El estadounidense Kerry Emanuel (Cincinnati, Estados Unidos, 1955), doctor en Meteorología por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y catedrático en esta misma institución, confiesa que ha perdido la esperanza en las democracias occidentales en la lucha contra el cambio climático. El científico fue nombrado hace poco menos de una semana Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático, por predecir a finales de los años ochenta que este aumentaría la intensidad de los huracanes.
“No creo que los cambios vayan a venir de las democracias occidentales, desafortunadamente”, se lamenta el científico. “EE UU dice que no va a hacer nada. Europa dice que va a hacer algo pero luego no hace nada”.
Para él, la esperanza de un cambio “viene del este”. “De países cuyos Gobiernos no me gustan particularmente, de China y Rusia. Pero son ellos los que por alguna razón están tratando de alejarse de los combustibles fósiles”, asegura.
Países que, además de apostar por la energía eólica y solar, están invirtiendo en energía nuclear. Según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica, China y Rusia poseen 48 y 38 reactores, respectivamente, con lo que se sitúan detrás de Estados Unidos (96) y Francia (58) .
“A los partidos verdes no les gusta la energía nuclear por razones políticas pero, en realidad, es la forma más segura de producir electricidad. Hay toda una mitología en torno a ella pero al final nos va a salvar de la tragedia del cambio climático”, sentencia.
Sin embargo, Emanuel no renuncia a persuadir a los políticos de su país a actuar para frenar el aumento de la temperatura global, particularmente a los miembros del partido del presidente Donald Trump, el Partido Republicano. Afortunadamente “cada vez más republicanos entienden que es un problema”.
Considera que el gobierno debería financiar investigación en tecnología para eliminar el carbono de la atmósfera. “Ya sabemos cómo hacerlo solo que, actualmente, es muy caro”, afirma el autor de Lo que sabemos sobre el Cambio Climático y Viento divino: la historia y la ciencia de los huracanes.
En su esfuerzo por convencer a los republicanos de pasar de un mercado basado en los combustibles fósiles a uno libre de estos no recurre a un razonamiento ecologista -de hecho, nunca usa la palabra “clima”-. Simplemente habla de dinero.
“En mi argumento con los republicanos es que en Asia están en el proceso de capturar este mercado de seis billones de dólares mientras que nosotros estamos a un lado mirando lo que está pasando”, señala.
“Una vez que entienden que van a ganar dinero, toda su oposición a la ciencia se evapora por completo de la noche a la mañana”, critica. Lo mismo sucedió con las compañías que en un principio se resistieron a reconocer la existencia del agujero en la capa de ozono, debido a las emisiones de ciertos compuestos químicos, entre ellos, los clorofluorocarbonos.
Huracanes más intensos
Hace más de 30 años que Emanuel planteó en un artículo publicado en la revista Nature que la capacidad destructiva de los huracanes aumentaría si no se frenaba el calentamiento global. Durante décadas fue imposible confirmar sus predicciones, en gran medida porque, según él mismo reconoce, los datos de calidad sobre huracanes a escala global escasean. Sin embargo, en los últimos años, gracias a las observaciones de satélite, principalmente, se ha podido alcanzar un consenso científico al respecto.
Junto con los terremotos, los huracanes son los fenómenos naturales que más muertes y pérdidas económicas provocan. Cuando Emanuel empezó a estudiar su física, apenas se conocían. Fue su trabajo en los años ochenta y noventa el que desveló que son motores de calor, “gigantescas máquinas que transforman el calor que extraen de la superficie del océano en viento”.
“Mi interés en los huracanes definitivamente no fue estimulado por el cambio climático. Solo quería entender cómo funcionaban”, confiesa. Además de esclarecer su funcionamiento, el científico ha sido el primero en relacionarlos con el calentamiento de la superficie del océano por el cambio climático. Incluso, sus modelos predicen un aumento de un 5 % en la intensidad de los huracanes -en la velocidad del viento-, por cada grado de aumento de la temperatura del océano.
“Un calentamiento de tres grados supondría huracanes un 15 % más intensos”, precisó el día del fallo. Pero, según explicó, el incremento en su capacidad destructiva se mide calculando el cubo de la velocidad del viento. Por tanto, un aumento de tres grados supone un incremento en su potencial para destruir de entre un 40 y un 50 %.
Los ‘medicanes’
Otra de las conclusiones de Emanuel es que se intensificarán los huracanes en el Mediterráneo, los llamados medicanes. Siempre han existido pero hasta ahora eran muy poco frecuentes y mucho más débiles que los huracanes. Junto a Romualdo Romero, los estuvo investigando durante un año sabático en 2005 en la Universidad de las Islas Baleares en Mallorca. “Concluimos que no iba a haber muchos más pero que probablemente se volverían más fuertes, como consecuencia del calentamiento global”, agrega.
¿Estamos listos para enfrentarlos? “No lo creo”, responde.