Ni el aislamiento ni la alta vulnerabilidad de sus estudiantes fueron impedimentos para que el equipo directivo de la Escuela Básica G-33 de Talhuán, en la Región del Bío Bío (Chile), haya apostado por un innovador proyecto de cambio. Con el acompañamiento de la Fundación Chile, han implementado una experiencia piloto de Aprendizaje Expedicionario (AE) dirigida a los estudiantes de séptimo básico.
El AE es una metodología que se centra en la creación de expediciones de aprendizaje, compuestas por el estudio de casos vinculados con asuntos locales, proyectos, trabajo de campo y con expertos. Finalmente hay que poner todo lo aprendido al servicio de la comunidad. “Esta metodología busca conectar a los estudiantes con temas reales y concretos, desafiarlos académicamente y que se apropien de lo que están aprendiendo”, señalan desde Educar Chile.
En el caso de Talhuán, la expedición de aprendizaje partió desde un problema concreto de la escuela: la acumulación de basura por la falta de un sistema de recolección de residuos. Desde ahí, el aprendizaje permeó todas las asignaturas. Los estudiantes aprendieron a reciclar en Educación Tecnológica; en Historia investigaron sobre políticas públicas para la protección del medio ambiente, y en Ciencias comprendieron los ciclos del carbono y el hidrógeno y su importancia para los seres vivos.
"El trabajo basado en proyectos no ha significado salirnos del curriculum, sino todo lo contrario", afirma Lilian Muñoz, directora de esta escuela pública, perteneciente a la Red de Escuelas Líderes. “Es una manera de fortalecer el curriculum y para eso tuvimos que complementar asignaturas”.