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Las vacaciones son para innovar

Innovacion encuesta verano

En estos días de vacaciones he realizado una pequeña incursión en el mundo de la encuesta y me he llevado la agradable sorpresa de cómo el término innovación ha calado en círculos donde antes no se citaba. Todos nos hemos hecho en estos periodos de descanso el firme propósito de cambiar y mi experiencia personal me dice que con bastante poco éxito; pero, lo que no me esperaba es que el concepto de cambio se ha transformado en innovación. Ha pasado de un plano personal a otro más social en el sentido que respondemos ante las cosas que no funcionan con la crítica constructiva que supone el buscar soluciones.

Es un cambio importante en la mentalidad colectiva o, al menos, de un número de gente numeroso que permite decir que estamos cambiando nuestra mentalidad. Por deformación profesional soy de los que apuntan cosas que se me ocurren cuando veo algo que me parece que se puede mejorar. Por ejemplo, veo que en el turismo hay muchas cosas por hacer: falta organización para gestionar la actividad turística en las ciudades; flexibilidad en los horarios en función de las características del turista; la creación de nuevos destinos, distribución de fechas y hasta comercialización de productos que solemos comprar los turistas.

Ver, leer y escuchar es un ejercicio que recomiendo para estos días de descanso. Si nos damos cuenta, y esto lo he hablado con un especialista, es normal que en vacaciones pensemos mejor y más productivamente que cuando estamos sometidos a las obligaciones de tomar decisiones en el trabajo diario. No solamente no cansa, sino que esta actividad relaja. Hay que desconectar, pero de la presión diaria. En esas circunstancias pensamos mejor y de forma más aprovechable.

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La resistencia al cambio siempre ha existido y estos días de atrás hemos tenido un ejemplo más en el conflicto entre taxistas y alternativas como Uber y Cabify, aunque posteriores informaciones descubren ciertos datos que demuestran que los que protestan no están tan alejados de los que han irrumpido en un sector sometido a unas reglas que la nuevas tecnologías las han superado.

Es verdad que muchos empleos van a desaparecer, pero también es verdad que hay otros que se están creando y sobre los que no hay cifras exactas. Hace ya tiempo que uno de los filósofos españoles más relevantes, Daniel Innerarity, decía que una buena parte de los empleos del futuro (que ya es hoy) sería la selección y análisis de la información. Fue un pensamiento y ya es una realidad y aún lo será más. El problema no está en la destrucción de empleos, está en la formación para acceder a los nuevos.

El problema no solo nos afecta a nosotros. Leo en World Economic Forum un artículo sobre el tema de Cathy Smith, de Sudáfrica, y da una cifra relevante para todos: dentro de poco más de una década habrá en África un número aproximado de 600 millones de jóvenes en edad de trabajar.

Con estas perspectivas parece que conviene que todos los políticos se pongan las pilas para solucionar lo que puede ser un problema antes de que se produzca. El lenguaje utilizado hasta el momento no sirve para nada y la solución se encuentra en las ventajas de la innovación. Es verdad que eliminará puestos de trabajo pero también los creará y no ver que la sociedad presente soluciones a un medio plazo es tremendo. Por eso nuestra  obsesión tiene que estar dirigida a animar a todos a pensar en mejoras que faciliten la vida del futuro. En cada avance está la solución.

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