La bióloga Elena de Mingo dedicó varios años a investigar nuevas aplicaciones cosméticas de la botánica y la apicultura. Aquellas primeras emulsiones fueron la base de Palearis, la aventura que De Mingo –discípula del ecólogo González Bernáldez- comparte con Mónica Montealegre, cuya formación en derecho y recursos humanos, y una experiencia empresarial previa en Estados Unidos y España suponían el complemento perfecto para lanzarse a emprender con un plus de seguridad, al menos sobre el papel.
El éxito o el fracaso del proyecto quedarían en casa ya que, además de socias, son primas. “Hay momentos en la vida en los que no hay que esperar más para cumplir un sueño y ambas detectamos que había llegado la hora”, dice Elena de Mingo, toda una veterana del movimiento ECO español tras liderar y colaborar en proyectos para el desarrollo de espacios protegidos, ganaderías ecológicas o denominaciones de origen ECO.
Aunque su salto el mercado se produce en enero de 2017, Palearis lleva constituida desde 2015. Un salto temporal motivado por la convicción de disponer de producción propia, una estrategia que implicó dedicar muchos esfuerzos a preparar el terreno desde el punto de vista administrativo, técnico, logístico… Como recuerda Mónica Montealgre, “entonces era todo inversión”. Y tanto que lo era. Construir una sala blanca de acuerdo con la normativa de la AEMPS, realizar test in vivo e in vitro sobre la seguridad y la eficacia de los productos o tramitar la obtención de la Certificación Ecológica para cada uno de ellos son algunos de los pasos previos que se vieron obligadas a dar.
Parece que el empeño mereció la pena ya que hoy son una de las escasas marcas 100% españolas que tienen certificación ecológica al más alto nivel (organic cosmetic) a través de NATRUE, un sello internacional que ha ganado prestigio gracias a los estrictos criterios que sigue a la hora de certificar un producto como orgánico y que obliga a que al menos el 95% de los ingredientes de cada formulación provenga de producción ecológica controlada.
Con el apartado científico evolucionando favorablemente, en la pata puramente empresarial recibieron una ayuda extra de mano de SECOT (Seniors Españoles para la Cooperación Técnica) y en concreto de Miguel Ángel Torres, quien diseñó el plan financiero y ofreció las primeras pinceladas de una posible expansión internacional gracias en parte a su experiencia en China. Como apunta Mónica Montealegre, este tipo de asesoramiento "tiene muchísimo valor" ya que es "un auténtico lujo poder recibir formación y consejos prácticos de profesionales de tan alto nivel que no por tener una edad dejan de ser válidos, sino todo lo contrario, lo son más que nunca por toda la experiencia que pueden compartir".
EN EL LUGAR ADECUADO
Palearis viene del latín palea, que significa paja y, como explican De Mingo y Montealegre, "fue en un viejo pajar de Braojos de la Sierra, donde se gestó nuestro proyecto". Otro pueblo castellano, Cabanillas de la Sierra, recoge ahora el Centro de Producción. Ambos frente a los Macizos Montañosos del Sistema Central Español.
La especialización botánica de esta zona (todas las sustancias florales que emplean proceden de Castilla) tiende al aprovechamiento máximo de los recursos ambientales para transformarlos en principios activos muy concentrados. “Esta peculiaridad, y una nueva conjunción de lo floral y lo apícola alumbraron sinergias y después productos que logran una muy óptima bioasimilación por parte de la piel”, explica De Mingo.
Producir en frío favorece que se conserven las propiedades de los ingredientes que utilizan y no emplear alcoholes añadidos beneficia la efectividad del producto, enriquecido por una variedad de extractos florales que no se encuentran en otras marcas y que son únicos del ecosistema en el que se mueven. “No somos un poco ECO, sino TODO ECO, y es muy complicado lograrlo”, añade Montealegre, orgullosa de unos productos que, además de encontrarse en su página web y otros portales multimarca, han llegado en tiempo record a tiendas BIO, farmacias, herbolarios o centros de estética.
Palearis se ha convertido en una alternativa a las cremas que incluyen productos tóxicos y que, como apunta De Mingo, “generan una capa plástica en nuestra epidermis, generando un doble perjuicio: o la parte que se absorbe es tóxica para nuestros órganos o la parte que queda superficial sin absorberse sirve como efecto invernadero, quemando esa zona”. Su propuesta consiste en emulsiones bioasimilables “que dan de comer a nuestras células y estimulan el deshecho de los detritus”, añade la bióloga.
Aunque al principio no estaban muy seguras de que hubiera un mercado en España para este tipo de cosmética (de hecho se plantearon vender solo en el exterior, fundamentalmente en EE.UU.), la buena marcha de algunas tendencias y una mayor concienciación casan bien con lo que ofrece Paleris, que ha optado, de momento, por quedarse en casa. “Seguimos con nuestros planes para la internacionalización definitiva de la empresa, pero será en el momento adecuado”, concluye Mónica Montealegre.