Endesa y Flex LNG han llegado a un acuerdo de colaboración por el cual la energética contará con un nuevo buque metanero, destinado a garantizar su transporte de Gas Natural Licuado (GNL). Este barco, el tercero de la compañía, tiene una capacidad de almacenamiento de 174.000 metros cúbicos de GNL en cuatro tanques criogénicos; así, transportará gas para el consumo equivalente a la demanda de un día de toda España o al suministro anual de 170.000 viviendas.
Ahora, gracias a este buque metanero, Endesa podrá gestionar su gas desde el origen de entrega, no desde entregas en destino. “Este cambio de contratación desde origen de entrega y los acuerdos de fletamentos, para garantizar la disponibilidad de metaneros para el transporte marítimo de gas, permitirá que Endesa pueda cubrir parte de su suministro de gas para los próximos 20 años con opciones mucho más flexibles y competitivas”, ha declarado el consejero delegado de Endesa, José Bogas.
El buque metanero, de última generación, tiene 293 metros de eslora, 45,8 metros de manga y 26,2 metros de puntal. Por otro lado, cuenta con motores de dos tiempos duales y un sistema de contención que permiten reducir los consumos de gas del metanero y elegir el combustible para su propulsión. “Podrá ser 100% gas natural o Fuel-Oil bajo en azufre, lo que le hace mucho más limpio en emisiones que la mayoría de barcos que utilizan derivados del petróleo en sus motores, reduciéndolas significativamente. Asimismo, el barco cuenta con sistemas para la reducción de emisiones de NOx”, explican desde Endesa.
Para entender la importancia de la adquisición de este buque metanero, Endesa indica que, en España, hay un necesidad de comprar gas en otros mercados al no contar con yacimientos de gas propios. “Los gasoductos no son suficientes para cubrir la demanda y se completan con el suministro de gas licuado (GNL) que viaja en barcos metaneros procedente de países productores […] se espera que aumente la demanda de gas natural como combustible más limpio para la producción de electricidad, junto con otras tecnologías de generación no emisoras, haciendo que el sistema eléctrico sea más robusto para permitir la penetración progresiva de las energías renovables”. El objetivo: conseguir un marco de emisiones cero para 2050.