Hay que aplaudir la decisión del ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, de presentarse como candidato a la dirección general de la Agencia Espacial Europea (ESA). Para la industria y la innovación española es, si logra el puesto, una gran noticia; una oportunidad de oro. A él, su decisión le define como profesional. Es una gran oportunidad y hay que estar en esa “lucha”. Le deseamos el éxito.
A pesar de las restricciones que se anuncian por el efecto COVID-19 en la Unión Europea, la ESA va a seguir con un programa ambicioso porque es consciente de que los retos en este sector abren la puerta a tecnologías nuevas que no solo tienen servicio en el sector aeroespacial, sino también en otros que hacen posibles sus objetivos. Y no son pocos.
Todos son pros y solo señalo un posible contra, que es el efecto interno que produce un cambio de titular en un ministerio que debe ser emblemático en la situación actual. Hay en marcha un programa de cambio ambicioso, trabajado por un equipo competente, y una ruptura en este momento podría retrasar la puesta en marcha de medidas vitales para la innovación en España.
Nos lo contaba no hace mucho tiempo la secretaria General del Ministerio, Teresa Riesgo, y sería bueno que la candidatura del ministro Duque no abriera un paréntesis en la línea marcada. Hay plazo para tomar decisiones, ya que la decisión sobre la Dirección General de la ESA puede demorarse al año próximo. Del mismo modo, también parece que pudiera ser antes de que terminara el año (el plazo para recibir candidaturas termina el 31 de agosto) y eso sí que podría afectar al calendario marcado en el Ministerio.
En esta tesitura, sería bueno que septiembre nos trajera ya algunas novedades en materia de innovación. El tema COVID-19 está asumido, las investigaciones avanzando y, aunque el panorama político del otoño no será tranquilo, la innovación no debe parar, pues es la solución a muchos de los males que nos afectan, y no solo a España.
En su conjunto, la Unión Europea atraviesa un momento de definición con el peor escenario posible después del efecto demoledor que ha producido la pandemia en el ámbito económico lo que obligará, según se ha anunciado ya, a disminuir los presupuestos dedicados a la innovación, una mala noticia.
Como todas las crisis, estas sirven para plantearse muchas cuestiones y bueno sería que la UE planteara, de una vez por todas, una profunda reforma que eliminara la burocratización que frena, en muchos casos, el desarrollo innovador desde muchos puntos de vista e interés. De seguir con esquemas como los actuales, la distancia con Estados Unidos y China no dejará de aumentar y eso no es bueno para ninguno de los países que la integran.
En esa situación, la presencia de un español en la Dirección General de la ESA, que no hay que olvidar que tiene un presupuesto de 15.000 millones de euros para cubrir todos sus programas –Missions–, es vital no solo para el desarrollo de la industria aeroespacial, sino para la de telecomunicaciones y un largo etcétera. Entre ellas, las expectativas de muchos profesionales.