Está convencida de que “tanto el componente humano como el componente tecnológico hacen que ALMA sea un telescopio muy especial”. Evanthia Hatziminaoglou, astrónoma de soporte de este telescopio ubicado en el desierto de Atacama, en Chile, cree que son muchos factores los que diferencian a este conjunto de 66 antenas, 54 con un diámetro de 12 metros y 12 con un diámetro de 7 metros, y con detectores de tecnología puntera.
Por supuesto, la ubicación también juega un papel clave. “Estas antenas están ubicadas a una altitud de 5.000 metros, donde el vapor de agua es mínimo y la atmósfera es tan seca que las antenas captan las señales sub-mm / mm casi sin distorsiones ni interferencias”.
“Gracias a la ubicación, al número de antenas y la tecnología avanzada, ALMA puede alcanzar al mismo tiempo una resolución muy alta (hasta diez veces mas que la resolución del Telescopio Espacial Hubble) y una gran sensibilidad, algo que nunca se ha logrado antes”, añade, sin olvidar que “cuenta con científicos, ingenieros y grupos interdisciplinarios del más alto nivel, así como con un gran número de astrónomos-usuarios procedentes del mundo entero”.
Sobre la historia, construcción y tecnología de Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), ha hablado Hatziminaoglou en la conferencia que impartió a principios de junio, en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Museos de Tenerife, en un acto organizado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
También ha explicado las observaciones que muestran cómo se forman las estrellas y los planetas; descubrimientos de moléculas prebióticas alrededor de estrellas como el Sol, necesarias para la evolución de la vida, y también la detección de los objetos más distantes en el Universo. “Este conocimiento acumulado nos ayudará a entender cómo nació nuestra propia estrella, cómo se formó nuestro sistema solar y tal vez incluso cómo apareció la vida en nuestro planeta –ha señalado en declaraciones a Innovaspain-. Al final, nos ayudará rastrear nuestros orígenes cósmicos”.
SUMANDO FUERZAS
ALMA es el resultado de “un proyecto único en el mundo de la astronomía”, ya que nace de “la cooperación gigantesca entre instituciones científicas de Europa, América del Norte y del este de Asia, en colaboración con Chile”. “Ninguno de los colaboradores habría podido realizar una instalación de este tamaño solo, dados los gastos y el desarrollo tecnológico que entraron en el proyecto”.
No se trata solo de poner en marcha “el observatorio radioastronómico más poderoso en la historia de la humanidad”. “Esta colaboración internacional es también un experimento social muy interesante –continúa–. Culturas muy distintas tuvieron que juntarse y superar sus diferencias en su modo de pensar, de comunicar y de trabajar y el resultado es el mejor de todos”.
Así se han conseguido importantes hallazgos en el campo de la astronomía gracias al telescopio del desierto de Atacama: observaciones de los planetas en el proceso de formación, observaciones de las estrellas en el proceso de nacimiento, detección de los rastros de oxigeno más antiguo jamas observados, detección de moléculas orgánicas en ambientes químicamente primitivos, detección de moléculas prebióticas alrededor de estrellas como el Sol, y otros avances científicos.
El descubrimiento preferido de Evanthia Hatziminaoglou, relacionado con su campo de especialización –que es el estudio de la galaxias activas– es “uno que aún no ha sucedido del todo”. Se trata de la primera imagen del agujero negro en el centro de la Vía Láctea.
“Por primera vez, en abril de 2017, ALMA formó parte del Event Horizon Telescope (EHT), una red de radiotelescopios repartidos por todo el planeta –afirma–. Aunque las primeras observaciones de SgrA* en el centro de nuestra galaxia se realizaron hace más de un año, los datos tomados con el Telescopio Polo Sur, miembro del EHT, solo llegaron a manos del consorcio EHT en diciembre de 2017. Junto con la inmensa complejidad de los datos, todo esto hace que aún no hayamos visto los resultados de este esfuerzo, ¡pero estoy segura de que serán espectaculares!”.