Tras haber trabajado en sectores muy diversos, desde la banca a la tecnología pasando por la energía, y en mercados internacionales como especialista en desarrollo de negocio, marketing, comunicación y ventas, María Urbano, originaria de Madrid, ha decidido ser emprendedora. Actualmente, es CEO de EvoEnzyme, una compañía biotecnológica que comercializa y diseña enzimas a medida.
Como desvela su nombre, la empresa trabaja con enzimas, es decir, con proteínas que sirven para acelerar la mayoría de las reacciones químicas. Sin embargo, para poder utilizarlas a nivel industrial, es necesario modificarlas genéticamente, según explica Urbano. Aquí entra en juego la tecnología de EvoEnzyme.
“Mediante una herramienta disruptiva y pionera llamada Evolución Dirigida, diseñamos enzimas robustas adaptadas a cualquier proceso industrial, como altas temperaturas, pHs ácidos, etc.”, afirma. Miguel Alcalde, investigador y también fundador de la startup, aportó esta tecnología a la empresa tras una estancia postdoctoral en el Instituto Tecnológico de California, junto con Frances Arnold, Premio Nobel de Química en 2018 por esta invención, y a su regreso a España abrió su propia línea de investigación.
La startup es una spin-off del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). De hecho, nació en enero de 2019 a raíz de unas patentes desarrolladas en la agencia estatal española por Alcalde. Cinco años después ha sido seleccionada por laAsociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) entre las 100 mejores startups del año 2023 ubicadas en sus 51 parques científicos y tecnológicos.
Las ventajas de la evolución dirigida
“La evolución dirigida réplica en laboratorio los procesos que ocurren en la naturaleza mediante la introducción aleatoria de mutaciones genéticas y la selección de las variantes más prometedoras”, explica Urbano. El objetivo es diseñar enzimas únicas y con diversos propósitos. Esta tecnología, además, funciona como una máquina del tiempo. “Acelera la escala temporal del proceso evolutivo, permitiendo lograr en semanas lo que en la naturaleza tomaría miles de millones de años. Este proceso, controlado por científicos, permite diseñar enzimas más resistentes y activas, incluso con funciones no presentes en la naturaleza”, destaca.
El mercado farmacéutico está experimentando un auge de estas proteínas para el diseño de nuevos medicamentos, que podrían llegar a sustituir progresivamente a los procesos químicos convencionales. De hecho, con su tecnología la startup pretende diseñar enzimas “a la carta” que se puedan implementar en la cadena de producción de medicamentos en cada momento, incluida la fase preclínica. “Muchos de nuestros clientes recurrentes son firmas farmacéuticas que requieren enzimas a medida para un proceso dado. Ahí es donde entran nuestras herramientas de diseño de proteínas”, asegura.
El mercado de enzimas es muy amplio, puesto que pueden aplicarse en diferentes sectores. Hasta ahora, la startup madrileña se ha focalizado en la salud y en el desarrollo de fármacos, con clientes como grandes farmacéuticas internacionales de EE UU, Alemania, Suecia, Suiza y Francia. Su tecnología también ha llegado a la industria química y medioambiental, de la mano de clientes como Repsol y a sectores relacionados con la degradación y valorización de plásticos, la industria cosmética, textil y agro.
Más allá de la farmacología
EvoEnzyme ha superado la frontera de la farmacología y en estos años su equipo ha participado también en consorcios europeos sobre energía, descontaminación ambiental y biomedicina. En este último campo, la startup lidera el proyecto de Horizonte Europa para fabricar vendas inteligentes que permitan monitorizar en tiempo real las infecciones. “Para ello estamos diseñando unas enzimas altamente resistentes y activas que embebidas en nanotubos de grafeno puedan actuar como biosensores de la infección”, detalla.
En el ámbito medioambiental, EvoEnzyme también juega un papel importante, ya que su tecnología contribuye a la degradación de los plásticos a través de estas proteínas evolucionadas. “En el proyecto europeo Bizente, hemos liderado el paquete de trabajo de diseño de enzimas para la degradación de plásticos composites termoestables. En otros proyectos nacionales, como el Revoluzion, hemos proporcionado enzimas para su testado en el proceso de manufactura del plástico”, resume. El objetivo es limitar el factor contaminante de estos materiales: por ello, pretenden incorporar enzimas como aditivo de los plásticos para que estos puedan degradarse en diferentes ambientes al final de su ciclo de vida útil
Un aprendizaje continuo
Lo que más ha motivado a Urbano a emprender ha sido el deseo de implementar un proyecto propio con total libertad y la necesidad de asumir nuevos retos, que tuvieran un impacto en el cuidado del planeta. También valora la oportunidad del aprendizaje continuo, en un sector donde el desconocimiento y las novedades están en cada esquina. “Siempre hay algo que no esperabas y muchas veces sobre lo que debes aprender. Es una oportunidad más para aprender y superarte”, asegura.
Sus pasos en el mundo empresarial han tenido sus frutos. De hecho, EvoEnzyme también destaca entre las 32 startups fundadas por mujeres. “Me hace mucha ilusión contribuir a que cada vez más mujeres nos atrevemos a liderar grandes proyectos”, confiesa. Si bien en su etapa como emprendedora no ha vivido una brecha de género, sí reconoce que en algunos sectores sigue existiendo. Para Urbano, el cambio de mentalidad de las empresas va de la mano con el cambio de la sociedad. “Cuando las tareas de conciliación vinculadas al cuidado de las personas no serán asumidas en su mayoría solo por las mujeres, también cambiará su papel en el mundo empresarial”, concluye.