Más de la mitad de los españoles (52%) cree que su vida empeorará tras la pandemia por coronavirus, sobre todo en lo económico. Así lo dice al menos el estudio ‘Percepción social de la Covid-19’ de la Universidad de Zaragoza (Unizar). El vaticinio tiene su razón de ser en que los ingresos de la mitad de las familias españolas se han reducido tras la irrupción del SARS-CoV-2.
El estudio, fruto de más de 3.000 encuestas y entrevistas, es complementario a un primer análisis elaborado en mayo por el grupo de investigación de la Unizar ‘Sociedad, Creatividad e Incertidumbre’ – dirigido por el catedrático de Sociología José Ángel Bergua e integrado por sociólogos, antropólogos, politólogos y economistas- que indicaba que los españoles somos más temerosos y desconfiados, pero también más solidarios tras el confinamiento.
En esta segunda parte del trabajo, los investigadores han puesto el foco en conocer el impacto social diferencial del COVID-19. Lo han hecho atendiendo al grado de vulnerabilidad de las familias distinguiendo tres grupos distintos: no vulnerables (66,5 % del total), de vulnerabilidad relativa (25,4 % del conjunto de familias españolas) y familias vulnerables (8,2 %).
A mayor vulnerabilidad, menor confianza en el Gobierno
Los investigadores confirmaron que la llegada del COVID-19 ha provocado que entre febrero y mayo los ingresos descendieran para el 50% de las familias. Sin embargo, esta afección ha sido desigual entre los grupos analizados. Los ingresos han menguado más entre las familias en vulnerabilidad acusada (63,2%) que entre los no vulnerables (47,4%).
Y son precisamente los más vulnerables quienes opinan en mayor grado que las medidas adoptadas por el Gobierno de España han sido insuficientes (30,4 %). La valoración negativa baja entre las familias de vulnerabilidad relativa (26,3 %) y los no vulnerables (21,3 %). “Eso puede indicar”, indican desde la Unizar, “que, a falta de un descalabro económico real, hay una sensación subjetiva de temor, quizás por la salud, pero también por el futuro de la economía”.
La amplitud de la confianza en el Gobierno disminuye conforme se incrementa la vulnerabilidad (40,8% en las familias de vulnerabilidad acusada). Junto al descenso en la confianza en el futuro y una muy baja confianza en el entorno económico se observa también una profundización en la dualización de la sociedad en cuanto a la valoración del Gobierno: mientras en abril un 41% desconfiaba del Gobierno y un 44% confiaba, en mayo eran un 45% y un 47% respectivamente.
Respecto a la opinión sobre el futuro en las diferentes dimensiones, podemos observar con relación a en qué sentido va a cambiar la vida de las personas, encontramos de un lado a los no vulnerables o vulnerables relativos (con unas opiniones más negativas) y en el otro a las familias en situación de vulnerabilidad acusada (con mejores visiones de futuro). Esto es especialmente evidente con relación a la mejora de la vida personal (que para los primeros se ubica entre el 6% y el 9% y para los segundos en el 29%) y con relación a la mejora de la sociedad (7% para los primeros y 24,3% para los más vulnerables).