Endesa, Gas Natural Fenosa, Iberdrola, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y el Colegio de Ingenieros del ICAI-ICADE Pontificia Comillas han realizado un debate organizado por la Real Academia de Ingeniería (RAI) en el que se ha hablado sobre los retos energéticos que tiene España por delante, además de un posible (y necesario) modelo energético sostenible que requiera de todas las tecnologías disponibles de nuestro país.
“Hasta abandonar definitivamente el carbón y el petróleo, es imprescindible la colaboración de todos: administraciones públicas, empresas y ciudadanos”. Esta es una de las premisas del debate, realizado hace una semana, en el que Alberto Amores, autor del reciente informe de Deloitte titulado Un modelo energético sostenible para España en 2050 ha declarado que prescindir prematuramente de ciertos combustibles (nuclear, carbón o gas) podría poner en riesgo la eficiencia económica durante el periodo de transición hacia un modelo energético sostenible, de aquí a 2030, así como la seguridad del suministro. La mayoría estuvo de acuerdo en que “España requerirá de todas las tecnologías y energías disponibles, en el periodo de transición hacia un modelo energético sostenible, de aquí a 2030”.
“El sector energético ha de cambiar de forma significativa en los próximos años si se quieren alcanzar cotas ambiciosas de descarbonizacion”, ha afirmado Carmen Becerril, representante de Acciona. La descarbonización se vincula al desarrollo de un modelo económico cuyo aspecto esencial es el uso eficiente de los recursos. “Todos los procesos y sectores económicos pueden y deben participar en este cambio de modelo para ganar en eficiencia, con la tecnología hoy disponible y con los nuevos desarrollos, que han de buscar prioritariamente este objetivo”. Pero, ¿cómo? Becerril ha propuesto poner precio al carbono, algo a lo que no están dispuestas las grandes entidades energéticas. Otras soluciones, propuestas por la Agencia Internacional de la Energía, serían: aumentar la eficiencia energética en el sector industrial, edificios y transporte; reducir progresivamente el uso de las plantas de carbón más antiguas; incrementar de forma significativa la inversión en energías renovables; hacer desaparecer progresivamente las subvenciones a los combustibles fósiles y reducir las emisiones de metano en los procesos de extracción de petróleo y gas.
Además, Raquel García Monzón, técnico de energía del programa de Clima y Energía de WW, ha recordado los impactos del cambio climático en el Mediterráneo, y en particular en nuestro país: sequía, incendios forestales, pérdida de biodiversidad y hábitats, extinción de especies emblemáticas en peligro como el lince ibérico, fenómenos meteorológicos extremos como lluvias torrenciales, inundaciones, derretimiento del hielo del Polo, con afecciones a la agricultura, los ríos, la costa, migraciones de población por el aumento de la temperatura global de la Tierra, y un largo etcétera. “Si no hacemos caso de las recomendaciones de la comunidad científica y el Panel del IPCC de que debemos mantener las emisiones por debajo del umbral del 1,5º C de aumento de la temperatura de la Tierra, los impactos serán de carácter irreversible”, ha asegurado.
En general, todos han coincidido en que hay que poner fuerza de voluntad para solucionar un gran problema que no solo afecta a España, sino a nuestro planeta. Electrificar todo, como han apuntado algunos expertos, se adivina improbable, y más teniendo en cuenta que el sector energético, en el año 2016, es responsable del 80% de las emisiones de CO2.