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Elisa Rivera: "La transferencia de conocimiento debe ser una prioridad para todos los agentes de I+D+i"

Hablamos con la directora General del Planificación, Coordinación y Transferencia de Conocimiento del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, durante la celebración en Málaga del Foro Transfiere
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Elisa Rivera, ayer en Málaga. Imagen: Innovaspain.

Elisa Rivera está al frente de una de las áreas prioritarias no solo para el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, sino para el correcto desarrollo de la actual legislatura. La directora General del Planificación, Coordinación y Transferencia de Conocimiento, lo ratifica cuando afirma que la transferencia es una cuestión que atañe “a todos los agentes”, públicos y privados, del ecosistema de I+D+i.

“Nuestro rol es el de liderar el proceso y ser ejemplarizantes. Planificamos, legislamos y creamos instrumentos para facilitar que las cosas ocurran”. Rivera ha charlado con Innovaspain en el Foro Transfiere, que celebra su XIII edición desde ayer y hasta el viernes en FYCMA, el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga. La responsable pública admite que la reciente creación de la dirección que encabeza es una muestra evidente de la voluntad de la ministra Diana Morant por otorgar a la transferencia una “importancia capital”. 

“El reto va más allá”, continua Rivera. “Si queremos una sociedad basada en el conocimiento, el foco político ha de estar en estas áreas”. Algunos datos indican que la senda es la correcta, pero el margen de mejora aún es amplio. “Uno de cada cinco puestos de trabajo del país está ligado a la ciencia, la tecnología o la digitalización. El cambio ha comenzado. Sin embargo, pese a que somos muy buenos en producción científica de calidad (puesto 10 a nivel mundial), en innovación o, lo que es lo mismo, en trasladar ese conocimiento al sector productivo y a la sociedad, las cosas no van tan bien (puesto 29-30 del ranking). Esto no se corresponde con PIB de España ni con su posición como país en el marco global”. 

La hoja de ruta 

Con la objetividad de las cifras en la mano, pidieron ayuda, tanto a la OCDE como a la Comisión Europea. A cambio, recibieron algunas recomendaciones que han facilitado al ministerio la actualización de la Ley de Ciencia y la elaboración de una hoja de ruta con distintos hitos, algunos ya cumplidos. Elisa Rivera participó en el desarrollo del Plan de Transferencia y Colaboración, al que se suma el Plan de Atracción y Retención del Talento. “Somos capaces de crear excepcionales profesionales que exportamos, pero el problema es que no siempre podemos conservarlos en España”. 

Para paliarlo, hace alusión a la creación de 3.800 becas predoctorales y postdoctorales o al impulso de los doctorados industriales. “Buscamos hacer atractiva la contratación de doctores en la industria, una práctica habitual en países como Alemania. Además, en el ministerio tenemos la suerte de trabajar junto a las agencias financiadoras de la innovación, como el CDTI, con quien hemos lanzado las ayudas NEOTEC, destinadas a empresas de base tecnológica”. Una línea será específica para jóvenes y otra para mujeres. Elisa Rivera recuerda un dato que evidencia la brecha de género en estos sectores: “Solo el 6 % de las empresas tecnológicas están lideradas por mujeres”. 

Dinamizar y colaborar

El impulso colaborativo en el que confía Rivera tiene múltiples caras. Con CDTI y el Instituto de Salud Carlos III han puesto en marcha la convocatoria de ayudas TransMisiones, articuladas en torno a retos como la transición energética, la escasez de agua o la agricultura sostenible. En TransMisiones pueden concurrir consorcios formados por 2-6 empresas junto a centros tecnológicos. “En definitiva, queremos dinamizar el ecosistema y que todos los actores trabajen de manera conjunta, mirando más allá de sus regiones. La cooperación interregional es otro ámbito en el que podemos mejorar mucho”. 

Ante este déficit, Europa promovió los Valles Regionales de Innovación, donde distintos territorios suman fuerzas en función de su ‘expertise’ para hacer frente a desafíos específicos. “Pretendemos diseñar planes de colaboración con las Comunidades Autónomas incidiendo en el territorio. A nivel más local, nos interesa mucho el binomio ciudad-universidad, y lograr que los centros generadores del conocimiento mantengan una relación más estrecha con su entorno próximo”.

En este entramado enriquecido por nuevas conexiones, el papel del investigador también va a cambiar. “El personal científico necesita más incentivos, ya sea para trabajar con el sector privado o en la valorización del conocimiento producido”, indica Elisa Rivera. Sus planes pasan por impulsar los llamados Sexenios de Transferencia. “Debemos valorar el trabajo investigador de otra forma, más allá de los papers publicados, y considerar aspectos como la propiedad intelectual, las patentes o la divulgación”. 

Por último, Rivera incide en la necesidad de que el sector privado incremente sus inversiones en I+D+i, para acompasar el esfuerzo presupuestario acometido desde el ámbito público. “Las empresas españolas, también por su estructura, están un poco más rezagadas. Nuestra obligación es acompañarlas, incentivarlas y convencerlas de que esta es una apuesta de futuro”.