2017 pasará a la historia por ser el año en el que una mujer, Rosa Menéndez, accedió por primera vez a la presidencia de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el buque insignia de la investigación española. Sin duda un acontecimiento histórico en los 78 años de existencia de esta institución que hunde sus raíces en la Junta de Ampliación de Estudios dirigida durante casi tres décadas por Santiago Ramón y Cajal.
La actual presidenta del CSIC es doctora en química, especializada en materiales derivados del carbono, como el grafeno. Ha participado en más de 30 proyectos de investigación, en la mayoría de los cuales ha sido la responsable. Ha publicado más de 200 artículos en revistas internacionales de alto impacto, tiene 10 patentes y ha dirigido 18 tesis doctorales. Entre los galardones recibidos destaca el Shuk Carbo Award. En 2016 fue una de las 100 mujeres más influyentes en España.
Con este perfil STEM y una brillante carrera científica, Menéndez es desde el pasado 17 de noviembre la nueva presidenta del CSIC. “Que se reconozca esta capacidad siendo una mujer es algo a valorar positivamente. Un paso adelante, y no de Rosa Menéndez, sino de las mujeres”, algo que le había quedado patente, resaltó, por los muchos correos recibidos de mujeres que celebraban su nombramiento.
Su tarea al frente del Consejo no será fácil, y la afronta consciente de las dificultades pero con optimismo. La nave que le ha tocado pilotar a Rosa Menéndez no está en su mejor momento. Lleno de trabas burocráticas, el CSIC tiene dificultades para moverse con la agilidad y flexibilidad que requieren estos tiempos de crisis. Hacer a esta institución más flexible es uno de los primeros retos que se ha impuesto la nueva presidenta. Otro, hacer factible que los científicos españoles en el extranjero puedan volver y que encuentren en su país un ambiente favorable.
“Uno de nuestros mayores retos es la propia renovación del CSIC, de su personal. La incorporación de contratados del programa Ramón y Cajal y los mecanismos de estabilización, la figura de investigador distinguido, y también la forma de valorar el conocimiento y experiencia de los investigadores consolidados, y promover su participación en nuevas iniciativas. En resumen, atraer a nuevas generaciones de científicos y de técnicos ofreciéndoles un marco profesional comparable al de otras instituciones europeas”, detallaba en su toma de posesión, el pasado 13 de diciembre.
Un día después, Rosa Menéndez se reunía con los periodistas en un desayuno de prensa “para hablar de lo que estiméis oportuno”, decía como saludo a los representantes de los principales medios de comunicación, entre ellos Innovaspain. Un gesto que refuerza la convicción de la Presidenta del CSIC de la necesidad de divulgar la ciencia.
Algo que predica con el ejemplo, como ella misma resaltaba: “He sido muy activa en divulgación, he participado en publicaciones de la colección ‘¿Qué sabemos de…?’, con el grafeno o las emisiones de CO2. Llegar a la sociedad es fundamental para que detecte lo que hacemos los científicos en el día a día y sea la propia sociedad la que demande nuestra actividad, porque esto traerá consigo mayor financiación para la Ciencia”, señalaba.
Sin embargo, reconoció, la divulgación que hacen los científicos está poco valorada. “Es un aspecto que tenemos que volver a retomar. Tener en cuenta el número de publicaciones, impactos, patentes, etc., de los científicos es importante, pero también lo es la divulgación de cara a la sociedad, a la que tenemos que revertir lo que hacemos y es una prioridad. Que haya científicos que dediquen a ello parte de su tiempo de laboratorio, para divulgar y mostrar lo que hacen para mí es fundamental”.
Con un mínimo histórico en inversión, la financiación es otro de los puntos débiles de la ciencia española. Y la nueva presidenta del CSIC se refirió en varias ocasiones al ministro de Economía y Competitividad, en cuya mano está poner remedio a este grave problema: “El ministro de Guindos estaba muy dispuesto ayer en mi toma de posesión a apoyar nuestra actividad y confío de que podamos conseguir aún mas de lo que hemos tenido en los últimos años”, repitió varias veces ante los periodistas Rosa Menéndez.
Además de la financiación pública, Rosa Menéndez considera indispensable la colaboración con empresas, en la que puede jugar un papel importante La fundación del CSIC, así como la transferencia de tecnología tanto en ciencias como en humanidades.
Consciente del complicado trabajo que tiene por delante, la presidenta del CSIC destacó que “no se puede cambiar todo de la noche al día”. Pero se mostró confiada por el apoyo de la secretaría de Estado de Investigación, “nuestro enlace directo con el Ministerio de Economía”.
Y de nuevo puso el énfasis en la divulgación, pero ahora a otro nivel. “Hay que vender lo que estamos haciendo y lo que representa la investigación para el desarrollo tecnológico del país. Divulgar es esencial también para que la clase política se entere de lo que estamos haciendo y vea que somos útiles para el país y la economía».
Y es que, un siglo después de la famosa queja de Cajal, al carro de la cultura española le sigue faltando la rueda de la ciencia. Tal vez sea una mujer la encargada de ponérsela. Suerte en este loable y necesario empeño.