Múltiples iniciativas se suceden para que los jóvenes se atrevan a emprender más en nuestro país. Ya sea en innovación, transformación digital o tecnologías del futuro, el patrón se repite: la franja de edad menos interesada es la que va desde los 18 años hasta los 29. Es más: España lidera el ranking en cuanto al miedo al fracaso como obstáculo a emprender, con un 64% de la población frente al 47% de media mundial.
“Los jóvenes siguen teniendo muchas dificultades a la hora de convertir sus intenciones en emprendimientos reales, mientras que la población senior emprendedora se ha duplicado en la última década”, asegura Ana Fernández, presidenta del Observatorio del Emprendimiento de España, en el Informe GEM 20-21.
“España se caracteriza por ser un país que confía poco en los demás, incluido el gobierno, con la única excepción de la familia –explica Fernández–. Eso explica en parte que, en opinión de nuestros expertos, todas las condiciones del entorno, salvo una, hayan visto reducir su valoración. A pesar de todo, el ecosistema emprendedor español sigue en el top 20; esto es, por encima de la media europea”.
A vueltas con la edad
Según el Informe GEM, la edad es un elemento que puede ser determinante para emprender. Por un lado, las personas jóvenes suelen carecer de recursos y experiencia, pero también suelen tener menos responsabilidades y cargas familiares que limiten su capacidad de asumir riesgos, además de conocer mejor las últimas tecnologías y contar con mayor energía y entusiasmo a la hora de iniciar un negocio. Por otro lado, con el paso del tiempo las personas desarrollan experiencia y acumulan conocimientos que facilitan la identificación y explotación de oportunidades de negocio.
Así, según el estudio, el perfil del emprendedor español engloba mayoritariamente a personas entre 35 y 44 años (30,5%), además de personas entre 45 y 54 años (35,5%). La edad media se sitúa en torno a 42 años edad, que, con el proceso de maduración de las iniciativas, va aumentando hasta alcanzar los mayores de 55 años un 36,4% en las iniciativas consolidadas. En el extremo contrario se encuentra la población más joven, entre 18 y 24 años, que representa el 21,7% del total en 2020.
Cabe destacar también que la principal motivación en la creación de empresas en fase incipiente es la de ganarse la vida porque el trabajo escasea, pasando de representar “un 47% en 2019 a un 72% en 2020, rompiendo por tanto la tendencia observada en los últimos años, en los que generar riqueza o una renta más alta llegaba al 55% de la población, pasando en 2020 a situarse en 35%”.
Poca motivación para emprender
Asimismo, ya sea entre jóvenes o sénior, y a pesar de contar con el capital humano y el capital social necesarios para emprender, el 64% de la población española percibe que el miedo al fracaso les impediría poner en marcha un nuevo negocio.
Hay que entender también cómo ve el emprendedor español las condiciones de su entorno para lanzarse a esta actividad. En 2020, según los 36 expertos españoles entrevistados para el informe GEM, la infraestructura comercial (6,5), el acceso a infraestructura física (5,9), los programas gubernamentales (5,7) y a la educación en etapa post escolar (5,1) son las condiciones del entorno que han recibido las mejores valoraciones. En contraste, la educación y formación emprendedora en etapa escolar (2,2) y la burocracia e impuestos (3,9) han recibido las más bajas.
"Un individuo suele tomar la decisión de emprender en función de la información disponible sobre otras alternativas laborales accesibles– indican–. Para ello, tiene en cuenta una serie de factores de carácter objetivo como la experiencia previa, su situación laboral o su nivel educativo, y también factores de carácter subjetivo como la percepción sobre sus valores y aptitudes para emprender, así como la cultura asociada al emprendimiento”.