Las universidades lideramos la Transferencia del Conocimiento y hemos demostrado que jugamos un papel clave en la lucha contra la pandemia del coronavirus, pero también pueden y deben ser un actor protagonista en la transición hacia una Economía del Conocimiento y en la recuperación de nuestro país». Con estas palabras, el presidente de la CRUE, José Carlos Gómez Villamandos, reclamaba que la Universidad tuviera una posición destacada en el acceso a los fondos de recuperación.
Una pretensión recogida en su ‘Plan de participación de las universidades en el mecanismo de recuperación y resiliencia. Transformar los campus para transformar la sociedad’, que planteaba una estrategia de fortalecimiento institucional de las universidades, dirigida a transformar los campus en polos de desarrollo económico desde una perspectiva integral. En él, la Conferencia de Rectores advierte de que, aunque es importante que las ayudas europeas recaigan en investigaciones postdoctorales y planes de digitalización, los fondos también “deben servir para introducir cambios estructurales y funcionales que permitan a la Universidad cumplir los objetivos que la sociedad española y europea le reclama”.
En este contexto, entrevistamos a Emilio Lora Tamayo, rector de la Universidad Camilo José Cela, quien además de suscribir las demandas de la CRUE, reclama una mayor relación y colaboración entre la universidad pública y la privada para plantear, acometer y desarrollar iniciativas y proyectos de investigación de carácter multidisciplinar o especializado y multiplicar así su alcance.
¿Qué papel deberían jugar las universidades en el proceso de recuperación?
Generar conocimiento es quizá el papel más importante que tiene esta institución. De hecho, con la pandemia se ha puesto de manifiesto la importancia de la investigación científica. Ese conocimiento, que surge de esa investigación, no se improvisa. Es y debe ser cultivado en el seno de la Universidad. Sin ir más lejos, algunas de las vacunas profusamente empleadas para la COVID-19 tienen su origen en investigaciones más o menos básicas realizadas en las universidades de Maguncia, de Oxford o de Harvard. En ese papel ligado al nuevo conocimiento, la Universidad se presenta como garante de la capacidad para generarlo. Y así debe ser de forma continua y no esporádica, apostando por una investigación que no solo genere conocimiento, sino que contribuya a la formación de nuevos expertos de los que la sociedad en general y la industria en particular tiene necesidad.
En la formación y en la investigación la Universidad juega un papel fundamental que, desgraciadamente, se suele olvidar cuando nos encontramos en etapas de “vacas gordas” o “cuando no pasa nada”. Ahora tocan “vacas flacas” y la Universidad está dispuesta a formar, a generar conocimiento, a impulsar el emprendimiento y, en suma, a jugar un papel importante en la recuperación, pero hace falta que la sociedad apoye y garantice el soporte de forma continua.
“Debemos apostar por una investigación que no solo genere conocimiento, sino que contribuya a la formación de nuevos expertos de los que la sociedad y la industria tienen necesidad”
¿Ha tenido en cuenta el Gobierno las recomendaciones hechas desde la CRUE en su ‘Plan de participación de las universidades en el mecanismo de recuperación y resiliencia’?
En el plan efectivamente se pueden identificar los planteamientos, solicitudes y recomendaciones que viene haciendo la CRUE desde hace tiempo, y propone una aplicación estratégica de todos los aspectos que debe cubrir la Universidad y formación universitaria. En ese marco se han conseguido en las universidades públicas algunos objetivos planteados, como el proyecto Unidigital, avances en la recualificación del profesorado y apoyo en el ámbito de la investigación.
Los Fondos de Recuperación en el ámbito universitario están destinados mayoritariamente a investigación posdoctoral y a digitalización. ¿Es suficiente a su juicio? ¿Qué otros territorios no deberían dejarse fuera?
Ninguna objeción a que los fondos se apliquen a la contratación postdoctoral y a la digitalización. Seguro que es un acierto. Si bien, y como he comentado con anterioridad, también es necesario apoyar la investigación básica, que es la que tiene por objetivo crear conocimiento, y diría que en ello se debería prescindir de la segmentación público-privada. Se debe trabajar conjuntamente entre los dos ámbitos.
Además, y en relación con la investigación posdoctoral, es necesario crear y estabilizar plazas que permitan adquirir talento, ya sea de dentro o de fuera del país, por supuesto tras un periodo postdoctoral que sea lo más internacional y enriquecedor posible. Lo que se precisa es ofrecer unas perspectivas de estabilidad que permitan trabajar con la continuidad y los horizontes amplios que requiere la labor investigadora. Y volviendo al comienzo de la pregunta, creo que el área de digitalización no puede ser la única donde se focalice el esfuerzo investigador.
A menudo, el mundo universitario reivindica un mayor reconocimiento como principal agente impulsor del proceso de transferencia científica. ¿Por qué es tan valioso su papel? ¿Qué esquemas de funcionamiento universitario deberían extrapolarse a otros ámbitos?
En España, el 70 % de las publicaciones científicas se realizan desde las universidades, un 20 % desde centros de investigación como el CSIC y el otro 10% desde los hospitales. Una publicación científica traduce la generación de conocimiento que obviamente puede o no conducir a una aplicación más o menos práctica o de valor más o menos aplicada y, por ello, ser objeto de una transferencia al sector industrial. En la medida en que la mayoría de ello proviene de la Universidad se entiende que el reconocimiento de ello es más que legítimo.
En la UCJC la relación con la empresa está en su ADN, como también lo está la promoción del emprendimiento fuera de la empresa. ¿Por qué son ambos tan importantes para ustedes?
La relación con la empresa no solo se justifica por la posibilidad de transferir resultados y resolver problemas, sino también y en gran medida en base a transferir conocimientos a partir de la incorporación de personal formado con los mejores estándares de calidad y con competencias y dedicaciones que son las requeridas por las empresas. Por ello, la UCJC mantiene un diálogo y una relación constante, ágil y flexible con ese mundo empresarial, de forma que los egresados tengan la formación adaptada al contexto laboral y social de cada momento. Uno de nuestros ejes fundamentales también es el emprendimiento, algo que es útil no solo para poner en marcha proyectos empresariales, sino que facilita conocimiento y competencias a los alumnos para desarrollar capacidad para poner en marcha cualquier tipo de proyecto o iniciativa, ya sea de impacto económico, social, familiar o personal.
“En España, el 70% de las publicaciones científicas se realizan desde las universidades”
En el caso de una universidad privada como la que usted dirige, ¿está engrasado el eje de la colaboración público-privada?
Creo que necesita “más aceite”. Quiero decir que en particular echo de menos una mayor relación y colaboración entre la universidad pública y la privada. En esta última hay “materia gris“ que puede ponerse en juego y complementar la de las universidades públicas para plantear, acometer y desarrollar iniciativas y proyectos de investigación de carácter multidisciplinar o de carácter especializado. Creo que la combinación de los recursos y la experiencia de distintos grupos investigadores multiplicaría el alcance de los proyectos.
¿Qué cambios estructurales ayudarían a que la Universidad fuera un auténtico motor de cambio social y económico?
El sistema educativo superior debería prestar más atención a la gobernanza, así como a la flexibilidad y simplificación administrativa, así como prestar más atención y apoyo a los investigadores, facilitando la colaboración y dando un acceso tanto a la universidad pública como a la privada, en igualdad de condiciones y méritos, a los mecanismos públicos de financiación de la investigación.