De Upwood Quarry, en Oxfordshire, a las Bardenas Reales, en Navarra. Este proyecto recién culminado llamado Fastnav, liderado por GMV, ha recorrido muchos lugares antes de estar preparado para su primera vocación: explorar la Luna a velocidades nunca antes vistas. Y lo ha conseguido: al mejorar la conducción continua de su róver, han pasado de los actuales 0,13 metros por segundo a 1 m/s. No parece mucho, pero cuando se habla de rocas lunares, la cosa cambia.
Los róveres lunares rápidos, capaces de viajar largas distancias (más de 20 kilómetros) en un solo día lunar (alrededor de 14 días terrestres), son considerados “el próximo gran avance”, según GMV. Para ello, deben estar equipados con óptimas capacidades de navegación a bordo, incluida la competencia de evitar los obstáculos percibidos a su alrededor mientras viajan.
De ahí que Fastnav, buscando que sus róveres no se chocaran y se pararan cada dos por tres, haya mejorado el sistema de guiado, navegación y control -el tan famoso GNC-, basándose en un sistema de navegación visual. “La solución utiliza una combinación de visión artificial clásica e inteligencia artificial de última generación, para ayudar al róver a navegar de forma autónoma a través de una variedad de condiciones diferentes”, declaran desde GMV.
“Los avances logrados en este proyecto abren un amplio abanico de oportunidades tanto en investigación y desarrollo como en el ámbito comercial. Los resultados obtenidos no solo representan un progreso significativo en la exploración espacial y, específicamente, en la robótica espacial, sino que también permiten su aplicación en otros entornos exigentes, como la minería, las centrales nucleares o las operaciones de rescate, donde la autonomía es esencial”, explica uno de los portavoz de GMV en Reino Unido.
Pruebas en la Navarra más lunar
Para conseguir este aumento de velocidad del róver, GMV realizó pruebas en el lugar que encabezaba este texto: Upwood Quarry, en Oxfordshire, fue el lugar donde se evaluó la robustez del sistema, su eficacia, así como la eficiencia de la solución implementada en Fastnav. Allí fue donde la compañía se dio cuenta de que su sistema podría cubrir largas distancias “a altas velocidades”, y que era también “capaz de funcionar correctamente en escenarios complejos y condiciones desafiantes”.
Tras ello, llegaron las pruebas en España, concretamente este julio, en el Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Bardenas Reales, en Navarra, una región que funciona desde hace años como espacio análogo lunar. La dureza a la que se enfrentaría el róver podría ser parecida a la de este parque natural.
Así que allí fue donde hicieron que esas pruebas se centraran en: “Determinar la eficiencia y precisión del sistema de guiado, la robustez del chasis y las suspensiones, así como la capacidad del vehículo de realizar travesías rápidas en modo autónomo, en diversos terrenos con diferentes densidades de obstáculos”.
En ambas pruebas, Fastnav ha sido un éxito: “Desde el punto de vista de ingeniería, el proyecto se ha enfrentado al desafío principal de desarrollar un sistema autónomo de control y navegación suficientemente eficiente como para poder reaccionar ante los obstáculos que aparecen en el camino, cambiando la trayectoria cuando sea preciso sin tener que detenerse”. Su próximo paso: explorar, ahora sí, la Luna a velocidades nunca antes vistas.