De casta le viene al galgo. Su padre fue presidente de Aniel, precedente de Ametic, por lo que presidir patronales tecnológicas lo lleva en los genes. En poco más de un año, Pedro Mier (Figueres, 1952) ha conseguido revertir la situación que se dio en la asociación, cuando varias empresas, lideradas por los operadores, decidieron marcharse. “Una asociación que represente todos los intereses de la cadena de valor tiene una ventaja, representar a todos, y una desventaja, que el máximo común denominador sea pequeño, porque hay momentos en los que los intereses de unos y otros pueden entrar en conflicto”. Y ahora, ¿queda conflicto?
Pues sí, pero no con las compañías que se fueron. España atraviesa un momento interesante; un momento de cambio en el que solo queda adaptarse o morir. Es el tiempo de la innovación, donde el que se queda atrás se arriesga a todo, y a nada bueno. Aunque siempre estará Ametic para guiarlos. “Nuestra misión siempre está presente: reforzar la industria de la tecnología digital en España. Eso quiere decir apoyar el desarrollo de todas las empresas, de todos los tamaños. Desde las grandes empresas digitales, Microsoft, Google, Amazon, Facebook, Apple, este tipo de compañías, hasta las más pequeñas. Tenemos un núcleo grande de las que yo llamo ‘mediano-grandes’ españolas, es decir: esas que constituyen, como ocurre en Alemania, el grueso del tejido industrial”. Mier se refiere a aquellas que facturan desde decenas hasta mil millones de euros. Para él tienen un especial interés, porque es muy importante para que se consolide un tejido potente en España “que todas las empresas crezcan”.
El objetivo siempre es ese: que el conjunto avance. “Si las ideas que defiende Ametic van bien, el país irá bien. Y si no van bien, lo tenemos muy mal”, subraya. Y para no caer en ello, se han modernizado. “Después de un año, ¿dónde estamos? Pues, a pesar de agoreros por un lado y malintencionados por otro, estamos bien. Hemos tenido un crecimiento importante, nos sentimos sólidos, cómodos y bien reconocidos, hemos incorporado más de 40 asociados en lo que llevamos de tiempo. Y cosas que decían, como que íbamos a desaparecer, no ha ocurrido. Creo que hemos tenido un gran éxito”. Un cambio es una oportunidad, y por eso se han modernizado. Según Mier, su tecnología “está entrando transversalmente en todos los ámbitos de la sociedad, y lo que estamos evolucionando ahora es como vector».
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“Al final, la sociedad en general está cambiado, no hace falta que lo diga, es más que obvio. Nuestra tecnología está en el núcleo que está cambiándolo todo, y no nos extraña, sino que vemos totalmente necesario cambiar para adaptarse a esa situación. Esto lo estamos viendo, pues ocurre en todos los países, sobre todo en Europa”. Y de Europa saben, ya que forman parte de Digital Europe, además de vicepresidirla.
“El papel de España en Europa… Podemos utilizar algunos índices que, al fin y al cabo son referencias, medidores, que de por sí no dan toda la información. Nos dicen, sobre digitalización, que España, en términos de conectividad, está muy bien posicionada, algo que es ideal. Pero cuando nos vamos al terreno de los negocios donde se desarrollan, estamos mal. Y si nos vamos a los índices de innovación estamos mucho peor. Tenemos que hacer un esfuerzo, está muy claro: necesitamos apoyar más la innovación, y necesitamos desarrollar productos y sistemas, aprovechar mejor las infraestructuras que tenemos”.
El cómo hacerlo ya es más complicado. “Soluciones hay muchas. Aunque creemos que hay que seguir dos líneas. Creemos mucho en el papel de la demanda. Como la compra pública, que es muy importante por su impacto, ya que el primer comprador es la administración. ¿Qué proponemos nosotros, a parte de que haya un hábito de utilizarlo bien? Lo deseable es que estuviera en la cultura, que cada vez que se haga una compra pública de importancia alguien se pregunte si de ese ejercicio se puede sacar un beneficio industrial para el país –explica. Por otro lado, en el lado de la oferta están las famosas tecnologías habilitadoras, donde hay tecnología de base: nanoelectrónica, inteligencia artificial, Big Data, etc. Ahí es importante que se apoye a las compañías para que se pueda desarrollar, aparte de la compra, cobertura parcial del riesgo que se asume. Muchas de estas tecnologías tienen un grado de riesgo implícito que de alguna manera hay que ayudar a suplir”.
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Para Mier, la innovación es la única arma competitiva realmente válida hoy en día (“si los mercados son abiertos, si son protegidos no hay nada que hacer”). Aunque, “a veces, somos más papistas que el Papa. Ahí una obsesión regulatoria de ‘cuidado, la libre competencia’, que está muy bien si fuera verdad, porque no es exacto, no pasa en el entorno internacional y mucho menos en el sector de la tecnología, donde cada uno utiliza todas las armas que tiene. Nosotros somos incluso naif en exceso”.
Muchas, muchísimas cosas se quedan en el tintero. Al final, solo queda el optimismo. “En el mundo de hoy no solo compiten las empresas, compiten los países. Eso está claro. Todos compiten por tener inversiones del exterior, para tener empresas potentes que puedan exportar, etc. España debería tener buenos proyectos, proyectos retadores. Tenemos una sociedad poco consciente del riesgo que estamos tomando si no se hacen según qué cosas, si fuera consciente, las familias y la gente joven reclamarían”.
Así, tras un año de proyectos, de crecimiento, de superación, Mier, como emprendedor que es, se ha fortalecido. “Hemos pasado por un intento de matar la asociación. De controlarla, y después matarla. Pero ha merecido la pena. Que sea duro, no quiere decir que no merezca la pena”.