“La creatividad nace de la angustia”, dijo Einstein. Es lo primero que ves cuando abres la web ‘Estonotienequeparar‘, una edificante iniciativa que une al sector alimentario, pero también a empresas de todo tipo, personas a título individual y a otras instituciones como la Cámara de Comercio de España, fundaciones y así hasta un número de varios miles. Y no es la única. Hace unos días, hablamos del Hackathon de la Comunidad de Madrid, en el que participamos. Casi 6.000 personas han presentado más de 600 proyectos que, en resumen, pretenden ayudar a frenar el virus COVID-19, además de intentar superar el impacto que estamos sufriendo.
Iniciativas privadas por una parte, y públicas por otra, que se encuentran para superar la crisis. Es una forma de alentar la creatividad y la posible innovación. Así se llega a ella. Cuando escribo estas líneas, veo que también Banco Santander pone en marcha su ‘Esto lo superamos juntos’, un espacio de información y recursos para ayudar a personas y empresas a superar la crisis.
Del primer programa me llama la atención que Mercadona, por ejemplo, arrastre a todos sus proveedores, la mayoría pymes, en ‘Estonotienequeparar’; un buen título para una empresa que se lo ha ganado por derecho propio porque es un ejemplo de iniciativas originales y en muchos casos innovadoras. Y es verdad. No hay drama que supere lo que estamos viviendo, pero lo terrible es que, cuando termine, aflorarán otros. No costarán vidas físicas, aunque lo veremos reflejado en los ojos de mucha gente sin empleo, empresarios que viven de su trabajo. Y el objetivo, efectivamente, es que los motores de la economía no se paren.
Independientemente de las medidas del Gobierno, está la obligación de animar a ese esfuerzo común, que es el que traduce una depresión en un factor de crecimiento y riqueza. Estos días lo he podido ver de cerca en el Hackathon organizado por la Comunidad de Madrid: cómo gente muy joven ha propuesto temas que dudaba que se pudieran poner en pie en poco más de 48 o 72 horas.
Ha sido fantástico ver cómo ellos mismos se han unido a proyectos similares para aportar su ideas o conocimientos. Y así, después de un largo fin semana, en el que algunos reconocían que habían dormido poco, presentaban el lunes por la mañana más de 240 proyectos, todos de una complejidad importante. El tiempo dirá si han salido cosas que puedan calificarse de innovadoras, pero casi más importante es la voluntad mostrada entre gente que no se conoce.
Me refería en mi anterior blog a que si los cambios que se produzcan a todos los niveles, incluidos los hábitos, se tratarán de forma coyuntural o estructural. Personalmente, creo que estructural, pero ahora lo defiendo con más firmeza al ver trabajar conjuntamente a gente que no se conoce de nada y con el objetivo de poner a disposición de todos su imaginación, esfuerzo y trabajo.
Por eso, destaco también el papel de las grandes empresas que, en muchos casos, dependen del trabajo de otras más pequeñas que, como es el caso de la alimentación, son vitales. Soy un convencido de que las buenas noticias hacen mejores, más libres y democráticas a las sociedades; y, no hay nada como estos trabajos colectivos para demostrarlo.