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Pilar Ayuso

Evolución y retos del sector primario

Por Pilar Ayuso, miembro del Cuerpo Nacional de Ingenieros Agrónomos del Estado y consejera de OCU

“Sine agricultura nihil”

Sin agricultura, nada. Es el lema de los ingenieros agrónomos que refleja que desde que el hombre dejó de ser nómada y cazador, la agricultura es la actividad económica más antigua e imprescindible para la subsistencia humana. Lo dijo Marco Tulio Cicerón medio siglo a.C. en la antigua Roma: “Es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre”.

Los agricultores y ganaderos siempre cuidaron la tierra y sus animales con los conocimientos transmitidos de generación en generación y de sus propias experiencias, conscientes de que eran su patrimonio y modo de vida. Nunca fueron unos depredadores de la naturaleza como a veces pretenden presentarles los modernos ecologistas: han practicado la sostenibilidad con los medios de cada época.

Hoy han pasando a ser el eslabón más débil de la llamada cadena alimentaria a pesar o precisamente por enfrentarse a retos cada vez más complejos. Ocurre en todo el mundo, pero especialmente en la Unión Europea desde que la agricultura se convirtió en política común. Una Política Agraria Común mencionada en el Tratado de Roma de 1957 y establecida, como PAC, en 1962, cuando había escasez de alimentos por la guerra y se requería aumentar la productividad mediante mecanismos de sostenimiento de precios (OCMs) y de protección contra importaciones mediante aranceles.

El rápido éxito de esta política inicial propició, a principios de la década de los 80, la acumulación de excedentes internos y unas presiones presupuestarias que condujeron a reformas de mayor alcance en los sectores más caros, como el lácteo. A partir de 1988, se introdujo una pauta presupuestaria para el gasto en agricultura.

Luego vinieron las sucesivas Reformas entre las que destaca la 2014-2024 con la que la Comisión argumentó responder a las nuevas demandas de la sociedad sobre la PAC. Abordaba temas como el cambio climático, el uso sostenible de los recursos naturales, el bienestar animal y la seguridad alimentaria, ecologizando los pagos agrícolas con el llamado “greening” y aumentando el gasto en proyectos de desarrollo rural. Finalmente, a partir de 2019 la Comisión adopta la Estrategia sobre la Biodiversidad «de la granja a la mesa» y, como consecuencia, el Pacto Verde.

En consonancia con el Pacto Verde Europeo, ambas estrategias han propuesto acciones y compromisos tan ambiciosos y desproporcionados que la política agraria tiende a convertirse en política medioambiental sin tener en cuenta que Competitividad y Sostenibilidad deben ser sinérgicas y que no habrá sostenibilidad ambiental sin económica.

Como resultado, el sector primario se enfrenta al reto de ser más sostenible medioambientalmente siendo más competitivo económicamente y a problemas asociados como: el uso de insumos –por ejemplo, los fertilizantes y fitosanitarios–, así como la eficiencia energética, la calidad del suelo –frenando su degradación y procurando la sostenibilidad a largo plazo para los cultivos–, la contaminación atmosférica –controlando y reduciendo las emisiones de GEI–, el uso del agua y su contaminación –ligado al estrés hídrico que se provoca en las zonas donde escasea– y la protección de la biodiversidad –la agricultura se ha asociado a una disminución de especies de insectos y pájaros principalmente–. Todos estos retos y problemas se analizan en el Libro Blanco “Primero el Sector Primario”, editado por McDonald’s con la colaboración de entidades y empresas del sector.

Como decía antes, la agricultura y ganadería son el eslabón más débil de la cadena alimentaria, a saber: sector primario, sector transformador y distribución. Es el más débil no solo porque es el sector más peculiar y menos concentrado. No obstante, el proceso hacia una tecnología agraria tecnificada, eficiente y sostenible es imparable y la implicación de los otros eslabones de la cadena es necesaria y se está produciendo por parte de algunas empresas agroalimentarias.

En este sentido cabe destacar una vez más la contribución de McDonald's que, una vez analizada la situación, retos y carencias del sector primario, ha querido colaborar convocando unos importantes premios orientados al sector agrario para promover su modernización y desarrollo sostenible económico y medioambiental. Se trata de un primer premio de Innovación Social para proyectos que fomenten la igualdad y el empoderamiento en el sector agrario, incluyendo programas de capacitación y desarrollo profesional, iniciativas de conciliación laboral y familiar y tecnologías de digitalización para la inclusión social. Y un segundo premio de Innovación Ambiental para proyectos que promuevan la sostenibilidad en el sector agrario, como la agricultura regenerativa, prácticas sostenibles de manejo del agua, y el uso de energías renovables en la agricultura.

La colaboración e implicación de toda la cadena para hacer frente a los retos ambientales y de sostenibilidad y competitividad es muy importante y será enriquecedora. De ahí la importancia de animar a los profesionales del sector agrario a participar de la convocatoria.

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