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La inmortalidad de la innovación

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Conocer y seguir a diversos artistas, sea cual sea su ocupación, es una forma de conocer lo que significa la palabra innovación, palabra relativamente moderna generada en el campo de la economía de forma más o menos oficial, pero que nos da pie a remontarnos en el tiempo y abordar la relación existente de este concepto con otras actividades, el arte entre ellas. 

El reciente fallecimiento del gran Fernando Botero me ha llevado a recordar las conversaciones sobre el tema mantenidas en su estudio de París, y posteriormente en Madrid, con motivo de la gran exposición al aire libre celebrada en el Paseo de Recoletos y Cibeles, como responsable de su organización y montaje en representación de Caja de Madrid, institución que la patrocinó.

La peculiaridad de la pintura y escultura de Botero siempre me llevó a preguntarle el porqué de su rompedora estética y la contestación siempre fue la misma; es decir, explicando la peculiaridad de los artistas creativos, su personalidad. Es verdad. Todos los artistas de éxito y reconocidos mundialmente como ejemplos del concepto arte tienen, porque su obra sigue existiendo, la virtud de aportar nuevas técnicas o nuevas formas en el caso de la pintura. Esos cambios, me explicaba, exigen un proceso de estudio, investigación y desarrollo que afectaba a todo el conjunto de elementos que intervienen, en este caso, en la pintura.

En aquel primer encuentro en su estudio de París empezaba a trabajar sobre superficie de papel y ya había desarrollado a la escultura, primero en volúmenes pequeños y después voluminosos (“La mujer del espejo” que regaló a Madrid pesa una tonelada) en su taller de la Toscana italiana. Todo un proceso de estudio que requirió, no solo pensar en la imagen a esculpir o pintar, sino un desarrollo de técnicas nuevas.

En el catálogo que hicimos de la exposición escribió Francisco Ayala, miembro de la Real Academia de la Lengua, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Premio Cervantes y Premio Nacional de Narrativa, y atribuyó al pintor colombiano esa categoría que se ganan los grandes artistas por su originalidad,  trabajo y conocimiento. “El creador artístico no opera en el vacío, sino dentro de una cultura preexistente, incorporando su propia innovación al cuerpo de los valores preestablecidos, y es en diálogo activo con la tradición de su arte como podrán establecer su personalidad única”, escribió.

Esto es lo que le da al arte su relación con la innovación como proceso de investigación, desarrollo y éxito. En consecuencia, no sólo se puede hablar de la inmortalidad del arte, sino también de la inmortalidad de la innovación como un proceso que ha desarrollado la especie humana, tanto en grupo como individualmente. 

La innovación no surge como las setas. Surge por la curiosidad, la idea, el estudio, la investigación y el desarrollo de la misma, sea cual sea la materia que abordemos. Darle la categoría de inmortal es importante y consecuente y quizás es precisamente el arte la actividad que le da esa categoría. Alguien fue el primero al que se le ocurrió pintar en las paredes de su cueva o esculpir en una piedra y eso necesitó de reflexionar y probar utensilios o productos que se adaptaran a la superficie elegida. Todo un proceso social que llega hasta nuestros días y que desde Innovaspain nosotros seguiremos contando. 

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