La búsqueda de talento empieza a ser un tema recurrente, por importante, cuando escuchas las voces de las empresas sometidas todas ellas a seguir el ritmo trepidante que ha impuesto el avance de la tecnología, si es que quieren ser competitivas en los mercados, sea cual sea. Lo ratificaban el pasado jueves día 3 Sergio Rodríguez, presidente de la Fundación Pfizer y director de Relaciones Institucionales de uno de los de referencia mundial, y Javier Ortiz, director general de Alfa-Laval Ibérica, una referencia mundial de la industria sueca en el marco de una jornada organizada por la Fundación I+E en la sede de otra referencia de peso a nivel global de las telecomunicaciones cómo es Ericsson.
La revisión de la educación para poner el mercado profesionales que puedan adaptarse rápidamente a los avances tecnológicos que vivimos debería ser uno de los objetivos primordiales por parte de toda la sociedad y, por supuesto, de sus dirigentes en primer lugar, escuchando estas voces cualificadas, que no son pocas.El tema no afecta solo a España, es un tema global empezando por Europa.
En este sentido, Carme Castro, CEO de Kainova, llama la atención sobre la necesidad de talento en las empresas. Personalmente entiendo que se refiere a ese concepto de talento que aúna inteligencia con aptitud; es decir, un conjunto de personas que, en diversos grados y circunstancias son capaces de establecer objetivos y rodearse de otros profesionales que, no solo los cumplen, sí no que también ofrecen sus conocimientos para la mejor marcha de la empresa a corto y largo plazo, en sus diferentes empleos.
Según muestra la CEO de Kainova, el 83 % de las empresas españolas tiene dificultades para encontrar talento cualificado, cifra un 10% peor que en el año precedente, afectando especialmente a perfiles especializados, de lo que se deduce que la educación no funciona adecuadamente y que el aprendizaje por parte de las empresas no es suficiente a la hora de establecer programas que faciliten el mismo a sus empleados.
Las cifras a nivel mundial son llamativas: el 40% de la fuerza laboral necesitan formarse en nuevas aptitudes en los próximos tres años. Así no extraña el aviso, continúa diciendo su informe, que hacen a los CEOs sobre el futuro de las empresas que dirigen: un 45% de los primeros ejecutivos dicen que sus empresas no sobrevivirán en la próxima década si no abordan cambios significativos.
En el caso concreto de España las necesidades son variadas y eso nos lo pone difícil. Al tema burocrático se añade el tamaño de las empresas, pymes la mayoría (99%) el reto es más complicado, sobre todo cuando la mayoría de empresas, más del 50%, no tienen más de 10 empleados. Es verdad que a las pymes les ayuda su tamaño para el cambio, pero más difícil si no hay en el mercado muchos profesionales con formación adecuada para adaptarse a los retos de la tecnología. Esto no solo afecta a la industria como tal, sino al resto de sectores como son los servicios y el agrícola.
Una situación compleja, al que se le suma la vertiente de la educación. Hace poco me hice eco de la increíble cifra de ingenieros que se necesitan en España en los próximos 10 años: 200.000 ingenieros, tanto por demanda, como por retirada de los que ya tienen y van a tener edades es las que pasaran a ser jubilados. A la cifra, que es muy grande, hay que sumar la realidad de que las vocaciones STEM no crecen en España y no acaba de incorporar a estos estudios la incorporación de mujeres que, en este momento, solo es el 20% del total. Hay cambios, pero no se producen a la velocidad necesaria para ofrecer al mercado los profesionales que se necesitan.
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