padres somos muy conscientes de que los hijos necesitan aprender estas materias”. Se refiere a todo lo relativo a nuevas tecnologías, cuestión que abarca el programa de Spacetechies desde distintos cursos.
“Fíjate todo lo que hay alrededor de nuestra vida: domótica, IA, RA, RV. ¿Por qué no darles a los niños la oportunidad de entender cómo funciona y poder crear esos entornos?”. Hace un silencio valorativo y continúa. “Hablamos de la impresión 3D como si fuera algo ajeno o lejano. Acércaselo”.
No solo los más pequeños. Cualquiera puede “engancharse al tren” de las nuevas tecnologías. Cualquiera “que tenga ganas”, matiza. Y más en una era en la que “nunca fue tan fácil formarse”. El desarrollo de estas ha permitido “abrir una puerta” al conocimiento y recuerda, han “democratizado” el acceso a este.
De ellas destaca dos que, cree, tendrán un papel protagonista en la educación. “La Realidad Aumentada y la Realidad Virtual creo que tienen muchísimo que ofrecer”. Siempre y cuando se pase página a la anquilosada costumbre de confundir cantidad con calidad en el uso de la tecnología.
“Estamos más preocupados de que nuestros hijos cojan el móvil o que no estén todo el rato con los videojuegos porque en seguida lo interpretamos como que está enganchado a eso. Esto no es engancharse a nada. Es aprender”. De todas las posibles reflexiones que han derivado del periodo excepcional que ha tocado vivir, señala otra: “hace falta volver a redefinir la digitalización”.
“Cada vez debería haber más colaboración público-privada”
En ese horizonte en el que todo desarrollo tecnológico caiga pronto en manos de la sociedad tiene un papel fundamental la colaboración público-privada. “Debería haber cada vez más”, opina. Pero sin límites burocráticos. “Que fluya la imaginación, la creatividad, el desarrollo empresarial. Que cada vez tendamos más hacia nuevos escenarios que aporten a todos”, desea Gago.
Por propia experiencia como emprendedora, también pide que ese hipotético horizonte de armonía entre lo público y lo privado tenga como protagonista al emprendimiento. “Sin zancadillas y ofreciendo más facilidades”. Más allá del mundo de la startup, precisa, ya que también nacen iniciativas intraempresariales que no deberían encontrarse obstáculos en el camino.
El estado del emprendimiento educativo no deja de ser un reflejo de la sociedad. “En otros países están ahora muy adelantados en educación. Nos dan mil vueltas”. Ahí está Finlandia como paradigma de la nueva educación.
Ante una competencia “muy fuerte”, los jóvenes han de prepararse no para competir con el de al lado sino con cualquier persona del planeta. Porque “las fronteras laborales se han diluido por completo”, enfatiza.
Una de las cualidades que destaca es la “adaptabilidad”. En el ámbito educativo se extrapola a actualizar las metodologías. “El colegio ralentiza a niños que hoy viven en la inmediatez de la comunicación. Los volvemos locos”. Por eso sentencia: “nos tenemos que adaptar al mundo en el que viven”.