"Proteger nuestro planeta es una obligación moral, humana y política urgente. Aquellos que actúen primero y más rápido serán los que aprovechen las oportunidades de la transición ecológica". Las palabras de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, son aplicables a cualquier sector, ya que como la propia mandataria ha expuesto en múltiples ocasiones, "es la tarea que define a nuestra generación". El sector alimentario sin duda está inmerso en este proceso.
Un grupo de expertos de ocho países de Europa –entre los que se incluye España bajo el liderazgo de AINIA– ha elaborado un informe en el que se reclama adoptar medidas para hacer frente a los retos provocados por el coronavirus. Preocupa especialmente la inseguridad alimentaria, relacionada con la complejidad y la urgencia de los problemas en la producción y el suministro de alimentos.
El informe, al que ha tenido acceso Innovaspain, se muestra especialmente crítico con la conformidad (e incluso pasividad) que algunos gobiernos –no revela nombres y apellidos– han mostrado durante la pandemia en torno a la política alimentaria y agrícola adoptada. "Desde los primeros días de la crisis, se ha extendido una extraña sensación de normalidad sin tener una idea clara de cuándo o cómo terminarán las repercusiones sanitarias, sociales y económicas. Pero ya se puede prever el impacto en el sector alimentario. El Programa Mundial de Alimentos estimó que hasta 130 millones de personas más en todo el mundo podrían al final de este año [en referencia a 2020] estar al borde de la inanición", avisan.
Para los expertos, la investigación y la innovación deberán catalizar los cambios en los sistemas alimentarios de todo el mundo, no solo de Europa. "Las propuestas recogidas en el informe serán la base para muchas innovaciones que desarrollarán las próximas investigaciones", asegura Begoña Ruiz, representante española del manifiesto y jefa del departamento de biotecnología de AINIA.
El informe pone de manifiesto la necesidad de un programa de investigación extenso para mejorar las dietas y la nutrición en toda la UE. Por ejemplo, comemos de 2,5 a 3 veces más carne que la recomendada por los dietistas, lo que tiene consecuencias en nuestra propia salud y la del planeta. Las razones son complejas, como reconoce Ruiz. "Una mezcla de estructura industrial, presiones sociales, desigualdades económicas y preferencias personales", desglosa la investigadora.
Tanto AINIA como el resto de centros participantes aseguran que la investigación y la innovación pueden ayudar a comprender las causas y guiar las acciones gubernamentales necesarias en la publicidad alimentaria, la educación, la política de competencia y las ayudas tecnológicas para mejorar la nutrición. "Especialmente, aquellas relacionadas con cómo lograr un sistema más seguro y justo mediante el uso de recursos naturales y sistemas de alimentación sostenibles", apunta Ruiz.
Potenciar la agroecología
El suministro circular de alimentos y recursos puede convertirse en realidad. Por ejemplo, las prácticas de despilfarro se pueden detener y desarrollar la circularidad en todos los productos desde el principio. El informe resalta especialmente la importancia de la I+D+i en el campo mediante el avance de la agroecología.
"Los gobiernos también deben actuar en esta línea con políticas más coherentes: el apoyo a innovaciones y redes prometedoras, mejorando la contabilidad e inversión de costes o facilitando más información para que los consumidores y productores rastreen las rutas de suministro", expresa una de las páginas.