No tiene ni un metro cuadrado de asfalto. La energía que se le suministra llega desde el sur, desde Lanzarote –de la que depende administrativamente–. Y sin embargo, ya es la octava de las Islas Canarias. Esta ínsula, La Graciosa, es un bello paraje natural que desde junio del año pasado es completamente independiente si hablamos de energía. Es 100% sostenible, autosuficiente e “inteligente”. Endesa, junto al Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) y Cen Solutions, lo han hecho posible.
Para explicarlo, hay que ponerse en situación. En esta isla de 29 kilómetros cuadrados existe un fenómeno natural denominado “nube rápida”. Esta nube, al pasar por los paneles solares fotovoltaicos de la isla, interrumpe la generación de energía renovable. Entonces, ¿qué hacer cuando las redes no son estables? Aquí entra el proyecto G.R.A.C.I.O.S.A. (Generación Renovable con Almacenamiento y Consumos Inteligentes para la Operación de redes de distribución con Sistemas de Autoconsumo), que es capaz de garantizar la fiabilidad del suministro energético a los residentes de la isla, además de mejorar el uso de la energía ganando eficiencia y reduciendo costes al consumidor. Al mismo tiempo, reduce las emisiones gracias a la integración de las energías renovables y a la progresiva implantación de la movilidad eléctrica en la isla.
Para ello, la solución ha sido activar unas rampas de presión en función de la radiación solar. Como explica Jorge Sánchez Cifuentes, responsable de Nuevas Tecnologías e Innovación en Endesa Distribución (filial que lidera el proyecto), “cuando en un panel solar fotovoltaico entra una nube, afecta a todas las placas solares de esa zona. De este modo, al entrar la nube (porque las placas solares dejan de generar energía), se crean unas sombras intermitentes y es ahí cuando activamos las rampas”. Las rampas de presión pueden ocasionar desequilibrios dentro de las redes, porque si hay una rampa muy grande y no es mucho el consumo, por ejemplo, la tensión dentro de la rama donde están conectadas todas las placas solares sube y hace que se salga fuera de márgenes o que se estropeen ciertos equipos históricos que estén conectados.
Para evitar el problema ante la entrada de la supuesta nube, la rampa da generación energética de golpe. Aun así, como el consumo sigue existiendo, “el voltaje de dentro de la red puede bajar y provocar subtensiones y también problemas en equipos electrónicos”, indica Sánchez. Así que tienen que estudiar cada nueva instalación solar, y acomodarla para poder incorporar y tener unos límites técnicos en las instalaciones solares dentro de la red de baja intensidad. De hecho, se han enfocado en las variaciones rápidas de generación para que no afecten a los clientes y poder tener una calidad de suministro buena.
La microrred que controla todo
La nueva solución (otra más) ha sido desarrollar una microrred inteligente en la isla para favorecer la integración a gran escala de energía solar, un primer paso para avanzar en las soluciones de autoabastecimiento estable con energía limpia en la zona. Esa microrred ha integrado la generación distribuida obtenida a través de placas fotovoltaicas con unas baterías y ultracondensadores para servir de apoyo a la energía fotovoltaica, que tiene altos niveles de fluctuación. Y todo esto funcionando de manera aislada, aunque el estado de la red se controle desde Lanzarote.
Con un gran abanico de tecnologías, –entre las que se encuentran las comunicaciones PLC (Power Line Communications), sistemas de monitorización y control o automatismos de baja y media tensión– se permite integrar de manera eficiente la energía fotovoltaica en las redes eléctricas convencionales. Y, frente a lo que se pueda pensar, abaratar los costes. Por otro lado, y como afirman desde Endesa, “ya se ha conseguido un ahorro energético total en torno al 35% para los clientes que participan en el proyecto”.
Una revolución estudiada
Para Jacob Rodríguez, responsable del proyecto Graciosa, la elección ha sido fácil. Es una zona rural y, dentro del tipo de red que hay en la zona, la suya era muy buena para hacer el experimento, porque está al final de la línea y aunque aquello sea una isla físicamente, energéticamente está conectada a Lanzarote. “Esto nos permitía experimentar en un entorno real, pero en el que fuera más seguro y no afectara a los clientes. Cumplía esa doble función”.
Según Rodríguez, La Graciosa tiene otra particularidad, y es que la isla entera es un parque natural, tiene protección de varios tipos. “Entonces, la única energía renovable que es posible instalar allí es fotovoltaica en tejado. Es un sitio donde se ve fácilmente el efecto que tendría la renovable fotovoltaica, y además, como la red que hay es muy pequeña, si no puedes acomodar la fotovoltaica en la red que hiciste, la otra alternativa es la de enfrente, y no hay otra solución como hacer una línea más larga, porque recordemos que es una isla”.
Para estudiar esta zona, se han instalado un par de cámaras que permiten anticipar el movimiento de las nubes, de manera que el sistema pueda responder a los cambios en la generación de energía ya sea mediante el uso de las baterías o gestionando la demanda, para que el sistema siga funcionando en condiciones óptimas.
De todos modos, el responsable del proyecto incide en que el espectro de aplicación es el mismo para todos: la integración renovable intermitente en la red de baja tensión es aplicable a cualquier zona. Cuanto más rural sea, más débil será la red. “Este efecto, en mayor o menor medida, es aplicable a toda la Península”, afirma.
Como señala Sánchez, el proyecto se puede aplicar a todo el territorio español. “Lo bueno es que el efecto es muy rápido de detectar. Las inversiones que hay que hacer en un proyecto de inversión de I+D para comprobar su viabilidad son mucho menores si lo hacemos en La Graciosa que en Extremadura, pero los resultados son extrapolables a todas las líneas de baja tensión. Cuando tengamos la penetración suficiente, iremos a otros lugares”. Es decir, que algún día se exportará la revolución.
Este reportaje ha sido publicado en la edición impresa del Anuario de la Innovación en España 2018