Ferrán Lalueza aclara, ante todo, que el metaverso aún no existe “como tal”. Y sabe bien de lo que habla este experto en redes sociales: vaticinó hace unos años la explosión de TikTok como plataforma de contenido que iba a triunfar. Pero es que también auguró la muerte de Facebook. Y aunque fue un pronóstico equivocado, el tiro no iba mal encaminado. “Lo único que me salvó es que cambió su nombre a Meta”, se toma un humor.
“Para mí el metaverso a día de hoy no existe”. El oráculo de las redes sociales es, desde 1999, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Con todo ese bagaje pronostica que este entorno “va a ser una nueva generación de internet que lo va a engullir todo”. Y todo, añade, “significa también las redes sociales”.
Tampoco es una apuesta arriesgada. Como explica, las redes sociales “por su propia naturaleza tecnológica”, van a estar “en primera línea” en el salto al metaverso. De tal forma que no se puede negar que llegará en algún momento esa nueva era del internet, tampoco debería olvidarse que hay que recibirla con precaución.
“Hay que tener en cuenta que todos los aspectos negativos que hemos estudiado en las redes sociales se pueden ver multiplicados de manera exponencial por esas mismas características: más inmersivo, más adictivo y proclive a que aquellas cosas que nos pueden perjudicar lo hagan de una manera mucho más intensa”, advierte.
“Solo acabamos aprendiendo aquello que nos emociona”
La educación no quedará al margen del metaverso porque este entorno permitirá acercar nuevas maneras de enseñar a los nativos digitales. “Cada vez hay más evidencias de que solo acabamos aprendiendo aquello que nos emociona”, concluye Lalueza. Si el fin de la enseñanza se centra en conseguir generar esas sensaciones a través de interacciones personales, cree que “será mucho más fácil” lograrlo en el metaverso.
Donde, por cierto, el conocimiento se coproducirá, aclara. Y se compartirá desde cualquier lugar en cualquier momento. “Pero al mismo tiempo esa sensación de están aquí, los estoy viendo y podemos interactuar no se ha perdido, sino que se ve potenciada”, opina. Así, si se cumple esa visión, se salvaría el escollo de una falta de “sincronía en tiempo real” presente en la actualidad en la docencia virtual.
En lo que atañe a las redes sociales y su aspecto educativo, moderó el pasado abril una mesa redonda que exponía las bondades de TikTok en materia educativa. Posteriormente, durante la entrevista que mantuvo con Innovaspain, precisó que, al final, cada red social tiene su esencia. Pero todas acaban confluyendo y siendo copiadas unas entre otras. “Porque lo que funciona por una, al final es clonado en las demás”, agrega.
Esa es la razón por la que Lalueza no habla de redes sociales buenas para unas cosas y para otras. Prefiere centrarse en las personas que utilizan esas plataformas “donde se quiere aportar ese conocimiento”. Es el quid de las redes sociales: ir donde ya está el público que se busca para crear esa conexión. “Para mí una clave de las redes sociales es saber a quién quiero llegar y saber dónde está ese público ideal”, continúa.
“La red social que lo petará en el futuro todavía no existe”
Si el profesor de la UOC tuviese que rellenar una quiniela, la de hoy no contemplaría ninguna red social aún en ciernes. Lo único que se aventura a anticipar Lalueza es que, sea la que sea, “tendrá alguna conexión con el metaverso”.
Por el momento, destaca las cualidades de TikTok. Cree que esta plataforma se está gestionando “muy bien” orientándose hacia el aprendizaje. Y, por lo que señala, ha sabido entender a esta nueva generación. Mediante la brevedad, el componente musical, y la parte audiovisual, ha sabido llevarse el gato al agua. “La experiencia de redes sociales es que aquellas que triunfan son aquellas que captan a los más jóvenes”, recuerda.
En cambio, Clubhouse, la app de audio que tuvo su auge apenas comenzó la pandemia, “fue una sorpresa”. Todas las teorías del experto sobre el éxito o no se basan en el mencionado formato audiovisual. Esta aplicación, solo de audio, se saltó las reglas. Pero “todo ha vuelto a su cauce”.
“No tener competencias digitales equivaldría a ser analfabeto hace cien años”
Todo lo anterior evidencia la necesidad de normalizar la evaluación de las competencias digitales en la educación. El docente lo resume en que no tenerlas hoy “equivaldría a ser analfabeto hace 100 años”. Pero aún no existe una asignatura básica, como podrían ser Lengua o Matemáticas, que enseñe competencias digitales.
Si se tiene en cuenta el momento actual, Lalueza considera que esta materia “es muy necesaria por las brechas que hay”. Se refiere a las etarias, socioeconómicas o geopolíticas, entre otras, que pueden agravar la brecha digital.
Aunque no todo será un camino fácil. Prevé que pueda encontrar “cierta resistencia” que ralentice su consolidación. “Lo que es evidente es que hoy en día no tener esas competencias digitales es un hándicap muy importante para cualquier persona. Afortunadamente, el sistema educativo a todos los niveles ya toma conciencia de ello y está incorporando algunos elementos para buscar una solución a esa necesidad”, finaliza.