La depresión es un problema universal, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa como la principal causa mundial de discapacidad, aunque con síntomas diferentes entre culturas. Y las personas mayores son un colectivo especialmente vulnerable. Así lo ha revelado una investigación liderada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Centro de Investigación Biomédica en Red en Salud Mental (CIBERSAM).
El estudio, publicado en International Journal of Geriatric Psychiatry, ha comparado los síntomas depresivos en un grupo de personas mayores residentes en España y otro en Nigeria con trastorno depresivo, en busca de puntos en común y diferencias.
“Las personas en Nigeria, independientemente de ser hombres o mujeres, solían mostrar más síntomas somáticos, más fatiga, más insomnio, más desgane. Mientras que la población española mostraba síntomas más emocionales, más tristeza, más melancolía”, asegura Alejandro de la Torre Luque, investigador del Departamento de Medicina Legal, Psiquiatría y Patología de la UCM y del CIBERSAM. Una de las razones que explica esto es que en Nigeria, “cualquier emoción que pueda mostrar algo de debilidad tienden a inhibirla”.
Si la soledad ya era un problema, que la pandemia no ha hecho más que acentuar, debido a medidas como el confinamiento. De acuerdo con Luque esta “va a tener una repercusión brutal” en la gente mayor ya que es uno de los principales factores que contribuyen a la depresión.
“La soledad y la pandemia han llevado a que en estos años tengamos que enfrentar muchísimos más casos de depresión”, enfatiza y asegura que la depresión en la gente mayor lleva a que las personas mueran antes. Por ello, es importante “movilizar recursos” para que se puedan poner en marcha protocolos de actuación frente a este problema.
El estudio es resultado de otros dos, uno realizado en España (Edad con Salud) y otro en Nigeria (Ibadan Study Aging), cada uno analizó unas 10.000 personas. El objetivo era ver cómo envejecemos, explica Luque. Este trabajo recoge los casos de 400 personas con un cuadro depresivo. Todas estas personas de entre 65 y 92 años, la misma proporción de hombres que de mujeres.
Aunque la depresión es un trastorno que se da con mayor frecuencia entre mujeres, apunta el experto, en este caso las diferencias entre hombres y mujeres “no fueron significativas”, asegura Luque.
“La depresión tiene dos vertientes de los síntomas, por un lado sentirse triste, y por otro lado, la anhedonia, esa incapacidad de disfrutar de las cosas de la vida diaria”, explica. En términos generales, las mujeres se suelen expresar más tristes, están más melancólicas mientras que los hombres suelen expresar más anhedonia, precisa.
Según la OMS, se calcula que la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. “La depresión no es una condición mental propia de los países occidentales; todas las personas alrededor del mundo pueden sufrirla. Se hace imprescindible que los Gobiernos pongan en marcha acciones específicas para paliar la depresión o sus factores de riesgo, como la soledad y el aislamiento social, en la población mayor. Es una deuda que tenemos con nuestros mayores”, reflexiona De la Torre Luque.
Además de la UCM, la UAM y el CIBERSAM, en la investigación han participado el Parc Sanitari Sant Joan de Déu, y el CIBER de Epidemiología y Salud Pública, en colaboración con la Universidad de Ibadán (Nigeria).