La viruela del mono (MPX por sus siglas en inglés, Monkeypox) ha llegado a Europa y a Estados Unidos. No es un virus nuevo, ya que los primeros casos conocidos datan de los años 70 tras ser localizados en el África Subsahariana, la zona de mayor incidencia de la MPX hasta el momento con países como República del Congo o Nigeria a la cabeza. Como explica a este periódico Elisa Chilet Rosell, investigadora de la Universidad Miguel Hernández, la principal vía de transmisión de la MPX es zoonótica, animal-humano, siendo más complicado el contagio entre personas.
“Lo peculiar es que, por primera vez, en Europa tenemos casos que no están relacionados con personas que hayan viajado a África o mantenido el contacto con alguien que hubiera estado allí”. La investigadora aclara que la situación ahora es muy distinta a los primeros atisbos del SARS-CoV-2, cuando creíamos que todo quedaría en un susto. “La alerta social que se ha producido estos días probablemente no sería tal si no estuviéramos en un contexto pandémico”, apunta Chilet. “Sí debe existir una alerta sanitaria, que viene a nos viene a decir que debemos vigilar y monitorizar la enfermedad. Ello no significa que estemos ante una nueva pandemia o que haya razones para la alarma. Es un virus radicalmente distinto al coronavirus”.
La experta añade que, salvo excepciones, la enfermedad cursa leve y desaparece en 3-6 días. “En algunos casos requiere hospitalización, pero, a diferencia del COVID-19, partimos de cierta inmunidad porque parte de la población está vacunada contra la viruela, que aporta protección”. Adicionalmente, España recibirá vacunas y antivirales contra la viruela del mono a través de la compra centralizada que realizará el HERA, la Autoridad de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias de la Unión Europea.
Vigilancia sí, alarma no
Cristóbal Belda, director del Instituto de Salud Carlos III, explicaba el miércoles que en el organismo público han logrado la secuenciación al cien por cien del virus, lo que permite confirmar que la variedad de estos casos es la de África Occidental, la más leve de las conocidas.
La secuenciación ha alcanzado una cobertura del 100% de los 190.000 pares de bases del genoma de este virus, lo cual abre la posibilidad de estudios filogenéticos más avanzados que permitirán obtener información adicional sobre su comportamiento y comprender mejor su origen, circulación y difusión. Es la primera vez en Europa que se logra realizar la secuenciación completa de este virus en muestras procedentes de 23 pacientes.
Elisa Chilet defiende que, a nivel de Salud Pública, se realicen rastreos para cortar la cadena de transmisión del virus. En el plano individual, si sospechamos que hemos estado en contacto con una persona infectada de MPX, “lo mejor es aislarnos en casa”. “Si residimos con más personas, quedémonos en una habitación. El virus se transmite mediante contacto físico estrecho o, por ejemplo, durante una conversación prolongada, ya que ‘viaja’ en las gotículas que expulsamos al hablar. Ante cualquier síntoma o duda, la prioridad es contactar con los servicios de salud”.
Los peligros del estigma
Con la situación sanitaria bajo cierto control nos enfrentamos, a juicio de la investigadora de la Universidad Miguel Hernández, a otros riesgos mayores que conviene considerar a la hora de actuar. “Muchos de los casos diagnosticados ahora en Europa correspondían a hombres que admitieron haber mantenido relaciones sexuales con otros hombres, pero es un error pensar que el virus se transmite solo en relaciones sexuales entre hombres”.
Chilet recuerda lo ocurrido con el VIH, una enfermedad aún hoy rodeada de prejuicios infundados. “Quedó fijado en la sociedad que se transmitía sobre todo en grupos de hombres homosexuales, personas de raza negra, prostitutas o usuarios de drogas de suministro intravenoso. Colectivos ya de por sí marginados que recibieron un nuevo estigma. Estos días, cuando algunas televisiones hablan del virus, utilizan imágenes de ambientes homosexuales, del orgullo gay o de personas negras. Los medios de comunicación deben ser responsables porque estas prácticas inducen a la estigmatización”.
Algunos organismos han tomado cartas en el asunto. El Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de EEUU recuerda que “cualquier persona, independientemente de su orientación sexual, se puede contagiar de MPX a través del contacto con fluidos corporales, llagas de una persona con MPX o artículos compartidos (como ropa y ropa de cama) que hayan sido contaminados con fluidos o llagas de una persona con MPX”. Y añaden que, además, “puede propagarse entre las personas a través de las gotitas respiratorias, normalmente en un entorno cercano, como el mismo hogar o un entorno sanitario.”
"La deforestación provocará que estas situaciones sean cada vez más frecuentes"
“Debemos centrarnos en las conductas que pueden exponernos al conjunto de la población sin incidir en cuestiones de orientación sexual”, mantiene Elisa Chilet. “El estigma empezó en los 80. Con la intención de proteger a ciertos colectivos, el efecto provocado fue justo el contrario”.
Experta en cuestiones de desigualdad de género en la salud pública, Chilet trabaja en otras áreas, como la contextualización de la evidencia científica en zonas de escasos recursos. “La mayoría de la evidencia científica de la que disponemos es generada en Europa y Estados Unidos. Investigamos para adaptarla mejor a otros contextos”.
Lo ocurrido con la MPX engancha con este argumento. “Sabemos que existen casos en África desde hace 50 años. Sin embargo, las investigaciones para tratarla o prevenirla han sido escasas. Las cosas cambian cuando llega a Europa y EEUU. Conviene recordar que estas situaciones serán cada vez más frecuentes. Estas zonas sufren una deforestación brutal. Las personas están en mayor contacto con animales salvajes, reservorios tanto de este virus como del SARS-CoV-2”, concluye Elisa Chilet antes de puntualizar que, pese a su nombre, la viruela del mono es transmitida sobre todo por roedores.