Esponjas marinas para tratar fracturas y quemaduras

Científicos de la Universidad Federal de São Paulo desarrollan una membrana hecha a partir del colágeno de estos animales
esponja marina

Una membrana hecha a partir del colágeno de las esponjas marinas para curar quemaduras y úlceras de la piel, así como para injertos óseos. En este proyecto trabaja un grupo de investigación de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).

Hoy en día, más del 40 % de las condiciones médicas discapacitantes están relacionadas con el músculo esquelético y el cartílago (cifra aún mayor en la población de edad avanzada). 

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Las esponjas marinas, que tienen una composición similar a la del colágeno de los vertebrados, es considerada un compuesto natural para la bioregeneración de los tejidos. Tienen un enorme potencial terapéutico debido a sus efectos antitumorales, antivirales, antiinflamatorios y antibióticos.

El colágeno (proteínas presentes en la piel y los huesos) se utiliza en la mayoría de los casos del tejido de buey o cerdo y los productos originados son muy caros. Todavía no existe en el mercado un producto de este tipo a base de colágeno marino, con lo que esto abre un nuevo camino en el desarrollo de soluciones médicas.

“Hay una serie de protocolos o tratamientos en el mercado para las fracturas y úlceras o quemaduras, pero suelen ser muy costosos o no tienen la capacidad adecuada para acelerar los procesos de reparación y regeneración. Empezamos a buscar alternativas para extraer materiales bioactivos del medio marino, aquí en Santos (Brasil), donde se encuentra Labetec (Laboratorio de Biomateriales e Ingeniería de Tejidos de Unifesp), y tratar de desarrollar biomateriales con ellos que pudieran llenar ese vacío”, explica Ana Claudia Renno, fisioterapeuta y coordinadora del Programa de Posgrado en Bioproductos y Bioprocesos de Unifesp.

Las esponjas fueron recolectadas en Praia Grande de São Sebastião (en el Estado de São Paulo, Brasil), gracias a la cooperación entre Labetec y el Centro de Biología Marina de la Universidad de São Paulo (CEBImar-USP). 

“Son recogidos por buzos, con espátula, a una profundidad de cinco metros. Lo ponemos en agua salada y lo llevamos al laboratorio rápidamente, para hacer el procesamiento, ya que duran como máximo un día ”. En el laboratorio, las muestras se procesan, desinfectan y almacenan hasta que llega el momento de realizar la extracción.

“Lo ideal sería cultivarlos, para que no tengamos que sacarlos de la naturaleza. Es posible cultivarlos en acuarios, pero estos animales son muy sensibles, son filtros. Y también existe la alternativa de cultivarlos en el mar. En este caso, la posibilidad de éxito es mayor, porque es su hábitat, pero nuestro grupo aún no está trabajando con el cultivo en el mar. Estamos tratando de cultivar en acuarios, donde podamos controlar la temperatura, la composición del agua y otras variables, para obtener una muestra homogénea y estandarizada para extraer el colágeno”, explica Renno.

Una de las ventajas de las esponjas es que reduce el costo de la extracción de colágeno, “debido al uso de menos reactivos y a la facilidad para obtener las muestras”, precisa. La reducción es de alrededor del 30%, asegura la experta, cuyo interés en dichos animales comenzó hace 5 años cuando se interesaron en encontrar fuentes alternativas para la extracción de materias primas para la fabricación de tratamientos para heridas y fracturas.

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