El Green Deal de la Comisión Europea pretende convertir a Europa en la gran referencia verde a escala global. Un hito histórico por el calado de las decisiones adoptadas, por la cuantía de las ayudas y por la exigencia que entraña la concesión de las mismas, sólo al alcance de proyectos capaces de demostrar recorrido y verdaderos efectos en materia de sostenibilidad, economía circular o lucha contra el cambio climático. Ante este panorama, ¿cuál es el papel de la investigación? Así titulaba el CSIC un encuentro virtual en el que participaron los investigadores Fernando Valladares, Maria Cruz Alonso, Xavier Querol e Isabel Medina.
Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid, Fernando Valladares es profesor de investigación del CSIC, donde dirije el grupo de Ecologia y Cambio Global en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), y profesor asociado de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Autor de un buen número artículos científicos , plasma sus opiniones sobre ciencia en el Blog Ciencia crítica.
Valladares aseguraba que en su grupo de investigación están muy alineados con el Green Deal. “Una estrategia que apueste por la biodiversidad es clave para nuestro futuro. El sistema socio económico no funciona y el cambio tiene que ser verde. Los 1.000 millones del pacto no podían llegar en mejor momento”. “Habrá que pelear las ayudas con proyectos muy competitivos”, añadía el investigador, para quien el plan europeo ofrece un buen punto de partida. “Es un marco conceptual integrador para situar nuestras investigaciones en un contexto”.
Con el objetivo de llevar a buen puerto el giro estratégico de Europa, Fernando Valladares cree que la ciencia tiene mucho que decir. “Invertir en Naturaleza es bueno, pero no siempre se sabe cómo hacerlo de manera óptima. Plantar muchos árboles no garantiza la formación de un bosque. Hay mucho que investigar para valorizar las inversiones”.
Los efectos del coronavirus
El Green Deal ve la luz en plena pandemia. Es un momento de emergencia máxima que ha tenido algunos destellos. Es el caso del nacimiento de una percepción generalizada que reconoce la relevancia de la ciencia y la tecnología para poder avanzar. “Por primera vez se han tomado decisiones políticas con una comisión técnica en tiempo real. Podría haberse hecho mejor, pero es una prueba de fuego en la conexión entre ciencia y toma de decisiones”.
Políticos y científicos comparten áreas amplias en la gestión de la crisis provocada por el SARS-CoV-2. “Nos hacen caso, pero podrían hacernos mucho más”, apuntaba Fernando Valladares. “Tampoco queremos ser los únicos que hablemos del tema. Hemos de ser prudentes con el lenguaje y dejar claro que la ciencia no va a resolverlo todo. Desde que comenzó la pandemia, el pensamiento científico ayuda a gestionar la incertidumbre”.
Por la parte que les toca, Valladares opina que los investigadores tienen que mejorar sus capacidades divulgativas. “Convendría además una mayor participación en paneles multidisciplinares e integrar las muchas perspectivas que hay tras una decisión política. Lo estamos aprendiendo a marchas aceleradas”.
La Naturaleza avisa
“La biodiversidad es tan sensible como imprescindible”. Sin abandonar el escenario COVID-19, Fernando Valladares recordaba que la biodiversidad es la actriz principal del funcionamiento de los ecosistemas. “Hay un millón de especies amenazadas. Otras muchas ya las hemos perdido, y sin ellas, muchas funciones que ahora echamos de menos. Pocos pensaron que la biodiversidad previene pandemias”.
El nuevo coronavirus ha alterado de modo trasversal los cimientos y lo planteado por los ODS de la ONU y también el Green Deal introduciendo esta protección hasta ahora marginada. “La biodiversidad es un filtro natural, la barrera que nos salva de cantidad de patógenos. Hay que conservarla porque es la ‘madre’ de muchas funciones”.
Valladares incluía en la ecuación la conocida como Segunda Naturaleza. “Levanto una lanza a favor de la naturaleza de las ciudades. Se rige por los mismos principios ecológicos que los ecosistemas prístinos y, además, es la más útil para el ser humano, que de manera creciente habita núcleos urbanos”. Y lanzaba un dato: “La vida de las personas se prolonga 2-3 años sólo por tener una zona verde en un radio de 500 metros”.
Economía Circular
La economía circular es otro de los elementos imprescindibles en las líneas maestras del pacto verde. Valladares admitía la conveniencia de optimizar y valorizar los recursos, pero añadía que, hasta el momento, la compleja aplicación de estos modelos no se ha entendido como un proceso gradual. Para huir del habitual cortoplacismo, el investigador del MNCN-CSIC llama a multiplicar los ejemplos que demuestren que la inversión en naturaleza nunca es un gasto.
“Es probable que la rentabilidad del dinero que invirtamos la veamos dentro de una, dos o tres décadas. El homo sapiens sapiens 2.0 tiene que ir a la contra de su propia biología, que es acaparadora. En este cambio tenemos que contar con sociólogos, psicólogos, antropólogos además de con economistas y tecnólogos ad hoc”.
Esta mentalidad renovada, protagonizada por una actitud de refreno, nos llevará, según Valladares, “a vivir más tiempo y mejor; incluso a ganar más dinero. Por ejemplo, lo invertido para conservar un espacio protegido retorna multiplicado por mil en salud mental para sus visitantes”.
El papel (y la responsabilidad) de los ciudadanos
Fernando Valladares anunció durante el encuentro que el MNCN-CSIC forma parte la puesta en marcha de una asamblea ciudadana cuya influencia se deje notar en la gestión de la emergencia climática. “Es un tema que se paró con la pandemia y que el Gobierno ha recuperado ahora. Necesitamos mecanismos paralelos a los tradicionales e implicar más al ciudadano”.
A su juicio, la COP-25 “demostró que la gente tiene la capacidad de empujar a la toma de decisiones más valientes. Los políticos no fueron ‘diseñados’ para esa valentía que supone, quizás, la pérdida de votos. Y los ciudadanos no sabemos que por el hecho de tener un DNI podemos ejercer ese papel”.
Con todo, es optimista con el futuro más inmediato y con los efectos que puede tener el Gren Deal. “La clave del éxito estará en la eficiencia con la que los fondos den lugar a una mayor implicación público-privada en forma de inversión. El dinero tiene que ponerse a funcionar y los científicos podemos ayudar a afinar el tiro. Se pueden hacer bastantes cosas”, afirmaba.
Para el investigador del MNCN-CSIC, las bazas a favor del pacto tienen que ver con la ambición constatada y el consenso social. “Muchas de sus propuestas no vienen ni de la izquierda ni de la derecha. Ahora hay que ir a la concreción. El Green Deal no nos hará perder competitividad, pero sí tendremos que cambiar la forma de hacer muchas cosas. Los científicos científico estamos acostumbrados al learning by doing por defecto. Confío en que la gente esté preparada para una adaptación dinámica”, concluía.