La Agencia Espacial Europea (ESA) lleva años luchando por la prevención ante catástrofes naturales (tsunamis, terremotos, inundaciones) parar romper la dinámica de gastar recursos y tener que reconstruir ciudades a posteriori. Con ello, pretende reducir el gasto y, sobre todo, reducir de manera drástica el coste en vidas humanas. Ahora, su idea es reconstruir los daños, pero dirigiendo sus esfuerzos para prevenir.
Su solución: el programa Disaster Risk Reduction –impulsado dentro del programa Copernicus Emergencias–, lanzado en el año 2012. Liderado por la empresa española Indra, esta herramienta permite demostrar los beneficios y la utilidad de la información basada en la observación de la Tierra con diferentes fases de prevención y de preparación, aunque también de recuperación y reconstrucción).
“Existe la necesidad de abordar el impacto de tsunamis y terremotos no solo al reaccionar después de los episodios, sino también al mejorar la prevención y la preparación. La observación de la Tierra puede contribuir a abordar la mayoría de estos tipos de amenazas naturales de manera eficiente al proporcionar mapas de amenazas, servicios de apoyo para la evaluación de la exposición, la vulnerabilidad y el riesgo, además de contribuir al monitoreo de reconstrucción”, explican desde la ESA.
Así, la solución crea diferentes mapas basados en las imágenes recogidas por los satélites antes y después del evento, aportando información detallada de la situación de cada infraestructura, edificio, instalación industrial y cultivo de la ciudad y su entorno inmediato. Con ello, el objetivo es el de, utilizando la información recogida, diseñar ciudades que puedan prepararse para resistir un evento de este tipo en caso de que se repita en el futuro.
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De hecho, la prevención con la observación de la Tierra permite identificar zonas vulnerables en caso de inundaciones, movimiento sísmico o erupción volcánicas; areas con riesgo de sufrir deslizamientos del terreno; el grado de estabilidad del terreno y riesgos para edificios e instalaciones; edificios dañados o susceptibles de serlo en caso de terremoto; vías de evacuación seguras en caso de desastre; o movimientos y densidad de la población en cada área.
Pero más allá de la teoría, la herramienta ha llevado a cabo con éxito su primera puesta en marcha con el tsunami ocurrido septiembre del 2018 en Palu (Indonesia), y en el acaban de terminar de trabajar. Esta ciudad de la isla de Sulawesi –con alrededor de 350.000 habitantes, fue arrasada por una enorme ola generada por un terremoto de 7,5 grados. Más de 2.000 personas perecieron, y los daños en infraestructuras fueron múltiples.
Durante nueve meses, el consorcio liderado por Indra –y del que forma parte Gisat (República Checa), Planetek (Italia), Argans (Francia), ZAMG (Austria), Luxspace (Luxemboiurg) y Nazka (Bélgica)– han estado trabajando en la asistencia a las víctimas y desarrollando la fase de reconstrucción, una reconstrucción dirigida a la prevención de tsunamis.
Gracias al satélite radar europeo Sentinel 1, de la ESA, que ha detectado movimientos del terreno de milímetros y a Planetek, se han generado mapas que reflejan la estabilidad del suelo en cada zona tras tsunamis y terremotos, ideal para que cuando vuelva a ocurrir un desastre de estas característica, la ciudad pueda aguantar lo máximo posible. Asimismo, todas estas imágenes y mapas servirán para detectar las zonas de riesgo en caso de nueva catástrofe natural, pudiendo elegir con antelación donde instalar hospitales, plantas industriales o cultivos.
“Tras los tsunamis y terremotos, la información con la que se cuenta suele ser confusa y escasa. La tecnología espacial aporta una visión completa muy detallada de forma inmediata. Con ella se pueden establecer prioridades, organizar la ayuda y asegurar que llega a donde más se necesite”, explica en un comunicado el experto de Observación de la Tierra de Indra, Alberto Lorenzo.