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SOS Arctic 2022: la expedición que viajará con un trineo de viento impulsado por cometas

La expedición científica estará en Groenlandia unas cuatro semanas estudiando el cambio climático y la vida en otros planetas
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Anterior prototipo del trineo de viento del explorador Ramón Larramendi. (Imagen: Tierras Polares)

En 1999, el explorador polar Ramón Larramendi creó el primer prototipo del trineo de viento. Tras muchos viajes, modelos y cambios, su idea de hacer que el trineo fuera el medio de transporte para expediciones de científicos se fue haciendo realidad. Ahora, en 2022, la expedición SOS Arctic viajará por Groenlandia con un prototipo de más de 1.200 kilos tirado por un cometa de 240 metros cuadrados que consta de tres secciones inspiradas en las técnicas ancestrales inuit.

Lucía Hortal, jefa científica de la expedición, explica que esta iniciativa está organizada por el mismo Larramendi -dueño y creador del trineo polar, además del jefe de la expedición- y que el objetivo es estudiar el cambio climático, prever las transformaciones que puedan darse en los polos y disponer de información para poder diseñar las medidas de protección del Ártico y del resto del planeta.

Ella, por su parte, lo que hará será las medidas de climatología y las tomas de muestra que le han pedido los equipos científicos que, en parte, le han financiado el viaje. “Por un lado, llevaré muestras de hielo de varios metros de longitud que servirán para poner a punto un aparato llamado SOLID, una herramienta de exploración espacial para averiguar si hay vida en otros sitios del Sistema Solar, como los hielos de Marte. Por eso hay que hacerlo en ambientes similares, como el Polo Norte”.

Por otro, va a tomar muestras de aire, con unos colectores, para hacer una recogida de los microorganismos que pasen por allí. El objetivo de esto, subraya, es generar un mapa general global de estos microorganismos a lo largo del globo y ver su capacidad de dispersión y supervivencia. Es importante por su relación con el cambio climático y el deshielo, y ver si los microorganismos que estaban atrapados en el hielo puede volver al ecosistema de la Tierra.

Cómo llego a la expedición

La expedición SOS Arctic ya se encuentra en funcionamiento. De hecho, Larramendi está en camino hacia allí. El resto de integrantes saldrá hacia Groenlandia desde Dinamarca el 26 de abril. “Y, de esas cinco, cuatro saldremos de Barcelona un día antes”, especifica.  

Este trineo de viento será el que lleve a un mayor número de personas a bordo (seis) y consta de tres secciones instaladas en planchas que van unidas entre sí. “La parte trasera -ilustra la investigadora- tiene la tienda donde vivimos, dormimos, comemos. Luego está la parte central, con los suministros, los equipos y el equipo científico. Y, por último, la parte delantera, que es el pilotaje. Básicamente es como un catamarán sobre hielo”.

Pero ¿cómo ha llegado Lucía Hortal a SOS Arctic? “Cuando estaba terminando mi Trabajo de Fin de Máster, Larramendi vino a contar al centro donde yo estudiaba -y que también formaba parte de la investigación de las expediciones- el proyecto. Me interesó muchísimo y hace tres años y medio le pregunté qué tenía que hacer. El principal obstáculo era el dinero”.

Así que gracias a varios grupos de investigación que estaban interesados en que hicieran las tomas de muestra que va a hacer en Groenlandia, Hortal pudo conseguir sus patrocinadores: y he conseguido los patrocinadores: GMV, el Ayuntamiento de Tres Cantos -de donde es ella-, Amautas, el canal de divulgación ‘Mi Dieta Cojea’ y una campaña de crowdfunding en GoFundMe.

Sostenibilidad y expectativas

Hortal recuerda que SOS Arctic es la primera expedición polar alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), al mismo tiempo que es una iniciativa libre de emisiones. “El vehículo también es cero emisiones y los experimentos científicos son sostenibles. Como debe ser”, apunta.

Además de recordar que, al fin y al cabo, va en un medio de transporte que se mueve por viento –“más sostenible no puede ser”-, la investigadora asegura que es la primera vez que viaja a zonas con ambientes tan extremos, si bien cuenta con formación básica en alpinismo y supervivencia.

“A mí de momento no me ha dado tiempo a maravillarme mucho. Estoy al 99% preocupada por la ciencia que tengo que hacer, es mucha confianza la que han puesto en mí, es mucha responsabilidad”, confiesa.

“Eso sí, ya me han comentado los compañeros que ya han viajado que, en algún momento, algo no irá bien y que hay que improvisar. En ese sentido, espero que cuando pase algo, si pasa, lo pueda resolver bien y los experimentos queden de la mejor manera posible”.

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