Alrededor de 450 participantes quisieron revertir a finales de abril la imagen que aún arrojan las estadísticas en cuanto a desempleo juvenil en España. Los jóvenes de entre 15 y 29 años que se dieron cita en el Palacio de Congresos de Zaragoza ya no eran, en su mayoría, parte de ese 29,8% de jóvenes desempleados o sin ocupación activa. Forman parte de alguna de las 43 Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O) acreditadas en nuestro país.
El porcentaje es casi el triple que el que tiene de media el conjunto de la OCDE (11,1%), y poco más del doble de la UE y la eurozona (14%). Por eso, el VI Encuentro Nacional de Escuelas de Segunda Oportunidad celebrado en la capital aragonesa sirvió para demostrar que “todo el mundo es capaz”. Así lo señala Angélica Bautista, responsable de proyectos de Educación en Fundación Orange, uno de los socios participantes en el impulso de estos centros cuya iniciativa nació en 2016.
Como parte de esta fundación, una de las principales líneas que abordan es la de ayudar a jóvenes en riesgo de exclusión. Las otras dos dimensiones que abarcan son la de las personas con trastorno del espectro autista (TEA) y mujeres también en situación de vulnerabilidad. En este caso, son el primer colectivo el más representativo en las E2O.
Solo durante el curso 2020-2021, 7.952 jóvenes (29% de mujeres y un 54% entre 15 y 18 años) han sido formados en toda España. Y ha sido posible a través de esta red de escuelas presentes en nueve comunidades autónomas con el apoyo de 918 profesionales.
Ruptura con la metodología tradicional
Si la escolarización tradicional claramente fracasó para estos jóvenes, a los que no pudieron retener para obtener al menos una titulación básica, había que cambiarla. Lo saben bien los jóvenes que participan en alguno de los Garage Lab que están activos en casi más de la mitad de E2O.
Mediante una metodología Design Thinking y a base de un aprendizaje basado en proyectos, hacen mientras van aprendiendo. “Los alumnos lo que hacen es poner en práctica sus propias ideas para atender cuestiones del entorno que les rodea que les preocupa”, refuerza Bautista. Y, además, consiguen generar proyectos que sirven para su entorno diario, como su distrito, su barrio o el cole.
Y como la materialización de los proyectos requiere además de la puesta en práctica de conocimientos en Matemáticas, Física o Lengua, retoman aquello que dejaron estancado. Como reformula Bautista: “les enganchas y acceden a conocimientos de una manera muy práctica y visual y así consiguen resultados en el momento, que es lo que les atrae”.
Pero también reconoce que las entidades socias de la Asociación Española de Escuelas de Segunda Oportunidad siguen buscando nuevas vías. Es donde surge la iniciativa Orange Digital Center (ODC). Esta plataforma surge el año pasado para ofrecer una educación online continuada que a causa de la pandemia no se pudo mantener. Pero también centrada en “la inclusión social, la innovación y el emprendimiento”. Bautista adelanta que en el futuro esta tendrá un “emplazamiento físico”, aún sin determinar ni dónde ni cuándo. En cualquier caso, será un lugar para “formar en habilidades digitales” a aquellos grupos sociales más vulnerables.
De momento, quien visite la plataforma puede encontrar cursos para que mujeres adquieran conocimientos digitales y conseguir trabajo. O de diseño gráfico de niveles básicos; fabricación digital en nivel medio o avanzado, o cursos para profesores.
La motivación, clave para estos jóvenes
Bautista habla de jóvenes “muy tocados” por diversas causas (familia, colegio, sociedad) a estos jóvenes. De ahí que no vean “futuro” ni sepan “lo que quieren hacer”. Y recuerda lo que le dijo una chica en el encuentro de Zaragoza: “solo quería estar en el parque, en la calle, con sus amigos. No estaba motivada para nada”.
Las E2O buscan precisamente eso: sus fortalezas para potenciar su motivación “y que eso les lleve a formarse y aprender cada día”, agrega. Así, además, aprenden a aprender pero además entienden lo que hacen y lo aplican con coherencia.
Uno de esos ejemplos tiene nombre, apellidos y una historia ejemplar: Sofía Sanz Mouchet, ex alumna de la E2O de Fundación Picarral. Acudió al encuentro para contar que hoy es jefa de salga en el restaurante Gente Rara de Zaragoza, una referencia en la alta cocina de la capital maña.
“Su experiencia personal fue súper motivadora para todos”, entre otras cosas, porque las personas empleadas “han conseguido varios títulos por ser lo mejor en su especialidad”. “Una chica que estaba desmotivada, encontró lo que buscaba y tuvo un éxito alucinante”, recalca Bautista.
Es lo que se busca fomentar día tras día en alguno de estos 43 centros españoles de segunda oportunidad. “Que todo el mundo tiene capacidades y habilidades importantes, que se pueden y deben desarrollar, y eso es lo único que deben saber estos jóvenes”. Más allá de tener una titulación académica o profesional para trabajar en una empresa, Bautista incide en un mensaje complementario.
“Lo que tenemos que tener claro es lo que nos gusta, buscar ese camino para saber en qué estás capacitado, conseguir una titulación y en el futuro tener un trabajo”, sentencia.