La Fundación Ramón Areces ha albergado la presentación del Estudio Nacional Epidemiológico, un estudio puesto en marcha por el Ministerio de Sanidad en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III, el Instituto Nacional de Estadística y todas las Comunidades Autónomas para conocer mejor las características de la epidemia de COVID-19 en España.
En él, se ha puesto de manifiesto que el 5% de la población española ha tenido contacto con el COVID-19 y ha desarrollado anticuerpos contra él. Para obtener este y otros datos, se han realizado más de 200.000 pruebas diagnósticas a 60.000 ciudadanos elegidos al azar entre menores de un año a nonagenarios en tres oleadas distintas. Unos 5.000 profesionales sanitarios de 2.400 ubicaciones distintas de todas las Comunidades Autónomas y 29 laboratorios se han prestado para realizarlo. Y, por todo ello, la prestigiosa revista científica ‘The Lancet’ le ha dedicado uno de sus artículos reconociendo el gran trabajo realizado.
“El estudio está muy bien reconocido a nivel mundial”, ha reconocido Juan Fernando Muñoz Montalvo, subdirector general de Tecnologías de la Información del Ministerio de Sanidad, en la presentación. Para realizarlo, “todos los días han sido lunes”. “Diez, doce, catorce horas diarias. Además, gran parte de las organizaciones no contamos con los recursos in situ, y no estábamos preparados. Tampoco estábamos acostumbrados a hacerlo desde casa, ya que cosas que son muy fáciles hacerlos cuando estamos juntos son muy difíciles si estamos separados”.
Muñoz considera que el informe ha sido todo un reto por varias razones, entre ellas, su alta visibilidad. “También tenemos el riesgo de ir a perseguir el culpable en vez de la solución. Era un reto también porque, ligado al tamaño, teníamos que hacer tres oleadas para que el estudio fuera homologable y que fuera bueno desde el punto de vista científico. Más de 5.000 profesionales, 2.400 localizaciones… Y todos son datos especialmente protegidos, no podían salir de la custodia pública”, ha admitido.
Según él, unas 60.000 personas han ido tres veces a hacerse el test, una de las claves del éxito del Estudio Nacional Epidemiológico. “Otra de las claves ha sido la cooperacion, esa cooperación dentro del Sistema Nacional de Salud, en la que somos distintos, pero que juntos somos mejor. Sinceramente, no es lo mismo ser un esclavo trabajando un bloque de piedra que un maestro haciendo el Partenón. La ilusión con la que hemos trabajado nos ha hecho superar cosas que, quizá, antes no hubiéramos podido”.
“Se necesitaba definir, comunicar y enseñar procedimientos implantados a través de una única herramienta que pudiera llegar a 5.000 personas. Había que formar, en muy poco tiempo, a todas ellas. Con un elemento que sirviera de transmisión. Ese es el sistema que tuvimos que construir. Lo hicimos desde la marcha, pues no había un software preparado para esto”, ha explicado.
“La forma de llevar los datos de las 2.400 localizaciones donde se hacían las extracciones y los test ha sido la digitalización. Llegamos a tener más de 100 versiones del software. Organizar todo en una estructura, y desde un prisma de seguridad, y por lo tanto, de confianza, ha sido difícil”.
Además, una de las claves más importantes para él ha sido la cuestión política. “Hubo consenso político, liderazgo y compromiso de todos los empleados públicos. Los procedimientos administrativos han sido inusualmente ágiles y nos han ayudado mucho”.
Por otro lado, Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología, ha indicado que ellos diseñaron el estudio. “Algo tan grande era difícil, además necesitamos de la colaboración primaria, la más castigada durante la pandemia. Y cuando debían tener un respiro, tuvieron que ayudarnos en esto. Los tiempos eran muy cortos y ha sido un ejercicio de colaboración magnífico. No conocía la parte ingeniera del ministerio, y no sabía que eran capaces de montar todo esto en tan poco tiempo…”.
Pollán ha explicado los estudios de seroprevalencia actuales, en realidad, son epidemiológicos. “Poder utilizar los dos test nos ha representado la población general española. Esta selección aleatoria de personas, de hogares, era la manera más sencilla de tener gente seleccionada y que pudieran colaborar con nosotros. Hemos podido proporcionar datos de seroprevalencia en un rango muy amplio, somos el primer estudio que pone eso de manifiesto, y se ha comprobado que no hay tanta diferencia”.
Según ella, “Brasil tiene un estudio parecido al nuestro, pero en cada oleada estudia a un tipo de personas. Casi todos los estudios que se han realizado son sobre personas ya diagnosticadas y hay que tener en cuenta qué ocurre con estas personas. Somos el estudio que ha hecho la investigación más precisa. Hemos repetido el estudio durante tres oleadas y hemos visto que las tasas de conversión iban disminuyendo, demostrando lo eficaz que ha sido el confinamiento”.
Del mismo modo, han estado estudiando los síntomas compatibles con la enfermedad, que no siempre da fiebre o la dificultad respiratoria, o la tos, sino que es una patología con sintomatología muy diversa. "Hemos identificado un síntoma, por ejemplo, muy específico, la anosmia, la perdida del olfato y el gusto, y otros estudios lo corroboran”.
“No hemos podido seguir qué ocurre con personas mayores que viven en residencias, un numero no muy grande en España respecto a otros países”, ha admitido. "Nuestro estudio tampoco permite otros grupos esenciales para el funcionamiento del país, como sanitarios, que tendrán sus estudios específicos más adelante. Una característica, muy alabada internacionalmente, de nuestro estudio es que hemos hecho dos test: uno rápido, porque a la gente le echa para atrás las agujas, y otro más específico, y muchos han accedido. Algo que no he mencionado es que ha habido una gran adherencia, del 90%, tanto en la primera como en la segunda”.
Por último, la directora del Instituto de Salud Carlos III, Raquel Yotti, ha anunciado que van a continuar monitorizando la pandemia. “Hay muchos indicadores que se van a seguir utilizando. El Centro Europeo de Control de Enfermedades ha incluido el indicador de seroprevalencia como uno de los recomendados para conocer la evolución del Covid-19. Teniendo en cuenta toda la información recabada en las tres primeras oleadas del Estudio Nacional Epidemiológico, estamos trabajando ya en la siguiente”.
Además, todavía es algo que falta por consensuar, pero ya está sobre la mesa la idea de realizar una nueva ronda en otoño –en octubre– con los mismos participantes y repetirla cada tres meses –a principios de febrero y en el mes de mayo próximos–. Esa previsión a largo plazo nos permitiría, además, trabajar con una infraestructura montada aprovechando la experiencia y seguir avanzando en esa logística tan compleja. También podríamos añadir rondas adicionales en caso de necesidad, pero ya sobre una planificación. Para seguir avanzando, es necesario trabajar con todos los recursos necesarios”, ha destacado.