Un estudio del CNIC plantea revisar el nivel óptimo de “colesterol malo”

El colesterol “malo”, el LDL-C, es el responsable de que muchas personas aparentemente sanas, y sin factores de riesgo cardiovasculares sufran infartos o ictus en la mediana edad. El motivo lo aclara una investigación dirigida por el doctor Valentín Fuster, director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC).

El trabajo, publicado en el “Journal of the American College of Cardiology (JACC)”, sugiere que los niveles considerados actualmente normales de colesterol “malo”, no son garantía de una buena salud cardiovascular, ni siquiera en personas que no fuman, ni tienen hipertensión, obesidad, dislipemia o diabetes, considerados como los principales factores de riesgo.

De las conclusiones del estudio se desprende la necesidad de revisar los valores del LDL-C considerados normales actualmente en las guías clínica, porque sus resultados indican que, después de la edad y ser del sexo masculino, este colesterol malo es el principal predictor de la formación de placas de aterosclerosis en las arterias, incluso en aquellas personas consideradas con un riesgo bajo.

"A pesar de que la ausencia de estos factores de riesgo clásicos se asocia con un bajo riesgo cardiovascular, se sabe que en esta población se producen infartos o ictus. Por ello, necesitamos definir nuevos marcadores de aterosclerosis precoz en estos individuos aparentemente sanos", señala la Dra. Leticia Fernández-Friera, primera autora de este estudio.

Mediante el uso de moderna tecnología de diagnóstico vascular por imagen no invasiva, los investigadores han comprobado que las placas de aterosclerosis “aparecen en una de cada dos personas con edades comprendidas entre los 40 y 54 años” aparentemente sanas, es decir, que no presentan los factores clásicos de riesgo cardiovascular, como hipertensión, diabetes mellitus, dislipemia y/o tabaquismo.

Además, el estudio recién publicado en JACC ha observado una relación de los niveles actualmente considerados normales por las guías clínicas del colesterol LDL, o “malo”, con la extensión de estas placas de aterosclerosis en múltiples territorios vasculares, como las arterias carótidas, aorta, iliacas y femorales y coronarias.

Estos hallazgos, resalta la doctora Fernandez-Friera, pueden ayudar a mejorar la prevención cardiovascular en la población antes incluso de que aparezcan los factores de riesgo convencionales, “lo que se denomina prevención primordial". Afortunadamente, el colesterol malo, o LDL-C, es el principal factor sobre el que es posible actuar para evitar la aparición de dichas placas, asegura el estudio que ha.

Esta investigación es un subanálisis del estudio PESA (Progresión de Aterosclerosis Subclínica Precoz). Se ha evaluado a 1.779 participantes en el estudio PESA, que no presentaban factores de riesgo. El objetivo principal ha sido definir predictores de aterosclerosis subclínica en este escenario.

Los investigadores valoraron un gran número de parámetros biométricos, analíticos y de estilo de vida para definir su relación con la presencia de aterosclerosis en las arterias. Los resultados demuestran que el más destacable, además de la edad y el sexo masculino, es el colesterol LDL. "Incluso en aquellos individuos con niveles óptimos de tensión arterial, glucosa en sangre y colesterol total, se ha observado una asociación independiente entre el aumento del colesterol LDL en sangre y la presencia y extensión de la aterosclerosis subclínica", afirma el doctor Javier Sanz, que ha participado en el estudio.

La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el mundo. El desarrollo de estrategias efectivas en la prevención es una prioridad dada la gran prevalencia de las enfermedades cardiovasculares en el mundo. Según la clasificación americana del National Cholesterol Education Program (NCEP) Expert Panel, se considera patológico un LDL-C de 160 mg/dl, y el límite se sitúa en valores de 130-160 mg/dl.

Los investigadores consideran que estos hallazgos pueden tener importantes implicaciones sociales y clínicas al resaltar la importancia de reducir de forma más agresiva el colesterol LDL, tanto a nivel poblacional como individual. "Deberíamos ser más restrictivos y quizá plantearnos bajar los puntos de corte que muestran las guías", aseguran los doctores Fuster e Ibáñez. Y este artículo publicado en el JACC puede ayudar a redefinir valores de normalidad más bajos.

Este ambicioso proyecto ha sido posible gracias al impulso común del CNIC y del Banco Santander, bajo la dirección como investigador principal del doctor Fuster. El estudio PESA utiliza la tecnología más moderna de diagnóstico vascular por imagen no invasiva (resonancia magnética, PET, TAC y ecografía 2D y 3D) para intentar resolver algunas de las incógnitas que persisten sobre la patología cardiovascular: cuándo y cómo empieza y qué ha de suceder para que se manifieste clínicamente.

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