Cajamar ha presentado un monografía llamada ‘La España rural: retos y oportunidades de futuro’, donde pone de manifiesto de nadie, en la tercera década del siglo XXI, debe quedarse sin Internet o banda ancha. Comparan este momento histórico al de los años 50 y 60, cuyo gran reto fue la electrificación rural, que ningún pueblo rural se quedara sin luz eléctrica.
“Hoy en día tenemos tecnologías suficientes como para poderlo hacer de manera relativamente fácil” ha indicado Eduardo Moyano, coordinador de la publicación y profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en la presentación.
“Hoy puede decirse que los problemas de la España rural forman parte de la agenda social y política, situándose en un lugar preferente como nunca lo habían estado antes. Términos como España Vacía, España Vaciada, despoblación, reto demográfico, se han popularizado al igual que sucede con los problemas que afectan a los agricultores y al conjunto de la población rural y que son hoy tema central del debate político”, ha explicado. La manifestación del pasado 20 de marzo en Madrid lo corrobora, mostrando también la gran diversidad del mundo rural.
Dónde empieza lo rural y dónde lo urbano
En el mundo académico, ha subrayado Moyano, suelen decir que las tradicionales diferencias urbano-rurales se han ido “diluyendo como consecuencia del fuerte proceso de interacción social y económica facilitado por el avance de las comunicaciones viarias y telemáticas”. Y también debido a los crecientes intercambios culturales.
Y es que, en muchas zonas de la España rural, resulta ya difícil saber dónde termina el medio rural y dónde comienza el medio urbano al haberse producido un proceso gradual de homogeneización del conjunto de los territorios. “Sin embargo -ha apuntado-, hay rasgos de los territorios rurales que siempre conservarán su singularidad, como la menor densidad demográfica, la mayor dispersión de su hábitat o su directa relación con los recursos naturales”.
Esos rasgos singulares de la España rural explican las diferencias de desarrollo entre los distintos territorios. Por ejemplo, el problema del declive demográfico es común a todas las sociedades industriales avanzadas, ha asegurado, pero se expresa de una forma diferente dentro de los entornos del interior rural, mostrando el despoblamiento de ciertas zonas que ven amenazada su supervivencia futura y que corren “serios riesgos de abandono”.
Asimismo, el nivel de prestación de los servicios básicos asociados al bienestar “es más bajo en determinadas zonas rurales de baja densidad demográfica, al igual que ocurre con el nivel de conectividad. Todo ello, hace que los territorios rurales sigan siendo objeto de interés por parte del mundo académico y sean cada vez más motivo de atención de los medios de comunicación y de los responsables públicos”, ha indicado.
Conclusiones
Se plantea en el estudio la diversidad y la heterogeneidad de los entornos rurales. Y que no se puede hablar de una España rural, sino de muchas Españas rurales, algo que Moyano ha repetido durante todo el evento. “Algunas de ellas están bien integradas con los entornos urbanos, son pujantes, tienen iniciativas, innovan. Y otras, por razones de localización geográfica, están más aisladas y exigen otro tipo de atención”.
“Hay problemas, y problemas que van acompañados de iniciativas innovadoras que hemos querido sacar a la luz. Hay interés político y mediático en estos momentos que debe ser aprovechado como una oportunidad”. Asimismo, ha afirmado que hay una necesidad de políticas integrales desde el ámbito de lo público para afrontar estos retos, que no pueden afrontarse desde un solo ministerio -ya qye hay trasferencia de rentas, fiscales, educativas, infraestructuras, banda ancha-.
El papel de la política
“Y, para eso, creemos que la Estrategia del Reto Demográfico y el plan de 130 medidas para la España rural es una política de Estado que, por primera vez, ha abordado esta naturaleza. Y, además, con una continuidad política, cosa rara: porque la Estrategia del Reto Demográfico se inició en el gobierno último del PP y el gobierno actual ha tomado el relevo. En este ámbito, al menos, hay una cierta continuidad política”, ha señalado.
Existe, ha destacado por otro lado, la necesidad de coordinar esas acciones de lo público a través de nuevas formas eficaces de gobernanza. Todo ello, porque “no tenemos que olvidar que las políticas que se proponen en las 130 medidas hay que aplicarlas al territorio, y en los territorios hay ayuntamientos, diputaciones, departamentos de las consejerías de las comunidades autónomas…”. Si no hay una buena coordinación entre el Estado central y estos distintos ámbitos de la política administrativa difícilmente el plan tenga un efecto real e inmediato, ha advertido Moyano.
Por último, ha subrayado que la puesta en valor de los ingentes recursos endógenos que existen la España rural no depende solo de la acción de los poderes públicos. “A veces se le pide a estos poderes públicos más de lo que pueden dar. Depende también de las iniciativas de la sociedad civil”.
Una visión “optimista” de la España rural
En la presentación de la monografía sobre la España rural también ha estado Luis Planas, ministro de Agricultura, que ha destacado que es un sector con futuro y ha reiterado su visión optimista del medio rural “si ponemos los medios y articulamos las medidas adecuadas”.
Ha incidido en que “es fundamental contar con medidas para proveer de rentabilidad a las explotaciones agrícolas y ganaderas, con instrumentos como el Plan Estratégico de la Política Agraria Común, o los planes de recuperación financiados con fondos Next generation EU, y medidas para fomentar el relevo generacional”. De hecho, la nueva PAC, ha aseverado, supone un punto de inflexión en esta política europea, “porque es la más conscientemente diseñada desde 1986”.
“La innovación y la digitalización tienen que transformar radicalmente la forma en que producimos, transformamos y consumimos”, ha afirmado, además de apuntar que es “fundamental” conseguir el objetivo del Gobierno de que en 2025 la banda ancha esté extendida en toda la España rural.
Del mismo modo, ha recordado el comportamiento “ejemplar” del sector agroalimentario durante los momentos más duros de la COVID-19, al igual que ocurre en la actualidad con las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania, y ha asegurado que “la alimentación es un elemento fundamental de la columna vertebral del funcionamiento de la economía y el mundo rural está vinculado al 100 % a la alimentación”, lo que arroja “optimismo sobre el futuro de la España rural”.