Trataban de generar ratones que desarrollaran cáncer de vejiga, pero lo resultados obtenidos les llevaron por otros derroteros. De hecho, los investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) hallaron procesos moleculares que han permitido dar con dos fármacos que, combinados, podrían ser eficaces contra el tipo más agresivo de mesotelioma.
Se trata de un cáncer producido por la exposición al amianto o asbesto, el cual se da sobre todo en los tejidos que recubren los pulmones (la pleura) y las vísceras abdominales (el peritoneo). hasta ahora las alteraciones moleculares que originan el mesotelioma eran muy poco conocidas y las opciones de tratamiento, escasas.
El trabajo, liderado por Paco Real, jefe del Grupo de Carcinogénesis Epitelial del CNIO, y Miriam Marqués, investigadora del mismo grupo, se publica en la revista Cancer Research. Tras aportar evidencias de la eficacia de los dos compuestos en ratones y en líneas celulares humanas, quieren iniciar ensayos en humanos “cuanto antes”, según afirma el científico.
Hallazgo inesperado
Para generar ratones que desarrollaran cáncer de vejiga, su objetivo inicial, intervinieron sobre dos conocidos genes supresores de tumores, Pten y Trp53. Para su sorpresa, los animales no desarrollaron cáncer de vejiga, sino mesotelioma sarcomatoide muy agresivo. Los autores creen que es posible que simplemente no hubiera tiempo para la aparición de tumores en la vejiga, dado el rápido desarrollo de mesoteliomas agresivos.
“Analizando muchos marcadores vimos que realmente no teníamos los tumores de vejiga, pero aún así nos parecía muy relevante el modelo porque activaba una serie de proteínas que nos parecían muy relevantes”, afirma Miriam Marqués en declaraciones a Innovaspain.
Buscando la causa molecular de esta agresividad, los autores hallaron una sobreactivación de las rutas de las proteínas MEK/ERK y PI3K a través de mecanismos novedosos que implican a una proteína de la familia de las GPCR. El bloqueo de estas rutas con fármacos inhibidores de MEK y PI3Kbeta logró, en efecto, reducir la proliferación y la capacidad invasiva de las células del mesotelioma en los ratones.
Compuestos ya en ensayo
El paso siguiente fue buscar fármacos contra esas proteínas que estuvieran siendo ensayados ya en pacientes. Los encontraron: se trata de los compuestos Selumetinib y AZD8186, que inhiben las quinasas MEK y PI3Kbeta, respectivamente.
“Seleccionamos fármacos que ya están en ensayo clínico para otros tumores, porque su toxicidad ya se conoce y eso facilita el que puedan hacerse ensayos clínicos”, dice Real. De hecho, tal y como apunta Marqués, “uno de ellos está en estado bastante avanzado y se va a probar ya para la neurofibromatosis”.
En otros tumores
Dado que los genes PTEN y TP53 participan en una amplia variedad de tumores humanos, y que las proteínas MEK y PIK3beta están sobreactivadas también en muchos otros tumores humanos, los hallazgos podrían tener relevancia más allá del mesotelioma maligno. Esta posibilidad está siendo analizada actualmente por Marqués y Real.
“Nuestro grupo trabaja sobre todo en vejiga y páncreas y estamos empezando a evaluar esta combinación de fármacos en tumores en estos órganos que pudieran tener características moleculares muy parecidas a los mesoteliomas que describimos –asegura la investigadora del CNIO–. Todavía los resultados son muy preliminares, pero tenemos bastante esperanza en ellos”.
Poco frecuente
En España se atribuye al mesotelioma la muerte de 5 personas por millón de habitantes, pero se espera que esta cifra aumente los próximos años –al igual que en el resto de Europa–. El tumor, reconocido como enfermedad profesional, aparece varias décadas después de la exposición al amianto, un material usado en España sobre todo en los años setenta y hasta su prohibición en 2001.
En términos relativos, no obstante, el mesotelioma sigue siendo un cáncer poco frecuente y por tanto difícil de estudiar en profundidad. El más agresivo de los mesoteliomas, que representa alrededor de una cuarta parte de los casos, es el de tipo sarcomatoide.
La supervivencia media de los pacientes con mesotelioma sarcomatoide que reciben los tratamientos disponibles actualmente es de entre 14 y 18 meses. Precisamente en este tumor se centra el trabajo que publica ahora el Grupo de Carcinogénesis Epitelial del CNIO.