La crisis provocada por el COVID-19 ha quedado patente que “la existencia de la agricultura es esencial para alimentar a toda la población”, afirman desde la Fundación Global Nature (FGN). Pero, por eso mismo, hay que protegerla, preservarla y cuidar que no se dañen los cultivos. Tras esta afirmación se encuentra la ‘Guía para la gestión de los residuos agrarios’, presentada ayer y realizada en colaboración con Sigfito.
Básicamente, lo que pretenden con este informe es que cualquier agricultor o ganadero “sepa qué hacer con un residuo que tiene en sus manos, y asegurarnos de que el procedimiento que seguirá se ajusta a la normativa actual, minimizándose de este modo los impactos sobre su salud, el medio natural y sobre su propia explotación que es la base de su negocio”.
Asimismo, esta guía pretende servir como una llamada de atención que traiga una solución normativa que ayude a gestionar esta problemática. Y es que, como aseguran desde FGN, el problema de los residuos agrarios no es nuevo, y a pesar de ello, “no existe ningún documento en España que permita a cualquier agricultor o ganadero tener la información suficiente para poder entender la variedad de residuos que existe y cómo debe gestionarlos adecuadamente”.
Los residuos agrarios que se generan en España
Pero ¿cuántos residuos agrarios se generan en España? Desde la FGN reiteran: no existen datos de cuántos residuos se generan en el campo. “De hecho, en España no tenemos registros de ningún tipo, ni por generación, ni por tipologías, ni por zonas”.
La única referencia que hay en España es del Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2003, donde, excluyendo los orgánicos y veterinarios, estimaba una cifra de unas 600.000 toneladas de residuos agrarios al año.
Por otro lado, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en su estudio ‘Producción y Consumo Sostenible: residuos agrarios’ de 2012, cita una estimación independiente realizada en el año 2007, que habla de “343 millones de toneladas los residuos generados en el sector”, aunque esta vez se incluían los residuos orgánicos.
“Estamos lejos de países como Francia, que desde hace algo más de una década han sistematizado su cuantificación”, indican desde la FGN. Esto, entre otras cosas, les ha permitido conocer tanto su punto de partida como fijarse objetivos a medio plazo, y lograr en 10 años pasar de un 49% a un 70% de sus residuos agrarios recogidos. “Sin una información periódica es literalmente imposible plantearse metas de este tipo”.
¿Qué hacer?
Desde la FGN indican que, a lo peculiares que son los residuos en este ámbito, hay que sumar “su elevado potencial para causar impactos ambientales, la complejidad de la normativa actual, la falta actual de sistemas de valorización para algunos residuos... la solución no es sencilla y requiere la coordinación de los diferentes actores sociales implicados”.
Por ello, las principales claves para lograr una mejor gestión de los residuos agrarios deben pasar por: en primer lugar, una metodología nacional que permita realizar una cuantificación periódica de los residuos agrarios, y que suponga la información de base para una planificación armonizada para todo el territorio. En segundo lugar, un sistema que permita tener la trazabilidad de los residuos, y comprender dónde se generan, dónde se localizan los impactos potenciales y qué tipo de mecanismos hay que activar para evitarlos (información, formación, procedimientos legales, etcétera).
Tercero, llevar a cabo una estrategia nacional que no solo aborde la gestión de los residuos, sino que plantee como un objetivo prioritario la disminución de residuos en origen, involucrando especialmente a los fabricantes de insumos agrarios tanto en la reducción de residuos como en su corresponsabilidad
En cuarto lugar, un mayor esfuerzo en formación al sector, ya que al fin y al cabo buena parte de la responsabilidad recae sobre ellos. Los sistemas más exitosos a nivel europeo llevan aparejadas inversiones muy significativas en formación y publicidad. Y, por último, una simplificación de la normativa para facilitar la gestión de los residuos agrarios